Una mujer y un pene. Ese es el cuadro, en términos generales, y con sus variaciones de dos o más mujeres y uno o más penes. A los hombres apenas les sale el rostro; apenas se recrea la cámara en el cuerpo de ellos. Voilà falocentrismo absoluto.
Yo vi mi primer porno bastante crecidita ya. Antes, en la adolescencia, solo ocurrió una vez, cuando mi primo y un amigo suyo se entregaron a la pasión de un “pellejo” en DVD, al final de una fiesta, cuando todos se habían marchado. A mí me pareció un poco grotesco, así que me fui a dormir, dejándolos entre risas nerviosas frente a una pantalla sin audio en la sala.
Luego, ya pasados los 20 años y entrada en mi propia vida sexual, me dediqué a ver más. Pero volvió la percepción de lo grotesto y mi reacción inicial fue de rechazo. A la larga algunos videos me gustan, pero es un hecho que la mayoría ofende. “Qué acomplejada eres”, me dijo un amigo. “Es que tú no sabes buscar”, me dijo mi novio. Pero es que las mujeres no la tienen fácil con el porno.
Porque el porno no está hecho para las mujeres. Porque no se espera que las mujeres gocen su sexualidad con libertad, ni dentro de la ficción del porno, ni mirándola.
“La estética del porno clásico es la violatoria”, dice la sexóloga Adirana Arias. Y sí: la actitud hacia la mujer es depredadora: el tipo dándose placer a costa de ella y no junto a ella; la devora, la consume, la quema, la gasta… la usa. Aun si ella goza, parecerá que lo está haciendo más para él que para sí misma.
El grueso de la producción está destinada al público macho. He hecho búsquedas aleatorias, a lo que viniera. Y se repite el patrón del poderoso falo-enfocado, con la pobre que lo aguanta y “tan zorra que goza”. “Cógela, perra. Aguanta, ahí”.
En un afán casi antropológico, busqué por “varias mujeres, un hombre”, a ver si por mayoría cambiaba el panorama. Pero el varón siempre gana puntos y nosotras los perdemos. Ellos ganan si son varios con una, ellos ganan si es uno con varias; ella no será reina ni dueña: es la sometida al falo, y si lo goza, peor para ella.
De tres horas de porno random, encontré solo un tipo nice, que recibía placer y daba, y cuando daba, no era solo tomando sino entregando también, queriendo satisfacer y gozar a un tiempo. That’s my man!
Digo, no sabré buscar, pero lo que salta a la vista no está bueno. Es más, la mayoría de las posiciones, las tallas de los penes y las intensidades de penetración no son las más placenteras para la mujer. Es difícil tener orgasmos de espalda y sin estimulación del clítoris, ni es agradable un pene gigantesco entrando y saliendo violentamente. (Por cierto, muchos hombres también se sienten incómodos con la presión de representar ese rol).
Con estos videos, más que gozar, ellas parecen estar sufriendo. Y si parece que gozan, que gocen sufriendo me parece mal mensaje, masoquismos aparte.
Llega el punto en que para que no sentir lástima o indignación, el único recurso es buscar videos de porno feminista, o de solo mujeres o videos de hombres hechos para otros hombres. Eso en lo que, como dice mi novio, aprendo a buscar. En lo que se hace más fácil que un hombre y una mujer, o varios hombres con una mujer o varias mujeres con un hombre, puedan verse disfrutando el sexo más horizontalmente (¡incluidas posiciones verticales!). En lo que las mujeres por fin aparecemos en cámara disfrutando y parezca también que disfrutamos directamente, y no por padecimiento o aguante; en lo que las mujeres por fin la tengamos fácil –también– con el porno.
Muy bueno!! Interesante lectura!