Tres años del Fondo Noruego para el Cine Cubano

Fotograma de "El techo", de Patricia Ramos, una de las películas premiadas en las convocatorias del Fondo noruego para el cine cubano.

Fotograma de "El techo", de Patricia Ramos, una de las películas premiadas en las convocatorias del Fondo noruego para el cine cubano.

El Fondo Noruego para el Cine Cubano es la iniciativa financiera que con más consistencia ha apoyado la producción audiovisual cubana independiente de los últimos tres años. Desde su creación en 2014, las contribuciones monetarias que aporta a los realizadores nacionales, han permitido la terminación de 44 cortometrajes y largos de ficción, documental y animación, que se encontraban en fases de producción o posproducción.

Este Fondo es una iniciativa de la Real Embajada de Noruega en Cuba y pretende, sobre todo, auxiliar a los realizadores de hasta 35 años. Por esa razón, en sus bases se especifica que pueden participar de la convocatoria todos los directores y productores cubanos, aunque la mitad del monto económico de este se destina a los de menor edad. Entre sus objetivos se mencionan, por tanto, fomentar el desarrollo de nuevos realizadores, fortalecer el sector cinematográfico nacional como expresión cultural, promoviendo la diversidad e integridad artística de la escena audiovisual, así como impulsar la creatividad e innovación.

Los proyectos favorecidos por el Fondo deben ser terminados dentro de los siguientes ocho meses posteriores al otorgamiento de los aportes financieros, que oscilan entre quinientos y cinco mil CUC para cada uno de los seleccionados. Su Comité de Selección escoge entre 15 y 25 finalistas por año.

Pero, ¿cómo se origina esta iniciativa? ¿Por qué la Embajada de Noruega en Cuba está detrás de este Fondo?

Mona Frøystad, Primera Secretaria de la Real Embajada de Noruega en Cuba, explica que, durante la residencia del anterior embajador, Sr. John Petter Opdahl, la embajada comenzó a trabajar mucho más sobre asuntos culturales. En ese período, al crearse un fondo para el apoyo de actividades culturales, les resultó curiosa la enorme cantidad de proyectos recibidos de índole visual. La embajada acogió cada año más solicitudes de realizadores, y sentía que una colaboración con profesionales en este sector era necesaria para evaluar bien los proyectos, por lo que se puso en contacto con la Muestra Joven.

De ahí que se concentraran en la tarea de crear un fondo con la meta de fortalecer el sector audiovisual, favoreciendo la posibilidad de la expresión artística, atendiendo con especial énfasis el cine producido por los jóvenes, quienes encuentran más dificultades para sacar adelante sus proyectos.

Yumey Besú Payo, quien trabajaba como productor general de la Muestra Joven ICAIC hasta que pasara a estar a cargo de Relaciones públicas y marketing del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, estuvo vinculado al nacimiento del Fondo. Según refiere, en 2014 se hace el ofrecimiento para la creación de un fondo conjunto, dirigido a apoyar los cortometrajes de jóvenes realizadores, que estuvieran en fase de desarrollo avanzado.

La primera reunión para discutir la idea se produjo el 18 de febrero de 2014. Al mes siguiente, un proyecto escrito proponiendo la puesta en funcionamiento de la iniciativa estuvo en manos de la presidencia del ICAIC, quien manifestó su beneplácito. A la altura de mayo se hizo necesaria la firma de un convenio mutuo, bajo los criterios de que la Muestra Joven conformaría el Comité de Selección, sin la intervención de la Embajada.

Pero entonces surgió un inconveniente: como el Ministerio de Cultura exigía que el ICAIC fungiera como intermediario en el pago de las sumas monetarias a cada director/productor beneficado y este organismo no está facultado para adjudicar directamente a personas naturales montos en CUC, se solicitó que esto se resolviera a través de transacciones bancarias. Pero la Embajada de Noruega no tiene forma técnica –debido a la prohibición existente en el sistema bancario cubano– de hacer depósitos de este tipo a individuos.

Por ello, a la altura del verano de 2014 se consultó al Ministerio de Cultura solicitándole la resolución del problema. El ICAIC consideró que sin la autorización respectiva no podía firmar el convenio. Al no obtener respuesta de la instancia ministerial a la altura de octubre, y ante la inminencia del cierre del año fiscal –que supondría la pérdida de los fondos ya otorgados a la Embajada para ese periodo–, esta decidió librar la convocatoria como un fondo propio. De manera que, en la segunda mitad de 2014, se organiza por primera vez el Fondo Noruego para el Cine Cubano.

