En correspondencia con los tres escenarios principales de la política exterior cubana hacia 2030, esbozados en un comentario anterior, consideraré aquí algunas tendencias relevantes del intercambio mercantil de Cuba durante el sexenio 2016-2021, mediante un análisis estadístico propio a partir de las cifras oficiales disponibles.1
Durante la segunda parte del período considerado, se produjo una notable contracción del valor en dólares estadounidenses2 de las mercancías intercambiadas por Cuba con otros países. Aunque en 2021 hubo un ligero repunte, no resultó suficiente para alcanzar el promedio del sexenio ni mucho menos para acercarse al registro más alto conseguido en 2018.
Cabe anotar que la acentuada disminución del comercio exterior cubano comenzó en 2019, año prepandémico, y es atribuible al recrudecimiento de las sanciones estadounidenses y a los efectos acumulados de la crisis crónica del sistema económico cubano. Posteriormente, la pandemia agudizó esta tendencia.
En el sexenio se mantuvo la tendencia histórica de larga data relativa al persistente desequilibrio comercial a favor de la importación de mercancías, que como promedio anual representó un 82 % del intercambio comercial total.
Con la finalidad de evaluar las posibles implicaciones del comercio de mercancías de Cuba desde el punto de vista de la política internacional, propongo una clasificación en tres agrupaciones de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidos, de la siguiente manera:
Estados Unidos + Unión Europea (UE) + aliados y asociados (54)
Albania, Alemania, Andorra, Australia, Austria, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Canadá, Chequia, Chipre, Corea del Sur, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Georgia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Islas Marshall, Israel, Italia, Japón, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Malta, Micronesia, Moldavia, Mónaco, Montenegro, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Palaos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, San Marino, Serbia, Suecia, Suiza, Turquía y Ucrania. |
China + Rusia y sus aliados (7)
Armenia, Belarús, China, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán |
Países no alineados (132)
Afganistán, Angola, Antigua y Barbuda, Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Azerbaiyán, Bahamas, Bangladés, Barbados, Baréin, Belice, Benín, Bolivia, Botsuana, Brasil, Brunéi, Burkina Faso, Burundi, Bután, Cabo Verde, Camboya, Camerún, Chad, Chile, Colombia, Comoras, Congo, Corea del Norte, Costa de Marfil, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, Egipto, El Salvador, Emiratos Árabes Unidos, Eritrea, Esuatini, Etiopía, Fiyi, Filipinas, Gabón, Gambia, Ghana, Granada, Guatemala, Guinea, Guinea Ecuatorial, Guinea-Bisáu, Guyana, Haití, Honduras, India, Indonesia, Irán, Irak, Islas Salomón, Jamaica, Jordania, Kenia, Kiribati, Kuwait, Laos, Lesoto, Líbano, Liberia, Libia, Madagascar, Malasia, Malaui, Maldivas, Mali, Marruecos, Mauricio, Mauritania, México, Mongolia, Mozambique, Myanmar, Namibia, Nauru, Nepal, Nicaragua, Níger, Nigeria, Omán, Pakistán, Panamá, Papúa Nueva Guinea, Paraguay, Perú, Qatar, República Democrática del Congo, República Centroafricana, República Dominicana, Ruanda, Samoa, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Singapur, Siria, Somalia, Sri Lanka, Sudáfrica, Sudán, Sudán del Sur, Surinam, Tailandia, Tanzania, Timor Oriental, Togo, Tonga, Trinidad y Tobago, Túnez, Turkmenistán, Tuvalu, Uganda, Uruguay, Uzbekistán, Vanuatu, Venezuela, Vietnam, Yemen, Yibuti, Zambia y Zimbabue. |
Como cualquier otra, esta clasificación pudiera resultar controversial, pero considero que describe bastante bien los tres factores fundamentales de la política internacional contemporánea, a saber: el bloque liderado por Estados Unidos, la asociación chino-rusa y los países no alineados.
La ubicación de algunos países en uno u otro grupo también podría ser debatible. He seguido algunos criterios básicos para minimizar cualquier subjetividad. Los criterios decisivos para identificar la pertenencia al primer grupo han sido la membresía en la OTAN o en la Unión Europea, o la existencia de una muy acentuada relación de dependencia política del país en cuestión con respecto a Estados Unidos mediante acuerdos vinculantes.
