El más grande y sofisticado explorador de Marte jamás construido —un vehículo del tamaño de un coche lleno de cámaras, micrófonos, taladros y láseres— despegó el jueves hacia el planeta rojo como parte de un ambicioso proyecto de largo alcance de la NASA para traer las primeras muestras de roca marciana a la Tierra a fin de ser analizadas en busca de evidencia de vida antigua.
La sonda Perseverance de la NASA despegó a bordo de un poderoso cohete Atlas V en el cielo matutino en el tercer y último lanzamiento del verano a Marte. China y Emiratos Árabes Unidos se adelantaron la semana pasada con sus propias misiones, pero las tres deberían llegar al planeta rojo en febrero después de un viaje de siete meses y 480 millones de kilómetros (300 millones de millas).
El explorador de seis ruedas impulsado por plutonio perforará el suelo marciano y recolectará pequeñas muestras que llegarán a la Tierra aproximadamente en 2031, en una especie de carrera de relevos interplanetarios que involucra a muchos países. El proyecto sin precedentes incluye múltiples lanzamientos y varias naves espaciales, y costará más de 8.000 millones de dólares.
El jefe de la misión científica de la NASA, Thomas Zurbuchen, catalogó el lanzamiento como el inicio del “primer vuelo redondo de la humanidad a otro planeta”.
“Me fascinó, perforando un orificio en el cielo, ¿cierto? Despegando desde la costa cósmica de nuestra Tierra, vadeando allá en el océano cósmico”, afirmó.
Además de abordar la cuestión de la vida en Marte, la misión dará lecciones que podrían allanar el camino para la llegada de astronautas a partir de principios de la década de 2030.
“Hay una razón por la que llamamos Perseverance (Perseverancia) a la sonda. Porque ir a Marte es difícil”, dijo el administrador de la NASA Jim Bridenstine justo antes del despegue. “Siempre es difícil. Nunca ha sido fácil. En este caso, es más difícil que nunca porque lo estamos haciendo en medio de una pandemia”.
La nave espacial estadounidense tardará siete meses en llegar a Marte tras recorrer 482 millones de kilómetros (300 millones de millas).
Una vez en la superficie, Perseverance buscará evidencia de vida microscópica pasada en el antiguo lecho de un lago, y reunirá las muestras más prometedoras de rocas para que sean recogidas en un futuro. La NASA se ha asociado con la Agencia Espacial Europea para traerlas a la Tierra aproximadamente en 2031.
“No sabemos si existió vida allí o no, pero sí sabemos que Marte fue habitable en algún momento de su historia”, afirmó Bridenstine el miércoles.
Estados Unidos —el único país que ha logrado colocar una nave sobre la superficie de Marte sin contratiempos— pretende lograr su novena misión en el planeta rojo, que se ha convertido en el Triángulo de las Bermudas de la exploración espacial con más de la mitad de las misiones estallando, chocando o terminando en fracasos.
China envía tanto un explorador como un orbitador, mientras que Emiratos Árabes Unidos, un país que inicia sus exploraciones espaciales, tiene un orbitador en camino.
Se trata de la estampida más grande a Marte en la historia de los viajes espaciales. La oportunidad de volar entre la Tierra y Marte se da sólo una vez cada 26 meses, cuando los dos planetas se encuentran en el mismo lado del Sol y prácticamente lo más cerca posible entre sí.
El lanzamiento se llevó a cabo a tiempo a las 7:50 de la mañana pese al sismo de magnitud 4,2 registrado 20 minutos antes del despegue que sacudió el sur de California, el lugar donde se encuentra el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, que supervisa la misión del explorador.
En caso de que todo salga bien, el explorador descenderá en superficie marciana el 18 de febrero de 2021, en lo que la NASA llama siete minutos de terror, en los cuales la nave pasará de 19.300 kph (12.000 mph) a un alto total, sin ninguna intervención humana. Lleva consigo 25 cámaras y un par de micrófonos que permitirán a los terrícolas atestiguar indirectamente los acontecimientos.
La sonda Perseverance tendrá como misión un engañoso territorio inexplorado: el cráter Jezero, atestado de peñas, acantilados, dunas y posiblemente rocas que posiblemente cuenten con las firmas químicas de microbios de lo que fue un lago hace más de 3.000 millones de años. El explorador almacenará 15 gramos (media onza) de muestras de roca en decenas de tubos de titanio súper esterilizados.
También liberará un pequeño helicóptero que intentará el primer vuelo propulsado en otro planeta, y probará otra tecnología a fin de allanar el camino para los astronautas en un futuro. Eso incluye equipo de extracción de oxígeno de la delgada atmósfera de dióxido de carbono de Marte.
El plan es que la NASA y la Agencia Espacial Europea lancen un buggy para dunas en 2026 para recolectar más muestras de rocas, así como un cohete espacial que pondrá en la órbita marciana los especímenes recolectados. Luego otra nave espacial recuperará las muestras de la órbita y las traerá a casa.
Las muestras tomadas directamente de Marte, no obtenidas de meteoritos descubiertos en la Tierra, han sido consideradas desde hace mucho tiempo “el Santo Grial de la ciencia de Marte”, de acuerdo con el zar original de la Nasa sobre Marte, Scott Hubbard, ahora retirado.
Para responder de forma definitiva si hay vida —o llegó a haber— más allá de la Tierra, las muestras deberán ser analizadas con los mejores microscopios de electrones y otros instrumentos, demasiado grandes para caber en una nave espacial, de acuerdo con Hubbard.
Otras dos sondas enviadas de antemano por la NASA operan en Marte: los exploradores InSight de 2018 y Curiosity de 2012. Otras seis naves exploran el planeta rojo desde su órbita: tres de Estados Unidos, dos de Europa y una de India.
El cohete que lanzó a Perseverance es del proveedor aeroespacial United Launch Alliance. Esta compañía fabricante de cohetes con sede en Denver y sus predecesoras han transportado todas las sondas de las misiones de la NASA a Marte, comenzando con las Mariner en 1964.