Nepal conmemoró el miércoles 66 años del primer ascenso al Everest en medio de una temporada de escalada marcada por el mayor número de muertos de los últimos cuatro años y un debate sobre si el gobierno debería limitar los permisos para evitar el peligroso hacinamiento en la cima más alta del mundo.
Durante un acto en Katmandú para celebrar la exitosa escalada de Edmund Hillary y Tenzing Norgay en 1953, funcionarios dijeron que no hay planes para limitar el número de permisos, que este año alcanzaron un récord histórico.
Nepal, uno de los países más pobres del mundo, recibe 300 millones de dólares anuales por este rubro.
El gobierno emitió también el mayor número de permisos de la historia, con 381. Este año, total de 11 personas han fallecido en el lado sur de la montaña, en Nepal, la mayor cifra desde 2015. La mayor parte de los decesos fueron atribuidos al mal de altura.
El mal de altura es causado por bajas cantidades de oxígeno a gran altura y puede causar dolores de cabeza, vómitos, dificultad para respirar y confusión mental.
Debido a la altitud, los escaladores tienen sólo unas horas para llegar a la cima antes de correr el riesgo de sufrir un edema pulmonar, cuando los pulmones se llenan de líquido, causando insuficiencia respiratoria.
Los alpinistas han descrito atascos provocados por exhaustos novatos en la “zona de la muerte”, la fase final del ascenso desde el Campo Cuatro, a 8.000 metros (26.240 pies) hasta el pico de 8.850 metros (29.035 pies). En esa zona las demoras pueden ser letales.
El miércoles, el ministro de gobierno de Nepal, Gokul Prasad Baskota, negó mala gestión en los permisos de ascenso al Everest y dijo que podría tratarse de un problema de mal entrenamiento de los alpinistas.
El renombrado alpinista Um Hong-gil, de Corea del Sur, quien fue honrado por el gobierno de Nepal en el evento conmemorativo, dijo que el número de alpinistas debería reducirse y que sólo se debería permitir el acceso a quienes tengan la formación y experiencia adecuadas.
Escalar el Monte Everest era un sueño que pocos realizaban antes de que Nepal abriera su ladera a la escalada comercial hace medio siglo.
Antes la expedición era accesible sólo a una élite de montañistas adinerados, pero la creciente demanda rebajó el costo, abriendo el Everest a aficionados y aventureros.
Quienes quieren coronar la cumbre más alta del mundo deben presentar un certificado médico que acredite que están bien físicamente, pero no están obligados a demostrar su resistencia a las alturas extremas.
A medida que el encanto del Everest ha crecido, también lo hicieron las multitudes. Ahora suben escaladores sin experiencia que se tambalean en el estrecho pasadizo hacia la cima y causan retrasos letales, dijeron escaladores veteranos.