Gilles Veluzat tiene la mayor parte del tiempo una copa de Dom Pérignon o Moët & Chandon en las manos y conoce de memoria todos los aeropuertos de América Latina y el Caribe. Es el representante de bebidas del grupo francés Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH) en esa área. Así transcurre su vida: montado en un avión y contando los secretos del buen champán.
LVMH es una empresa que engloba más de 60 marcas de lujo en sectores como moda, peletería, perfumes, cosméticos, joyería y también bebidas. En la categoría de vinos y licores son los líderes en ventas de productos de lujo porque no venden whisky regular, ni vino de mesa o ginebra. “Solo vendemos marcas de lujo –insiste Veluzat. Tenemos la marca líder del coñac que es Hennessy y de champaña que es Moët & Chandon”.
Aunque desde hace muchos años LVMH distribuye sus bebidas en Cuba a través de la importadora y distribuidora Inversiones Pucara S.A, ahora Gilles ha llegado otra vez a la Isla con el pretexto de dos nuevos productos de champán Veuve Clicquot que este año comenzarán a venderse.
A propósito de esta marca –la preferida de muchas mujeres y una de las más reconocidas internacionalmente– Gilles Veluzat cuenta entre otras cosas a OnCuba la historia de Madame Clicquot, la viuda que extendió el producto por todo el mundo, y por qué es tan apreciado por la gente. En Estados Unidos, Veuve Clicquot es el champán que lidera las ventas.
“No es solamente un champán, es un estilo de vida. Significa también yo soy un hombre o una mujer moderna, me encanta cenar en los mejores lugares del mundo y me importa encontrar mi champán Veuve Clicquot en los países a donde viajo con el mismo sabor. La consistencia del gusto de champán es la parte más complicada para el jefe de bodega”.
¿Cuáles de los productos de Moët Hennessy se distribuyen en Cuba? ¿Cuál conoce más la gente?
Hace casi un siglo que estamos en Cuba. Todos nuestros productos se venden acá, excepto el vino australiano Cape Mentelle. En este país hay una cultura fuerte de Moët & Chandon, sin embargo la gente conoce sobre todo el Dom Pérignon y los sommeliers saben más de Moët & Chandon que de Veuve Clicquot. Eso es parte de la historia del champán en Cuba.
Hacemos un gran trabajo con Inversiones Pucara; desde hace bastante tiempo trabajamos con ellos y sobre todo hacemos una labor de educación. En este país no hay mucho conocimiento de las marcas por las circunstancias del negocio acá. Muchos hoteles son “todo incluido” y no se consumen los productos de lujo a causa del precio.
Sin embargo, tenemos restaurantes en esos hoteles con una extracarta donde se venden las champañas, los coñac y los wiskys de LVMH, así que lo importante para nosotros es educar al cubano, al sommelier, al camarero y aumentar la visibilidad de nuestras marcas en los puntos de venta. Hay alrededor de cuatro millones de turistas en Cuba y es importante que el visitante de cualquier país vea las marcas de Moët Hennessy bien presentes y exhibidas.
¿Apuntan también al sector privado?
Definitivamente. Hay restricciones legales para comercializar esos establecimientos, pero obviamente siempre tenemos que potenciar ese sector con más calidad de productos. Hicimos una formación dirigida a trabajadores de los negocios particulares que están floreciendo en el país, y a través de los puntos de ventas tratamos de educar también al cubano de la calle. Para introducir esa cultura estamos haciendo entrenamientos en las cadenas de tiendas y en los centros expendedores de bebidas para que ellos se comuniquen con los clientes.
Estamos poniendo mucho interés a este asunto, porque nadie sabe cómo se bebe un coñac, ni que el Hennessy es un aperitivo que se sirve en un vaso corto, con hielo seco y se mezcla con cualquier tipo de soda.
Tenemos que conocer la historia detrás de cada producto. El coñac, por ejemplo, está hecho a base de uva blanca, ese vino blanco se destila dos veces (agua de vida) y se añeja luego en barricas de roble francés. Ese añejamiento representa otra agua de vida que el jefe de bodega ensamblará a su vez con otras aguas de vida. El coñac es entonces un ensamblaje de agua de vida producto de la doble destilación que se realiza en la región de Cognac en Francia. Ese es el secreto del entrenamiento que debemos dar a los profesionales y paladares.
Veuve Clicquot es una de las marcas más importantes de champaña a nivel mundial, ¿qué distingue a este producto del resto y cómo alcanzó ese prestigio?
La marca se fundó en 1772. Veuve significa “viuda”. En muchos países de habla hispana la gente lo nombra Viuda Clicquot. La esposa del señor Francois Clicquot, dueño del negocio, enviudó a los 27 años y comenzó a manejar la compañía con una mano bastante dura. Fue una adelantada a su época y una perfeccionista por excelencia. Una de sus máximas fue no bajar el precio de las botellas. Consideraba que su champán era un producto de calidad que debía ser pagado por los clientes que lo demandaran.
