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Inicio Opinión Columnas Vox Populi

Mi negro

por
  • Julio Antonio Fernández Estrada
octubre 12, 2016
en Vox Populi
31
Foto: Kaloian.

Foto: Kaloian.

Es notable el momento en la vida de una persona en el que aprende cosas dantescas. Una de ellas es la discriminación racial. Nadie nace racista. Es necesario educar en la diferencia, en la segregación y en el desprecio para producir algo tan brutal y estúpido como el odio de razas.

El racismo me duele más que la falta de maestros, que los hospitales sucios y que los taxis extintos. Es imposible construir un modelo de sociedad alternativa a la capitalista sin soltar el lastre horripilante del racismo. En Cuba al menos podemos decir que el racismo es un delito, es un crimen en toda la línea, está prohibida la discriminación racial en la Constitución y en varias leyes complementarias. Pero esto no basta.

La Revolución de enero de 1959 cambió el panorama trágico de escuelas, clubes y barrios exclusivos para gente blanca. Pero ninguna revolución triunfa con la misma intensidad y profundidad ante todos los problemas sociales. El racismo no es solo ignorancia biológica, química, antropológica, psicológica, cultural en fin, sobre la humanidad y sus caracteres comunes en todas las latitudes del planeta, es también el resultado de siglos de explotación económica de personas, que trae como consecuencia su desplazamiento dentro de la sociedad hacia zonas de supervivencia y de menos oportunidades de desarrollo humano.

En Cuba se resolvió el dilema del acceso a los derechos humanos básicos de los afrodescendientes. Hasta el día de hoy es una joya de la política educativa cubana las escuelas sin segregación racial, ni de ningún tipo, a las que asisten sin separación, los niños y las niñas del municipio donde está la institución escolar. Lo mismo sucede con la matrícula universitaria y con la atención médica estatal en todo el país. Pero esto no basta.

Los indicadores del racismo en Cuba debemos buscarlos también en la forma en que se realizan estos derechos, en la frecuencia e intensidad del uso de los derechos por las personas de piel negra. Desde hace décadas la mayoría de los estudiantes en la Universidad de La Habana son blancos, por lo tanto no alcanza con la simple apertura sin discriminación, hay que ir a las causas sociales del uso diferenciado de los derechos.

Es triste que no se divulguen, con la claridad e intensidad que merecen, los datos trabajados por investigadores cubanos que nos ilustran que algunos de nuestros orgullos nacionales también esconden racismo. Por ejemplo, la esperanza de vida es más grande para personas blancas y la mortalidad infantil es más grande para niños negros.

Al racismo se le debe poner una lápida encima pero no para silenciar su existencia. La pobreza en Cuba está difuminada, no existen barrios cerrados ni pequeñas ciudades privadas, con talanquera y dueños, donde solo entran los escogidos, como son comunes en México D.F. o Miami, por poner ejemplos cercanos. En Cuba, sin embargo, es apreciable que los barrios pobres, que las peores casas, que los más bajos salarios, son para las personas afrodescendientes.

El capitalismo no tiene la costumbre de tocar la puerta, solo la empuja. En Cuba su entrada ha sido rápida, es extraño e inocente que la gente espere muros derribados y ositos Michas en cenizas. En cambio tenemos espacios públicos privatizados sin permiso del pueblo, ciudadanos indios trabajando en obras donde debiera haber cubanos, negocios privados donde no se seleccionan a mujeres negras para servir al público porque ‟se ve feo”, dueñas de guarderías que informan a las posibles clientas ‟no cuidamos niños negros”.

Hace treinta años nadie confesaba en Cuba que era racista, o al menos no exclamaba en una guagua que los negros son los culpables de todo. Hoy prolifera la ideología racista como candela por la pólvora. Es un juego, un deporte, culpar a las personas de piel negra de toda la delincuencia, de toda la mala educación, de toda la violencia, se les culpa hasta de su pobreza.

Pero nadie se queja de que haya pocos seres negros en el gobierno, de que haya poca gente de piel negra entre las actrices célebres, de que sean minoría en los laboratorios de punta y en los grandes negocios por cuenta propia.

