Gina León “aleja” viejos amores con su voz serena. La acompaña el sonido de una guitarra y de la percusión cubana. Aléjate, entona la diva en ese tema homónimo de Roberto Cantoral, y rememora la década de 1960 cuando se adueñaba de los escenarios en la Isla, e imponía modas con sus peinados y maneras de vestir.
La escena acontece una tarde veraniega en el célebre Gato Tuerto de La Habana (Calle O, entre 17 y 19, Vedado). León, ahora con solo “unos pocos años de más” y su estilo interpretativo intacto, seduce a un auditorio que celebra los 53 años de un establecimiento singular en la madrugada capitalina.
Qué te cuesta, Aunque seas feliz y En nosotros son canciones que dejarán extasiados a quienes se lleguen al Gato Tuerto en las madrugadas de octubre venidero, fecha en que Gina se enseñoreará en ese rincón romántico habanero, como antaño lo hicieran Elena Burke, Marta Estrada, Moraima Secada, José Antonio Méndez y César Portillo de la Luz.
Y la noticia suena agradable al oído. Se trata de una revitalización del espacio, que ha encontrado en el periodista Julio Acanda, a un conductor excelente en los últimos 12 años; y que desde hace un lustro, también ha devenido director artístico, de cuya creatividad ha resultado una exquisita selección del elenco de cada noche.
Acanda explica que desde el 26 de agosto de 1960 el “Gato” se ha mantenido abierto, “cerrado solo en unos intervalos esporádicos”.
Como momento esperado y memorable de cada cita nocturna, comenta Julio, abre el Night Club con una explícita grabación del conocido dramaturgo Héctor Quintero quien, en una excelente síntesis, cuenta la historia del rincón capitalino, detallando en cantantes y conciertos importantes.
Pasadas las diez de la noche y hasta las cinco de la madrugada, se llegan a ese melodioso sitio una nueva generación de músicos, encabezada por Osdalgia Lesmes. También se suma Baby Lores, quien advierte que cada miércoles, desde este septiembre, mostrará otra faceta de su hacer al interpretar sus temas y otros del repertorio nacional, en tiempo de baladas.
Muchos artistas de la plástica en Cuba han escogido las paredes del restaurante del Gato Tuerto para exponer sus obras. Precisamente Alexander Izquierdo rinde tributo con sus piezas al onomástico del lugar con sus piezas cargadas de color, las cuales pueden apreciarse hasta finales de año.
Llegarse al Gato y agenciarse una de sus 82 sillas, resulta una atractiva opción para disfrutar de la magia de la madrugada habanera. Entre boleros conocidos, usted puede probar las deliciosas bebidas Orgasmo del Gato y la Piña del Gato, ambos tragos de la casa, que preparan cantineros experimentados. Y así, dejarse seducir por el canto de su majestad: la canción cubana.