El Fondo ha recibido en sus tres primeras ediciones entre 80 y 100 proyectos respectivamente. En 2014, benefició a 15; en 2015, a 12; en 2016, a 17. En tres años, casi medio centenar de obras audiovisuales cubanas han visto la luz con la ayuda de ese aporte.

En esta década, la Embajada no solamente se ha vinculado al cine. Sostiene un fondo cultural para disímiles proyectos artísticos, que acepta postulaciones tres veces al año. Además organiza, de conjunto con el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, los encuentros teatrales denominados Espacios Ibsen, y tiene una colaboración permanente con el Estudio Figueroa-Vives. Y está ese momento especial, dos noches al mes, en que se repleta la cancha de tenis de la sede diplomática con las personas que asisten a “Cine bajo las estrellas”. “Allí se presentan películas cubanas y noruegas –apunta Frøystad. Siempre se trata de obras que no tienen carácter comercial, y de cortometrajes, piezas que en general los cines no suelen exhibir”.

Según la funcionaria, los diplomáticos de su Embajada no inciden en la elección de los proyectos beneficiados por el Fondo. “La Embajada no tiene voz en ello. Todo el trabajo de selección está a cargo al Comité de Selección, donde los miembros son especialistas cubanos. Solo pretendemos que sean proyectos interesantes y que muestren profesionalismo.”

Eso me confirma Claudia Calviño, directora de Producciones de la 5ta. Avenida, quien tiene a su cargo la revisión técnica de las carpetas que presentan los productores y la organización de la convocatoria del Fondo.

“Desde la primera edición del Fondo he colaborado junto al Comité de Selección y nunca nadie de la Embajada ha influenciado de ninguna manera en el proceso. Toda la decisión está en manos del jurado y no se nos ha presentado nunca un interés por algún tipo específico de temática o género. El jurado está compuesto por profesionales cubanos que deciden solos y con total libertad los proyectos ganadores; nadie de la Embajada revisa o participa en la preselección ni en la decisión sobre los ganadores”, señala Claudia.

Ella coincide en que el criterio principal que rige la selección es la calidad artística de los proyectos. Por ello, me cita algunas de las películas de largometraje ganadoras en las tres convocatorias efectuadas: Caballos (Fabián Suárez, 2015), El techo (Patricia Ramos, 2016), Estéban (Jonal Cosculluela, 2016). Las tres, operas primas de voces nuevas del cine en Cuba. También, La Obra del Siglo (Carlos Machado, 2015), la película cubana más interesante de ese año, con un recorrido de festivales muy destacable para un filme cubano en los últimos cinco años.

Calviño llama la atención sobre la multiplicidad de estilos, temas y géneros de los proyectos apoyados por el Fondo: “Hay muchos cortos que exploran historias desde géneros como la comedia, el thriller, el horror. Algunos de estos son Rebeca, de Jorge Molina, o Antes del rigor mortis, de Adrián García.”

Frøystad subraya que muchas películas apoyadas por el Fondo han participado en festivales internacionales y nacionales, lo que es una muestra de su calidad. Ella exhibe con orgullo el catálogo del Festival Internacional de Cine de Gibara, celebrado la penúltima semana de abril: en su selección hay diez títulos apoyados por el Fondo; seis en concurso, otros cuatro en muestras colaterales. El mejor cortometraje de ficción allí resultó La costurera, de Rosa María Rodríguez, una de ese grupo. Otro ejemplo es la película Cada lunes y cada lluvia, de Rocío Aballí Hernández, que también en abril ganó el segundo premio del Festival Internacional de Videoarte de Camagüey.

El Fondo Noruego en Cuba es muy similar a muchos existentes en la región de América Latina y en Europa, dice Claudia: “Creo que, junto al Haciendo Cine de la Muestra Joven y el Go Cuba, de Holanda, el Fondo Noruego, aun cuando es pequeño, se ha convertido en un importante motor para el audiovisual cubano, y ha ayudado a abrir nuevas posibilidades de financiación para proyectos de realizadores jóvenes (y no tan jóvenes) que luchan por consumar sus obras y no tienen otras vías para conseguir los necesarios apoyos económicos. Las películas que el Fondo ha apoyado han representado a Cuba en certámenes internacionales, obteniendo importantes premios y reconocimientos por todo el mundo.”

Este mes de mayo el Fondo Noruego para el Cine Cubano libra su convocatoria por cuarta vez. Estará abierto hasta el 20 de octubre de 2017 y los ganadores serán anunciados en noviembre.

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