Un pueblo racista es un pueblo subdesarrollado, ignorante de la historia y de la ciencia más elemental. Los cubanos y las cubanas debemos aprovechar que las leyes obligan a no discriminar. Si el racismo pulula dentro de las familias, en la aspiración de la muchacha negra de ‟adelantar” casándose con un blanco, en la lógica sin lógica de la madre que afirma no ser racista pero que a la vez no acepta peinar ‟pasas”, imaginen el panorama de un país donde el racismo sea una opción.

Es también sospechoso que en un ordenamiento jurídico y en un sistema de justicia donde el racismo sea un delito, que ninguna fiscalía use la acción penal por discriminación racial, que ningún tribunal radique una causa por esta razón.

No es posible amar a la patria y repetir el amor a la independencia y a la libertad de Cuba siendo racistas a la vez. No hay patria posible, ni libertad de veras, sin el amor a todos los seres humanos que conforman la nación. Es además un sinsentido histórico olvidar que nuestra República fue fundada por hombres y mujeres de piel negra, que murieron por miles en la manigua, en los ingenios, en los cañaverales, y que después todavía sufrieron el escarnio del fratricidio de 1912, por el que deberíamos pedirles perdón para siempre.

La esclavitud lleva al racismo, el racismo lleva a la esclavitud. Ser esclavos del odio de razas es un camino seguro a la violencia y a la injusticia.

He llegado con los años a tolerarlo todo, o casi todo, pero mi padre me enseñó a no tolerar a los intolerantes y ahí con ellos no tolero el racismo.

Aprendí en mi casa a amar a las personas, no a los colores. La cultura africana, del color que sea, me hace tan feliz como las demás. Amo al violín con la misma pasión que al tambor, a Omar Linares con la misma pasión que a Silvio Rodríguez. No hay Cuba sin Lezama pero tampoco sin Guillén.

En mi hogar mi padre repetía la frase ‟mi negro” para referirse a alguien negro o blanco al que tenía un cariño sincero. No soy el amo de ‟mi negro”, soy su deudor y su compañero en esta yunta apretada y agobiante que es el peso de la patria.

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Comentarios 31

  1. Nelson says:
    Hace 9 años

    Esto es lo más hermoso que le leído en Oncuba. Gracias, periodista.

    Responder
  2. Marcel Lueiro says:
    Hace 9 años

    Buenísimo y necesario, brother. Gracias.

    Responder
  3. Jvidal@ says:
    Hace 9 años

    Hay muchas formas de racismo, a veces sin que te digan negro u otra barbaridad. Yo trabajaba en un lugar público donde era el jefe y muchas personas que querían preguntar sobre algo entraban, pasaban por mi lado y le preguntaban a la otra persona que trabajaba conmigo y que se encontraba mucho más alejada de la entrada, sencillamente pasaban por mi lado con una total ignorancia de mi persona y le preguntaban al otro y yo era el responsable del lugar!!!!

    Responder
  4. Ricardo Riverón Rojas says:
    Hace 9 años

    Excelente. Lo que falta es justicia, porque las políticas nos ayudan. Segregar no es buen ni siquiera para reivindicar, por eso a veces temo cuando se exagera. La cruzada a favor de la igualdad, que no contra el racismo es hoy una tarea más de la cultura que de la política. De profundización del humanismo. Lástima que el pragmatismo económico en que vivimos valide reglas como la de excluir a los negros de los negocios donde se busca una imagen fashion de Cuba. Aplaudo por eso los trabajos de la Comisión Aponte de la Uneac y artículos como este. Muchas de las personas que más quiero son negros, seres de alma vigorosa, noble e inteligente. Gracias por este texto, Julio Antonio Fernández Estrada.

    Responder
  5. Jenry says:
    Hace 9 años

    Han pasado más de 15 años y no se olvida la anécdota de tu (nuestro) padre sobre su amigo negro (nieto de Juan Gualberto Gómez) cuando no los dejaron entrar a un club de blancos y la bronca que formaron. Qué clase lección de moral para todos!

    Responder
  6. Chungo says:
    Hace 9 años

    Muchas gracias!