En cuanto al segundo grupo, para identificar a los aliados de Rusia he considerado estrictamente a los países miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que a la vez son miembros de la Unión Económica Euroasiática (con la excepción de Tayikistán).3
Por su parte, la tercera agrupación está constituida por una amalgama de 132 naciones con orientaciones políticas notablemente diversas y oscilantes, y que pueden inclinarse hacia alguno de los dos primeros grupos con mayor o menor intensidad, según la coyuntura y el tema de que se trate. Sin embargo, comparten la condición de no estar vinculados por tratados de seguridad u otros acuerdos en materia política o económica que impliquen un alineamiento automático con alguna de las grandes potencias frente a los principales temas de la política internacional, como el de la guerra en Ucrania.4
Como promedio anual en el sexenio analizado, el comercio de mercancías de Cuba se distribuyó entre estos tres grupos de la siguiente forma:
La tendencia más notable fue el incremento de la participación del bloque liderado por Estados Unidos, en detrimento principalmente de los países no alineados, dado que la participación del grupo chino-ruso se mantuvo relativamente constante. En esta evolución resultó determinante la acusada disminución del comercio con Venezuela (que pasó de 3103 millones en 2018 a 1349 millones en 2021).
Por el lado de las importaciones, los diez principales socios comerciales de Cuba, según el promedio anual del sexenio, se reflejan en la tabla y el gráfico siguientes:
Entre las tendencias observables, sobresale la abrupta caída de las importaciones procedentes de Venezuela y China. Las compras a España también disminuyeron, aunque de una manera menos acusada. También se produjo un significativo incremento de las compras procedentes de Rusia, que superaron la cifra alcanzada en el período anterior a la pandemia y al inicio de la guerra en Ucrania, y la hicieron pasar a un cuarto puesto, aunque como promedio del sexenio las importaciones de ese país representaron apenas el 25% de las originadas en Venezuela.
Por el lado de las exportaciones, los diez principales socios comerciales de Cuba, según el promedio anual del sexenio, se muestran a continuación:
Como tendencias notables, cabe apuntar la estabilidad de las exportaciones a Canadá (que alcanzaron su mayor registro en 2021, a pesar de la coyuntura pandémica), la tendencia positiva de las exportaciones a China y la abrupta caída de las ventas a Venezuela.
Por otra parte, como parte del histórico desequilibrio del comercio exterior de mercancías de Cuba, conviene anotar que solo cinco socios comerciales reciben exportaciones por un valor superior a los 100 millones. Igualmente, resulta llamativo el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con las importaciones, además de Venezuela no hay otros países latinoamericanos y caribeños entre los diez principales destinos de las exportaciones cubanas.
A propósito de la vocación integracionista de Cuba con América Latina y el Caribe, refrendada en la Constitución de 2019, conviene observar la evolución de la participación de la región en su comercio total de mercancías, caracterizada por una tendencia decreciente (más acusada desde el lado de las exportaciones), en la que nuevamente la contracción del comercio con Venezuela es la variable explicativa principal.
A partir de los datos previamente presentados, es posible identificar algunas implicaciones relevantes para la política exterior cubana:
En primer lugar, debe resaltarse la importancia estratégica de la relación comercial con Canadá, como principal destino de las exportaciones cubanas y único socio con el que Cuba registra un intercambio superavitario por un valor significativo (más de 200 millones como promedio anual durante el sexenio). Este aspecto se vincula de manera indisoluble con el hecho de que el país norteño es uno de los principales inversionistas externos en sectores productivos vitales de la economía cubana.
El caso de Canadá, en tanto importante aliado político de Estados Unidos, evidencia que en las relaciones bilaterales de Cuba no existe una relación determinista entre las posiciones políticas y los negocios económicos, al igual que sucede con los países europeos, aunque ello no niega la muy alta probabilidad de que una mejor relación desde el punto de vista político pudiera conducir a las relaciones económicas con estos países a escalones muy superiores.
Por otra parte, en la medida que el gobierno cubano no parecería tener intenciones de modificar sus posiciones fundamentales y tradicionales de política internacional, debe manejar cuidadosamente la contradicción planteada por el incremento de la participación en su comercio exterior del grupo de países liderado por Estados Unidos, pues esta tendencia, en caso de acentuarse, pudiera colocar a Cuba en una situación de extrema vulnerabilidad estratégica.
En tal sentido, cualquier incremento de la participación relativa del grupo de países no alineados y de la asociación chino-rusa seguramente será favorecida por las autoridades cubanas —como al parecer ya viene sucediendo—, en aras de mantener una saludable diversificación del comercio exterior, sin que ello implique una disminución políticamente motivada de las relaciones económicas con el bloque liderado por Estados Unidos, en términos absolutos, que no se correspondería con la política exterior tradicional de Cuba y que sería un lujo que su maltrecha economía en modo alguno puede permitirse.
Igualmente, resulta preocupante la sensible disminución del comercio con Venezuela, al menos hasta 2021, por tratarse del principal socio político de Cuba a lo largo del presente siglo. Si bien, desde un punto de vista estratégico, a Cuba le conviene disminuir su excesiva dependencia de los nexos comerciales con Venezuela, lo deseable hubiera sido lograr ese objetivo mediante el incremento relativo y diversificado de los vínculos económicos con otros países, y no mediante la disminución en términos absolutos de los intercambios con el país sudamericano.
