Cuando por alguna razón conocemos que una o varias personas hacen uso y abuso de los bienes sociales o de propiedad pública, se dice casi invariablemente: “Eso lo está pagando Liborio”.
La manida frase obedece a que desde principios del siglo XX se representó al pueblo cubano a través de Liborio, un personaje que aparecía como un guajiro delgado con indumentaria campesina; sombrero de guano, machete al cinto y cuyo rostro exhibía una nariz protuberante y dos luengas patillas.
La creación caricaturesca era obra de Ricardo de la Torriente y se asegura que ya debuta con ciertos rasgos del futuro personaje en el periódico habanero La Discusión, donde laboró su autor entre 1899 y 1904, pero solo se define y consagra en La Política Cómica, fundada por él en 1905. Sobre el origen del emblemático personaje se cuenta que Torriente se inspiró en un colono del ingenio Guerrero, que pertenecía a su padre, y que el nombre se lo puso más tarde. Por su parte el autor costumbrista, y dramaturgo de éxito, Federico Villoch se adjudicó el bautizo, ocurrido según él en abril de 1890 en la redacción de La Caricatura, donde faenaba también Torriente.
Conjeturas aparte, lo cierto es que La Política Cómica se convirtió en una publicación que fustigaba y ridiculizaba la política nacional, la injerencia estadounidense y otros asuntos de las tres primeras décadas republicanas. Este proyecto hizo de Torriente un hombre acaudalado, pues devino un próspero negocio.
Un renombrado crítico de la época, Bernardo G. Barros, expresó que “Torriente constituye en Cuba un caso de popularidad, debido más que a las condiciones artísticas de su labor, a la glosa constante y semanal de los asuntos políticos que constituyen la actualidad palpitante, el objeto de todas las conversaciones”. Y agregaba: “es el que mejor ha satisfecho y satisface en Cuba las exigencias del público”.
Posteriormente Adelaida de Juan explicó el reconocimiento tremendo del caricaturista y se lo atribuyó al hecho de que pudo resumir y darle voz y figura a la opinión pública, mientras creaba en función del choteo como mecanismo de escape tan usado por el cubano para mitigar la frustración.
A ello se une que en todo tiempo las peripecias y vicisitudes del pueblo han motivado a la musa popular, por lo que selecciono, para cerrar, una décima rescatada por Samuel Feijóo y que tiene como protagonista al legendario personaje:
A las puertas de la gloria
Está San Pedro sentado
Y ve llegar a su lado
Un hombre de cierta historia
No consigue hacer memoria
Y le pregunta con celo:
“¿quién eras allá en el suelo?”
“Era Liborio mi nombre”
“Has sufrido mucho, hombre,
Entra, te has ganado el cielo”.
Fuentes
Bernardo G. Barros: Caricatura y crítica de arte. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 2008.
Adelaida de Juan: Caricatura de la Republica. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1999.
Samuel Feijóo: Liborio en Signos. Santa Clara, enero a diciembre de 1977.
Parece que se podia criticar al gobierno. Y ahora?
Liborio sigue siendo liborio, pero no veo mas caricaturas de el en la prensa, que raro
Lástima que los editores escogieran una imagen de Liborio justo de los meses en que se estaba masacrando a los miembros del Partido de los Independientes del Color en el oriente del país, justo cuando ese personaje y sus comentarios eran rehenes del racismo más terrible