Desde el año 1953, cada 27 de enero cercano a las 12 de la noche ocurre algo bello. Se ilumina con antorchas la calle San Lázaro, desde la escalinata de la Universidad de La Habana hasta la Fragua martiana. Un desfile de jóvenes con antorchas en los brazos caminan para esperar el cumpleaños de José Martí, Héroe Nacional de Cuba, intelectual profundo, estratega, fecundo escritor, un hombre de elevadísima espiritualidad.
De Martí se habla mucho, casi siempre desde la superficie. Lleva tiempo y estudios entender su palabra que, incluso en nuestros días, resulta compleja porque Martí fue un hombre extremadamente culto y así es su literatura.
Pero a mí me sorprende mucho Martí como ser humano, como persona de carne y hueso. En primer lugar me pregunto cómo pudo ser tan prolífico. Vivió solo 42 años –algunos menos de los que tengo yo ahora–, en el siglo XIX, sin Internet, sin aviones, sin computadoras… Recorrió cerca de una decena de países, conocía seis idiomas: fue escritor, poeta, maestro, periodista, filólogo, lingüista, traductor, dibujante… Escribió acerca de casi todos los temas imaginables con una profundidad que asusta (a golpe de pluma y tinta), y tuvo tiempo para organizar la segunda guerra de independencia de su país, para fundar, para ser precursor y guía (mucho más allá de su tiempo), para fomentar amistades sinceras, y para enamorarse.
También me sorprende cómo Martí podía comunicarse con personas tan diferentes, convencer, negociar, persuadir… Lo imagino dando discursos a todo tipo de personas, más y menos cultos… Imagino a aquel hombre pequeño y delgado, de voz suave, poniendo de acuerdo a potentes generales y organizando con ellos –que ya llevaban muchos años en los avatares de la guerra–, la lucha por la independencia y la construcción de una República nueva.
No soy un especialista, por eso no me gusta citar a Martí, porque una frase puede servir incluso para propósitos antagónicos si se saca de contexto. Pero me permito citar uno de sus discursos, lleno de alma y frases hermosas; lo pronunció en 1891, en Tampa. “Se dice cubano, y una dulzura como de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas, y se abre sola la caja de nuestros ahorros, y nos apretamos para hacer un puesto más en la mesa, y echa las alas el corazón enamorado para amparar al que nació en la misma tierra que nosotros, aunque el pecado lo trastorne, o la ignorancia lo extravíe, o la ira lo enfurezca, o lo ensangriente el crimen”.
Este discurso termina con una frase estremecedora: “Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: Con todos, y para el bien de todos”… Así me gusta pensar a mi Patria.
Absolutamente
Genial Hugo así se habla de nuestro apóstol,el mas grande cubano de la existencia q el Universo este contigo
En el listado de paises donde enviar una suscripcion no aparece Cuba. No me sorprenderia de cualquier publicacion pero me resulta inconcebible para esta. Pregunto, es posible hacer una suscripcion a la revista para ser entregada a alguien en Cuba? Como? Perdon por el off topic, pero no encontre otro lugar donde dejar el comentario. Gracias
bárbaro este artículo !! .. no soporto la idealización que se hace con los mártires de Cuba. Ningún ser humano es perfecto y los héroes cubanos tampoco lo son. Cuando leo a martí siento que no estoy a su nivel (ni estaré … jejeje) pero pasajes como este que has citado me han estremecido mucho … !!!!
Recuerdo a José Martí como el gran poeta su frases son un ejemplo de inspiración y visión caminemos juntos cubanos
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