Además, como he apuntado más arriba, la significativa disminución del comercio con Venezuela determina una tendencia negativa de mayor alcance, relativa a la disminución de la participación de América Latina y el Caribe, como región, en el intercambio mercantil de Cuba con el mundo, con lo cual el discurso integracionista del gobierno cubano pierde buena parte de su sustento real.
Por otra parte, por razones temporales, las cifras informadas hasta el momento por la ONEI no pueden ofrecer evidencias empíricas sobre una supuesta “rusificación” de la economía cubana, aunque en 2021 se registró un significativo incremento del comercio con Rusia. Habrá que aguardar por la publicación de las cifras de 2022 y los años subsiguientes para poder evaluar objetivamente esa cuestión.
A priori, considero que ni Cuba ni Rusia tienen actualmente condiciones para retomar una relación bilateral tan intensa como la que llegó a existir con la Unión Soviética en el siglo pasado, pero todo lo que se pueda avanzar siempre será muy beneficioso para Cuba, en una coyuntura caracterizada por la escasez de alternativas en sus relaciones económicas externas.
Por último, y no por ello menos importante, durante el sexenio objeto de análisis el intercambio total de Cuba con China evidenció una marcada disminución. Sin embargo, como aspecto muy positivo, las exportaciones cubanas al gigante asiático aumentaron un 62 % durante el mismo período, alcanzando 417 millones. Y a pesar del decrecimiento total, China ocupó el segundo lugar tanto de las importaciones como de las exportaciones, según los respectivos valores promedio anuales, desbancando en 2021 por un pequeño margen a Venezuela del primer lugar en el intercambio de Cuba con el mundo, con 1389 millones.
Comparados con los 371 millones de comercio de Cuba con Estados Unidos (conformado casi en su totalidad por importaciones), y por muchas otras razones, queda claro hacia qué lado tenderá a inclinarse la política exterior cubana ante una relación sino-estadounidense cada vez más conflictiva.
Notas:
1. La Oficina de Estadística e Información de Cuba (ONEI) todavía no ha publicado los datos correspondientes a 2022.
2. Todos los valores referidos en este artículo están dados en la moneda estadounidense.
3. Con relación a la publicitada relación de Cuba con la Unión Económica Euroasiática, cabe observar que, además del importante intercambio con Rusia, el informe de la ONEI solo registra el muy modesto comercio con Belarús (algo más de 8 millones en 2021). En los casos de Armenia, Kazajistán y Kirguistán no se registra la existencia de comercio bilateral, aunque no es descartable que haya ocurrido algún intercambio, incluido en la cifra global de los países clasificados como “Otros” en el informe.
4. Esta agrupación que metodológicamente propongo no debería ser identificada conceptualmente con el Movimiento de Países No Alineados, aunque sus 120 miembros están incluidos en ella.
5. El hecho de que la información de la ONEI reporte un determinado volumen de comercio de Cuba con “otros” países, sin especificarlos, plantea una dificultad desde el punto de vista analítico y determina que debamos tomar esta distribución porcentual por agrupaciones con cierta reserva desde el punto de vista estadístico. Si, por ejemplo, asumiéramos que ese 3 % de comercio con países no identificados correspondiera totalmente a países no alineados (situación poco probable, aunque no imposible), entonces esa agrupación pasaría a ser la mayoritaria en el comercio con Cuba por un estrecho margen, sumando el 41 %, frente al 39 % acumulado por el grupo de países liderado por Estados Unidos.
Sería interesante un análisis similar con respecto a la actividad comercializadora internacional de las MiPYMES y sus derivaciones en esa “nueva guerra fría”
Sin dudas. Me encantaría poder hacerlo, pero eso requiere datos que, hasta donde conozco, no están disponibles al público. Ojalá la ONEI en algún momento los publicara.
Un dato al respecto lo dió el ministro Gil: Mipymes: 4 millones de USD en exportaciones. Importaciones: 169 millones !!
Sí, claro, un dato global, que es mejor que nada. Pero no he visto una información desagregada por países, que es lo que más me interesa en este análisis.
Excelente diagnóstico, pero la prognosis será diferente. El descalabro actual está obligando a arrendar los activos del país a postores con intereses geopolíticos. Habrá que hilar muy fino….
Me complace que le haya interesado el artículo. Mi “prognosis” general, hasta donde es posible pronosticar en política, la puede ver en mi anterior artículo en OnCuba.
Muy buen análisis, aunque yo hubiera separado a EEUU de la UE. Por causas políticas más que otra cosa.
Son aliados estrechos en los temas decisivos de la política internacional, aunque ciertamente tienen algunas diferencia importantes, como en la política hacia Cuba.