Antuan es un muy buen amigo, exitoso y conocido hombre de negocios y de la política. Parece tenerlo todo, menos Cuba. Es hijo de exiliados, de esos que se dejaron consumir por el odio, rencores y deseos de venganza… Esos que solían padecer de un eterno soplo en el corazón, pero con estos nuevos aires se les ablanda el alma y van sintiendo la cura.
Antuan teme defraudar a su padre, Norberto. Lleva años disfrazando su curiosidad por Cuba, pero lo convenció de regresar a la Isla. Norberto y su esposa se “fueron” de Cuba precipitadamente en mayo del 62, Antuan tenía un año y fue lo único que llevaron sus padres consigo.
Viajo con Antuan y Norberto en el mismo vuelo chárter rumbo a Cuba, a pesar de que el último no tiene buena opinión de mí. La esposa de Norberto, madre de Antuan, no viene a bordo, no confía.
“Yo pensaba que tú eras comunista”, me dice Norberto… “Por ahí dicen que eres un agente castrista”, continúa. “Sí, eso dicen”, me río. “¿Por qué te ríes?”, dice serio, con cara de enjuiciador. “Que ironía, algunos del lado de allá piensan lo contrario, me vinculan con los de acá”.
Norberto habla de que es difícil olvidar la Historia, las víctimas, lo que “hemos pasado”. Mi amigo Antuan se preocupa y trata de desviar la atención. Yo me río. Norberto insiste, y reclama: “¿Ahora te burlas?”.
“No, no me burlo, comprendo, disculpe, es que parece que se han puesto de acuerdo en las dos orillas, casi dicen lo mismo. No parece haber espacio para una voz intermedia, moderada y acorde con los momentos de diálogo que vivimos”.
Le digo que no se trata de borrar la Historia, pero que soy de la opinión de que la Historia se hace, se escribe y suscribe desde el presente. Comprendo que el cambio provoca resistencia, y la resistencia estimula la paranoia, contribuye a los apuntes de dedo, ataques personales, boicots. Pero es normal, supongo, es un proceso evolutivo. No juzgo.
“Pero aún no respondes mi pregunta, ¿eres comunista?”. “No, no lo soy”, le respondo. “Entonces, ¿quiere decir que no eres un agente?”, comenta más relajado y continúa: “No, quiere decir que la gente no es tonta, ya no es tan fácil engañar”.
“Mire Norberto”, interrumpo, “no hay nubes ni niebla, se ve radiante la costa”. Norberto se asoma, se empina, se tuerce, se enrojece, se ahogan sus ojos en la bahía de Matanzas. Le agarra la mano a Antuan y casi grita: “Mira Antuan, ahí, ¡Cuba!”.
Pasaràn muchos años para que una buena parte de los cubanos lleguen a tener una posiciòn o criterios moderados cuando se hable de polìtica y de su historia. Sr. Hugo, es exactamente como le ha ocurrido a usted, existen extremos enjuiciadores que no aceptan que se piense equilibradamente. Los daños y perjuicios existieron y aùn existen, no se deben olvidar, pero debemos hacer una pausa en el camino y proponernos realmente modificar la manera de pensar de los cubanos si vemos a otro de nuestra misma tierra intentando reconocer los aspectos buenos o positivos que tienen ambas sociedades.
El señor Cancio no es comunista si han recuerdo en una entrevista concedida a un canal local de Miami donde confesó q en Cuba existía una dictadura. Quizás él no se acuerda de dicha entrevista
Hugo compadre entiendo su punto de vista e incluso estoy de acuerdo con usted, pero hombre!! Con tantas fotos bellas de la bahía de Matanzas que hay en internet, usted viene a poner esa que nada tiene que ver con esa maravilla natural. Lo digo con conocimiento de causa pues nací y viví durante 30 años en esa gran ciudad y al lado de su hermosa bahía. Saludos desde Friolandia.
Y así hay muchos viejos cubanos que salieron con sus hijos chiquitos. Yo soy una de ellas que pronto dire…Mira, mira hay, Cuba!! El llamado del corazón!!
Sirvió !!!
Que difícil es que nos acepten a nosotros los que vivimos ahí en medio de los extremos
Sí, una buena crónica
Muy lindo este artículo de Hugo Cancio, me preocupa el hecho que todavía ,aún con las nuevas corrientes de cambio y de relaciones, existe y perdura un odio alimentado por los medios de difusión ,sobre todo de la Florida, es una mezcla de ignorancia, odio e incompetencia que hace mucho daño aún al cubano de a pie, que lo que quieren es ver la mejoría en la economía y poder vivir mejor. Claro que el llamado de la tierra es algo bien hermoso y nadie se debiera perder esa oportunidad de darle un segundo chance a los eventos del cual nunca estuvieron de acuerdo.
Anabel, pregúntese también por que la UPEC no quiere que los periodistas oficiales cubanos partícipen en este blog. Entonces podrá distribuir ese odio que Usted menciona a ambos lados del estrecho.
Nuestras diferencias y odios es lo que se debe acabar y prevalecer el buen juicio.tampoco es fácil olvidar los hechos y la historias que algunas familias han vivido..Dejemos la política a los políticos y seamos los ciudadanos de aquí y de allá cubanos todos una familia,con diferencias y respeto eso si.
…de esos que se dejaron consumir por el odio, rencores y deseos de venganza… Hugo: Por favor, no le eche leña al fuego. Nos guste o no, son víctimas.
Cuba conmina, anima, seduce… es la Patria, el amado trozo de tierra de quienes nacimos ahí, y emociona verla, mucho más desde el aire, a los de aquí, allá y acullá, a pesar de los odios y las malditas circunstancias, linda crónica!!!
Muy bueno y es verdad, esa no es la bahia de Matanzas, no me la cambien.
Es imposible olvidar esa tierra cuando se ha vivido la mayor parte de una vida en ella y en Matanzas