    Responder
  7. Roberto says:
    Hace 9 años

    Me encantó el artículo, muchas gracias.

    Responder
  8. Charo Guerra Ayala says:
    Hace 9 años

    Muy bueno el texto. El panorama es aún más contradictorio, si tenemos en cuenta que a estas alturas llamarle blanco a alguien en Cuba es esencialmente erróneo.

    Responder
  9. Lilia says:
    Hace 9 años

    Que desgarradora realidad

    Responder
  10. Martha Eguez says:
    Hace 9 años

    Muy buen articulo Hasta cuando no evolucionamos?…

    Responder
  11. Miriam says:
    Hace 9 años

    Genial…lo mejor que he leído en Oncuba.
    Gracias

    Responder
  12. Luis Carlos Battista says:
    Hace 9 años

    Sin palabras. Siempre escribiendo y enseñando desde el corazón.

    Responder
  13. López says:
    Hace 9 años

    ‟dueñas de guarderías que informan a las posibles clientas ‟no cuidamos niños negros”. Profesor, esto es realidad? Yo quiero q ud me responda esto, esto e sreal? hay pruebas de esto?

    Responder
  14. Lourdes Balmaseda. Crespo says:
    Hace 9 años

    Bello!

    Responder
  15. Ernesto says:
    Hace 9 años

    Más de la mitad de los cubanos se llenan la boca diciendo que no son racistas, que su mejor amigo es negro o que su peluquera preferida en negra, pero eso dura hasta que la hija trae el novio negro a la casa, ahí no importa si el hombre tiene dos doctorados, ahí solo le ven el color, por eso no creo en falsos testimonios.

    Responder
  16. Indira Duquesne says:
    Hace 9 años

    Tienes mucha razon un buena parte de lo que dices, pero en eso de que los negros trabajamos solo en los trabajos malos es relativo, soy orgullosamente negra y en cuba tuve los trabajos que quise realizar yo y que me propuse, no soy hija de papa y mama, pero tuve buenos trabajos porque me empeñe para eso, hasta jefa fui, todo depende de la educacion que te den tus padres porque aun viviendo en lugares marginales, si la base de tu educacion es buena, puedes llegar lejos, todo esta en que te lo propongas, y en cuba el racismo no esta en el gobierno, esta en la misma gente, sobre todo entre nosotros los negros, aquel que tiene la piel un poquito mas clara ya no dice ques negro, es mulato, o si no ni negro ni blanco, pero negro no yo soy NEGRA, bien oscura, y como dije antes muy orgullosa, por todo lo demas, buena reflexion

    Responder
  17. Cleo says:
    Hace 9 años

    Muy bueno y sobretodo muy necesario.Esta creciendo una Cuba donde ciertos espacios se ven cada vez mas limitados, como por ejemplo el espacio a los “de color”.
    Una de los mejores articulos de Oncuba!

    Responder
  18. Leslie says:
    Hace 9 años

    otro texto que debia set leído en plazas y calles, a viva voz

    Responder
  19. AL says:
    Hace 9 años

    Este trabajo está bueno. Solo una pequeña aclaración periodista, en el 7mo párrafo afirmas que en Cuba no hay barrios exclusivos. Mira, no deberías absolutizar, si eres habanero o vives en La Habana, date un vuelta por la zona de Siboney, al oeste. Te vas a sorprender de lo exclusivo que es este barrio. Ahí es donde viven Fidel y la mayoría de los altos dirigentes del gobierno de la isla, ahhh de paso, si te decides a dar un tour pot allí y si te dejan investigar por supuesto, me dices cuántas personas de piel negra o hasta mulata viven allí. Bonne chance!!

    Responder
  20. Jimmy Laza says:
    Hace 9 años

    Muy buen articulo , excelente y necesario , soy negro y muchas veces lo senti en mi propio pais , tuves muchas novias de diferentes razas y es verdad , cada ves que llegaba a la casa de una , tenia problemas con los padres , lo vivi en carne propia , pero no dejo decir que nosotros los negros a veces nos hechamos la propia tierra arriba , tomando ciertos comportamientos y actitud que llevamos a que nos cataloguen a todos por igual , de mi parte siempre me comporte muy educado sin importarme el color de mi piel , sin embargo me decian que comportaba como blanco , como si no hubieran negros educados , que bastante que los hay en Cuba y el mundo entero , lastimosamente nos marginalizamos nosotros mismos tomando esta actitud de que vamos a ser descriminados en cualquier parte y cuando algo nos sale mal , le hechamos la culpa a nuestro color piel , todo esta en como tomemos las cosas y la representacion que nos demos .

