¿Qué nos hace preferir el café al té? Los gustos serían determinados en parte por la “genética”, según un estudio australiano, publicado en la revista científica Nature.
El café, el té y el alcohol son bebidas de gran consumo con diferentes niveles de amargura y se han relacionado tanto con efectos beneficiosos como adversos para la salud. La sensibilidad frente a lo amargo, según los investigadores, viene dada genéticamente.
El estudio utilizó una muestra muy grande (438,000 australianos) para mostrar que “la percepción de la amargura influye en el consumo de té y café”, dijo Daniel Liang-Dar Hwang, de la Universidad de Brisbane, uno de los coautores del estudio. De acuerdo con esta idea, las personas con mayor sensibilidad al sabor amargo del café son las que más lo beben.
Eso “sugiere además que los consumidores de café desarrollan un gusto o capacidad para detectar la cafeína” comentó a la revista Nature la profesora de medicina preventiva Marilyn Cornelis, otra coautora del estudio. “La genética se explica un poco más en la percepción de la amargura que en la percepción de la dulzura”, agregó Dianel Liang-Dar Hwang.
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“Es más probable que las personas a las que les guste el café aprecien la amargura de los vegetales verdes o de las bebidas amargas” escribieron en las conclusiones.
La percepción de los gustos también está influenciada por nuestros comportamientos, por la cultura. Por eso, los investigadores afirman que es posible “muchas personas puedan aprender a disfrutar los alimentos o bebidas amargas” a fuerza de intentarlo pero sin tener una sensibilidad nativa para eso.