“Si Cuba sigue así será la capital de la unidad”. Así de contundente fue la frase agradecida del Papa Francisco a la “disponibilidad activa” del “gran pueblo cubano” y su Presidente para lograr el primer encuentro en casi mil años entre un obispo de Roma y un patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa.
Al filo de las cuatro y treinta de la tarde de este viernes 12 de febrero, los dos jerarcas de las mayores iglesias cristianas del mundo compartieron el salón especialmente preparado para la cita en el aeropuerto internacional José Martí. “Hablamos como hermanos, tenemos el mismo bautismo, somos obispos”, fue el resumen que ofreció a la prensa el Papa Francisco cuando le llegó su turno de calificar el encuentro.
Cinco minutos antes, el Patriarca de Moscú y de Toda Rusia desgajó sus puntos esenciales de la conversación: “Fueron dos horas de discusión abierta, con pleno entendimiento de la responsabilidad con nuestras iglesias, con el pueblo creyente, con el futuro del cristianismo y el futuro de la civilización humana”, afirmó.
“Fue una conversación con mucho contenido, que dio la oportunidad de entender las posiciones de uno y otro”, argumentó Kiril antes de señalar que las dos Iglesias pueden cooperar defendiendo a los cristianos del mundo, trabajar “con plena responsabilidad” para que no haya más guerras y para que la vida humana se respete en todo el planeta.
“Hemos salido con iniciativas viables, que se podrán realizar”, confirmó por su parte el Papa Francisco, para quien la unidad de las dos polos de la cristiandad “se hace caminando”.
Un protocolar (pero no menos simbólico) intercambio de regalos complementó la ceremonia: Kiril agasajó al Papa con una copia del cuadro de Nuestra Señora de Kazán, el principal ícono venerado en la ortodoxia rusa, mientras a su vez Francisco obsequió al Patriarca un relicario de San Cirilo y un cáliz.
Toda la ocasión transcurrió ante la vista satisfecha del Presidente cubano Raúl Castro y el canciller Bruno Rodríguez, partícipes silenciosos de este reencuentro. Sin escatimar abrazos, Francisco y Kiril han marcado un hito, un giro radical en casi un milenio de distanciamiento y crispación.
Acuerdo en La Habana, tregua en Siria
Una declaración de 30 puntos es el resultado más tangible de este encuentro en la capital cubana. Cual bases programáticas, cada aspecto sienta bases de la unidad de acción que parecen emprender católicos y ortodoxos a partir de este momento.
El llamamiento a la comunidad internacional para tomar medidas inmediatas que eviten un mayor desplazamiento de los cristianos en Oriente Medio y África y la insistencia en la negociación como el camino para la solución de los conflictos violentos que azotan a toda esa región; son dos de los puntos firmados por Francisco y Kiril.
Ambos líderes señalaron que todas las denominaciones religiosas tienen una responsabilidad especial en la educación en el respeto a los creyentes de otras denominaciones. En ese sentido hacen votos por detener las campañas de enaltecimiento de la violencia por razones religiosas.
En el documento se insiste en toda la comunión de valores que comparten aún estas dos ramas de la cristiandad, como la concepción de la familia a partir del matrimonio entre un hombre y una mujer y la oposición al aborto y la eutanasia.
Pero habrá otras lecturas al reencuentro consumado en La Habana. Al mismo tiempo que Francisco y Kiril se abrazaron en Cuba, comenzó la cuenta atrás para una tregua en zonas de Siria donde no están presentes grupos que Rusia considera como “terroristas”.
No es osado encontrarle la conexión. A medida que Vladimir Putin se involucraba más en el conflicto sirio, las peticiones del Papa Francisco respecto a las acciones necesarias en el Medio Oriente han ido variando de pedir la oración hasta llegar a un llamado a la movilización internacional en favor de la paz.
La iglesia ortodoxa es una fuerte aliado del Kremlin, también en asuntos de proyección internacional y más si la actuación exterior del país euroasiático supone acudir a salvar comunidades azotadas por el integrismo islámico. La unión de pedidos entre el Vaticano y Moscú agrega legitimidad (aunque no lo explicite) a la contención del Estado Islámico.
Hay un tercer actor que recoge ganancias de esta jornada: la diplomacia cubana.
Involucrada en dos difíciles procesos negociadores (el fin del conflicto en Colombia y la normalización de relaciones con Estados Unidos) la cancillería cubana se llevó las palmas este viernes histórico.
Raúl Castro y sus expertos, con bajo perfil, han sido facilitadores de diálogos entre el Papa, Kiril y Vladimir Putin. No debe olvidarse que el presidente cubano llegó a Roma para realizar una visita oficial al Vaticano procedente de Moscú. Como en política lo real es lo que no se ve, es muy probable que en aquella travesía también portara mensajes del Patriarca.
La “disposición activa” de la que habló Francisco cuando mencionó el rol de Cuba en este encuentro, hoy tuvo su premio. Cuba es otra vez titular mundial.
Lá capital que no hay leche , que lá libra de tomate está carisima, que el transporte está horrible.
Hasta LA UNIDAD es solo para los extranjeros. Los cubanos seguimos desunidos, ya sea no discutiendo los derechos de la comunidad gay en la asamblea, dando palos a las Damas de Blanco que solo hacen caminar, haciendole la vida imposible al que no piensa igual, maltratandonos en la vida cotidiana. Cuba: candil de la calle y oscuridad de la casa.
Que venga el Papa a decirle a mi madre (católica de cuna, y que iba a la iglesia en Cuba cuando pocos lo hacían abiertamente) eso de la “unidad”, cuando ella estuvo la friolera de 30 años sin ver a una de sus hermanas, poir culpa de la maldita dictadura de los Castro. Eso es de una doble moral totalmente inadmisible en un sumo pontífice de cualquier religión. eso es mentir sin ningún pudor; y sin tener en cuenta los ideales que debe defender en primerísimo lugar un Papa católico.
¡Verguenza, verguenza, verguenza!