    Responder
  21. Gabriela Campos says:
    Hace 9 años

    Felicidades por tu redacción es un gran articulo!!
    He tenido la fortuna de visitar Cuba y conocer gente hermosa en todos los sentidos, primeramente tuve la impresión que no había un racismo latente hacia la raza negra, sin embargo estando en la casa de huéspedes donde me hospede les comente que tenia una familia de amigos Cubanos los cuales me iban a visitar durante mi estancia, no objetaron nada hasta el momento en que vieron el color de su piel, sus rostros cambiaron e intercambiaron miradas extrañas, llegaron hasta a comentar frases racistas!!… fue cuando me di cuenta lo racista que son en Cuba, y otra anécdota de ese mismo barrio, otra vecina su hijo (blanco) estaba en amores con una chica (mulata), y esta ya estaba esperando bebe.. los comentarios de la madre del joven y de sus amigas o comadres era acerca el color de piel con el cual nacería su primer nieto o nieta… ella decía ojala que no sea negra!… y lo dijo frente a mi que soy una extraña en esa sociedad soy solo una turista mas.. así paso.. regrese a mi País y visitando el Facebook de mis amigos y anfitriones cubanos, leí la frase de la abuela primeriza que encabezaba la foto de su nieta,, Gracias a Dios nació blanca!! mis ojos no podían creer lo que leyeron, se me hacia increíble que lo pongan públicamente en una red social así a lo descarado.. y los comentarios que le siguieron de todos fue acerca del color de piel de su nieta, jamas le preguntaron si nació sana, con los dedos completos, o etc.. solo se enfocaron en su color.. me dio lastima y recordé lo racista que somos los mexicanos con la raza indígena, si somos una sociedad hipócrita y racista.. los humanos estamos muy mal!!! que importa el color de la piel?..

    Responder
  22. Marco Velazquez says:
    Hace 9 años

    Sería interesante conocer que instituciones estatales refrendan los datos estadísticos sobre la mortalidad infantil y la esperanza de vida al nacer, así como la proporción de personas de piel blanca y de piel negra que entran a la universidad, solo un estudio a escala de toda la sociedad puede avalar estos datos, los cuales hay que saber interpretar correctamente, por ejemplo si nacen más niños cuyo color de piel es negro, entonces es un factor que según la teoría de las probabilidades hay que considerar, en el caso de los que entran a la universidad, cuantos llegaron hasta la posibilidad de entrar de uno y otro color de la piel, cuantos desaprobaron, causas, es decir son fenómenos complejos, que al valorarlos no basta con decir cosas, es necesario sustentarlas con datos y estudios serios, incluso los datos estadísticos fríos no reflejan las causas de los problemas, marcan el comportamiento de un indicador, no lo que lo condicionan, es por eso que cuando se habla de la disminución de la mortalidad infantil, se menciona la atención a las embarazas desde etapas tempranas, su seguimiento, el mejoramiento de los sistemas de salud para la atención a su parto, etc., esos entre otros son los factores que condicionan el comportamiento de este indicador, es decir su tendencia, por eso no se puede hablar de racismo en estos casos, sin una base sólida. No niego la existencia de manifestaciones de racismo dentro de nuestra sociedad, que provienen y todo el mundo lo sabe de etapas anteriores a la revolución, Revolución que ha hecho mucho por erradicarlas, Guillen lo reflejó en sus poemas, barrerlas del seno de nuestra sociedad es tarea de negros y blancos todos juntos, sin odios, no creo honestamente que seamos una sociedad racista.

