Generalmente la bebida que todos conectan con Cuba es el mojito, y esta fama lo convierte, quizás, en el trago más solicitado en los bares cubanos. A pesar de esto, siempre hay algunos afortunados que llegan a descubrir una bebida muy especial: la canchánchara.
El sonoro nombre de este cóctel anuncia ya cuanta cubanía hay inmersa en él. La bebida es considerada un símbolo de Trinidad, añeja villa Patrimonio de la Humandidad. Pero la costumbre de consumir este líquido se remonta a varios siglos y, aunque con el paso de los años ha cambiado el modo de beberlo, sigue siendo el preferido de muchos.
Cuentan que para mantener el calor corporal y evitar males respiratorios los mambises solían preparar una mezcla especial. El sabroso bálsamo estaba formado por aguardiente de caña, miel de abejas y jugo de limón. Por aquel entonces se tomaba caliente y era servido en una jícara (la nuez seca de la güira).
Actualmente es habitual añadir a la unión de los ingredientes una porción de agua a gusto y unos trocitos de hielo, para hacer el trago más refrescante y apetecible en medio del calor caribeño.
La mezcla del aguardiente con el limón refresca la garganta, produciendo un ardor muy ligero, pero altamente energizante. Por su parte la miel dota al cóctel de un sabor particular, pues deja en el paladar una agradable sensación dulzona que encanta a los consumidores.
Tanto es así, que quienes visitan Trinidad no pueden dejar de visitar la taberna La Canchánchara. En esta casona colonial, junto a la música tradicional de la Isla, se puede disfrutar del exquisito trago, servido en vasijas de barro que recuerdan las jícaras mambisas.
En los últimos tiempos la bebida se consume sobre todo en el Oriente del país, donde es muy popular en los hogares, debido a su fácil preparación. Las medidas de los ingredientes, que pueden variar según la preferencia, son: 0.5 onzas de miel, 0.5 onzas de jugo de limón, 1.5 onzas de Aguardiente, 1 onza de agua natural y 2 onzas de hielo en trocitos.
En un recipiente se vierten la miel y el jugo de limón, revolviéndolo hasta que se disuelva la miel. A la composición se le añade el Aguardiente (después de echarle su trago a los santos), el hielo y se completa con el agua. Basta revolverlo nuevamente y el trago está listo para ser disfrutado