Madame Clicquot también inventó la fermentación a partir de una mesa inclinada con hoyos donde las botellas se pueden girar por el cuello para bajar la levadura muerta. Ella siempre fue muy creativa. Desde muy temprano comenzó a exportar su producto a Rusia y a las grandes mesas del mundo donde siempre ha estado Veuve Clicquot. Actualmente el champán líder mundial es Moët & Chandon, sin embargo en Estados Unidos el más vendido es Veuve Clicquot.
El ensamblaje de Veuve tiene un porcentaje mayor de la uva Pinot Blanc. Es un champán hecho por una mujer y para mujeres. No quiere decir que al hombre no le guste pero es un estilo que a ellas les encanta, pensado para seducir el paladar femenino. Creo que tiene mucho que ver con la modernidad de la marca y el estilo del champán. El color amarillo seduce mucho a la mujer, porque es una moda.
¿Qué variedades de champaña existen en la cartera de Veuve Clicquot?
Tenemos el Brut, el Demi Sec, un poco más dulce que el primero, y el Rosé, que es la misma base pero con una mezcla de vino tinto. Además están el Vintage blanco y el rosado.
Ahora tenemos dos nuevos productos: Veuve Clicquot Rich y Veuve Clicquot Rich Rosé, con un ensamblaje totalmente atípico para beberlo con hielo como coctel, con varias cosas como cáscara de naranja, pomelo, pepino, té… especialmente esta última combinación es muy interesante, para la cual tenemos una herramienta que ponemos por encima de la botella para filtrar el té y que el champán pase sin que la picadura salga del utensilio.
Estos dos nuevos productos son champañas muy refrescantes, para beber en el Caribe donde hace calor todo el año. Los lanzaremos en Cuba este año.
¿Cómo podrían combinarse los productos de Clicquot con la comida cubana?
La combinación del champán con la comida es algo muy interesante para Clicquot. Por ejemplo, el Veuve Clicquot Rich puede asociarse con muchos tipos de comida y usarse también como aperitivo. Eso es un trabajo que el chef del hotel o punto de venta tiene que hacer con su sommelier para saber relacionar los productos.
Lo importante es saber que puedes cenar con champaña en cualquier tipo de comida. Específicamente la comida caribeña y cubana la podemos asociar muy bien con champaña porque tanto el pescado, el marisco o la carne blanca, así como las salsas con base de frutas con las que a veces se preparan, combinan muy bien con Veuve Clicquot.
¿A qué precios se comercializan estos productos en Cuba?
En los espacios para consumir pueden costar a partir de los 130 y hasta 180 CUC, depende del lugar; quizás en un hotel en Varadero se encuentre a 70 y en una tienda a 150, entonces es una variación enorme que dificulta mucho nuestro trabajo porque nunca nadie lo asocia a un solo precio, pero el precio oscila alrededor de los 100 cuc.
¿Cómo se comportan las ventas de estas bebidas en Cuba? ¿Existe acá un mercado para ellas?
Tenemos buenos resultados y una buena penetración de la marca. Lanzaremos este año el Rich y el Rich Rosé, pero es importante resaltar que estos tienen otro concepto: son para beber con hielo en coctel, así que tenemos que enseñarle las recetas a los sommeliers, más allá de que hemos incluido una pequeña descripción en el cuello de la botella y en la caja del producto, pero hay que educar al bartender porque de lo contrario servirá el Veuve Clicquot Rich en una copa clásica y el consumidor no entenderá jamás lo que proponemos.
Por otra parte los colores de la marca tienen mucho futuro en Cuba porque son muy atractivos para el arte. Cuba es un país de mucho color en las calles, en las ropas y en los carros de la gente. Entonces añadir un color así puede relucir muy bien en todos los ambientes y a los ojos del cubano. En otros países quizás resaltaría demasiado pero aquí es ideal.
Según lo que ha podido identificar a partir de su trabajo en la región, ¿cómo se comporta el consumo de champaña en América Latina?
Extremadamente bien. El país con mejores ventas es Estados Unidos y luego Brasil, Colombia, Puerto Rico, Islas Caimán, Bermudas son grandes países para Veuve Clicquot.
En el Caribe es un consumo excepcional porque hace calor. La gente viene acá para disfrutar con su pareja y el champán es el vino perfecto para esas ocasiones. El champán es saber vivir y disfrutar de las mejores cosas que existen, porque este es de los vinos más sofisticados.
Representa muchos años de trabajo y es resultado de un ensamblaje único que tenemos que repetir cada año para asegurarnos que el cliente final encuentre el mismo sabor en su copa en cualquier país, sin importar el clima, lo mismo en Rusia que en Dubái, porque los consumidores de Veuve Clicquot son conocedores; si beben Veuve Clicquot no prueban otra marca.