    Responder
  23. Taíno says:
    Hace 9 años

    Gabriela Campos, lamento su mala experiencia, pero es la realidad. En Cuba si somos una sociedad racista. Fué algo mas tolerante en los 80, pero desde los 90 hacia acá es algo que se ha venido agudizando más y más. Hoy en día con la gran pérdida de valores existente, emerge mucho mas como una característica negativa. Lo peor es la doble moral, nos decimos que no somos racistas para estar bien con el prójimo de color, pero basta que un hijo nos traiga a casa una persona mulata y ya comienzan las luchas por destruir esa relación. Profesionalmente también he visto sufrir mucho a personas de color para realizarse plenamente. En Cuba vi a unos cuantos directores de empresa rechazar a personas capacitadas para puestos claves solo por no ser personas blancas.

    Responder
  24. Enrique Casado says:
    Hace 9 años

    Gracias por el artículo,muy honesto sin pretensiones de ocultar lo que es un secreto a voces..

    Responder
  25. TM.61 says:
    Hace 9 años

    Negar la existencia de problema no hace más que agudizarlo. Realmente sentí vergüenza ajena por el relato de la experiencia de la amiga Gabriela Campos.
    Muy cierto lo que dices Taino, fue mucho menos notable en los 80s y mucho más destacada, que en todos los años de Revolución, en los 90s (justo con el Remarque de las distinción de “clases” según la solvencia económica).
    Soy nacido, criado y formado en la Revolución por padre y madre revolucionarios. Soy “de la cosecha” del 61 (en plena crisis). Mi padre movilizado en las dos “limpias” del Escambray, mi madre full time dedicada a las tareas de los CDRs. Nací y me crié en la, hoy nuevamente exclusiva, barriada de Miramar. Volaba con mis patines de ruedas de hierro y chivichanas de cajas de bola entre las filas de los Mayitos que marchaban. Mataperreaba todo el fin de semana con una “pandilla” de niños entre los que estaban desde el Rubio German, los negros Victor e Irvin Vitores, los mulaticos hijos del Comandante Calixto García (el mismo que con su escolta y chofer se montaba en el camión que iba al Cordón de la Habana, en Niña Bonita). Y otra caterva de mulaticos, entre los que estábamos mi hermano y yo. Llegábamos al final de la tarde sin espacio en nuestros cuerpos para una gramo de mugre más, sudados, llenos de “collares” oscuros alrededor de nuestros cuellos y más felices que ratones en fábrica de queso. Y si, los hermanos Vitores, Luisito, Marco el de 17, y otros, eran negros, otros eran blancos, y los más éramos mulatos y jabados, y que?. No pasaba nada. No digo que a alguna que otra madre no le agradase mucho la juntamenta, pero al menos nosotros no lo percibíamos.
    Luego los 70s en la secundaria y el técnico. Con un poco más de capacidad de uso de la razón se advierte que hacíamos uso de dichos, aparentemente jocosos, repetidos por muchos sin malicia intencionada, como “lo que haces es una negrada”, “ves? ahora estás pensando como blanco?, o aquel que me chocaba tanto que soy consciente de que nuca lo use “mira a esa negra, que blanca se perdió!”.
    No óbstate todo lo anterior, mi madre, como dije revolucionaria, pero además java fruto de la relación de un español con una negra (tan oscura como bonita). Mi madre más de una vez se erizó cuando nos veía con demasiada predilección por una amiguita de color oscuro. Curiosamente, mi padre, que aportó al cruce genético un pelo mucho más dócil y una piel algo más clara (producto del cruce de genes de aborígenes cubanos de la zona oriental con isleños canarios), si bien usaba también frases de choteo racista para con sus amigos, me consta de que lo hacía sin un real sentimiento de desprecio pues los veía como sus hermanos.
    En fin, que hasta entonces el racismo era algo que generalmente se manifestaba el trato coloquial pero no en el acceso a oportunidades. Ahora bien, de los 90s acá la historia ha sido bien distinta. Se dice que la despenalización de la tenencia de divisa fue el disparador de las diferencias sociales y con ellas todas las otras maneras de diferenciaciones que existen, entre ellas la racial. Yo diría más, pues si fuese así, solo se vería esa diferenciación entre aquellos cubanos que tienen la posibilidad de recibir divisas del exterior o los que por sus negocios privados les llega, pero no es así. Y ejemplos hay unos cuantos en esa barriada de Siboney a la que venenosamente se refirió alguien ya. Que no digo que todos, pero de que los hay los hay.
    Pero bueno, para terminar hablando en 1ra persona. Algo tampoco debo de estar haciendo muy bien. Tengo dos hijas, del mismo matrimonio, una blancusina de pelo tratado con queratina (químicamente blanca), la otra mucho más prieta de piel pero con pelo mucho más dócil (no piensen mal, esas cosas pasan en matrimonios de mestizos). Y aquí reinicia la historia. La “blanca” está satisfecha desde que llego la queratina (y hasta se lo cree), la prieta, se empecina en decir que ella, es carmelita claro.

    Responder
  26. Arnaldo says:
    Hace 9 años

    En cuba no existe racismo , existen prejuicios raciales y no solo exclusivo de los de raza blanca , negarlo es no tener sentido de la actualidad ,,,,, PERO en Cuba usted es el resultado de su esfuerzo al menos en el plano profesional. si no logras ser medico, ingeniero, abogado etc. es sencillamente porque usted adopto la vía mas fácil (NO ESTUDIAR) aun cuando de lograr ser un profesional no seas remunerado ni visto con el papel que realmente mereces. “No siempre depende de nosotros ser pobres; pero siempre depende de nosotros hacer respetar nuestra pobreza.”

    Responder
  27. TM.61 says:
    Hace 9 años

    Está bien Arnaldo, llamémoslo prejuicios, y para el caso, no es lo mismo? No se logran los mismos resultados?
    En mi Centro de trabajo (sector de las Ciencias) es visible la baja presencia de negros, y la mayoría de los que hay, están en las áreas de producción, o los servicios. Trabajo en el área de investigaciones, y solo en mi área, de unos 30 que somos, apenas hay dos negros. El Consejo de Dirección del Centro apenas si llega al 4% de negros en su composición. No obstante, llevo más de 20 años acá y no puedo decir que haya expresiones discriminativas, ni mucho menos acciones. Pero la distribución es esa.
    En otros nichos laborales el fenómeno es mucho más visible. En la gastronomía cuentapropista, mientras mayor es la categoría, más “blancos” son los empleaos.
    Cuba ha formado bastantes especialistas en sociología, creo que sería bueno realizar una investigación que muestre en que se falla y proponga estrategias para corregir errores. Considero que con los vientos de “capisocialismo” que soplan por las cabezas de algunos, en estos tiempos de “normalizaciones” sería importante velar por que una de las mayores conquistas de la Revolución, a las que nos conminó el apóstol en su propuesta de 1ra ley de la Republica, “la dignidad plena del hombre”, no la perdamos.

    Responder
  28. Yaíma says:
    Hace 8 años

    Me ha encantado tu reflexión!! Gracias por tan certeras palabras. Excelente trabajo!!

    Responder
  29. Ana Laura Alvarez says:
    Hace 8 años

    Excelente descripción! Hace dos años visite Cuba y realmente me sorprendió la forma en la que se dirigían a los “negros” y con el desprecio que se los trataba. Nunca imaginé que fuera así. Sabías palabras que debería leer el mundo entero.

    Responder
  30. Luisa Foster says:
    Hace 8 años

    On Cuba muchas gracias por este artículo. Magnífico.

    Responder
  31. Magdiel says:
    Hace 8 años

    Se sabe que la población blanca heredera de los colonizadores es la que más acumulación de cultura, formación y riquezas conserva, a pesar de los esfuerzos por lograr la igualdad… Y las personas de manera conciente o inconciente o simplemente porque son los que más cerca tienen, crean redes de favoritismo hacia otras personas que consideran más parecidos a ellos mismos (Y no solo aquí diferencia el color de piel)… Así que se reproducen las diferencias… La riqueza no pasa de un grupo a otro, los conocimientos se comparten y retroalimentan dentro de grupos reducidos… Es necesario hablar mucho de esto… Sobre todo ahora que tantos quieren legitimar su supuesto derecho a ser “politicamente incorrectos”… o sea, su derecho a discriminar, a odiar…

    Responder

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