Los bates irrompibles de Claudio Roba

Para que no queden dudas de su resistencia, Claudio Roba toma un martillo de cinco libras y lo golpea una, dos, tres, cuatro veces… El madero que yace en el suelo se abolla, pero no se quiebra.

“Un lanzamiento de 90’ millas no le impactaría con tanta fuerza. Como ve, es un modelo de bate prácticamente irrompible”, dice.

Los fabrica desde finales del 2014, luego de seis años de pruebas y mucho estudio.

Es el primer bate de fibras de madera que se obtiene en Cuba y ha sido diseñado con la intención de respaldar los entrenamientos del deporte nacional de la Isla.

En una pequeña carpintería, en las afueras de la ciudad de Pinar del Río, Claudio Roba comenzó a trabajar en el proyecto en el 2008.

“En muchas ligas de béisbol a nivel mundial, se utilizan bates de fibras de carbono o de bambú en las prácticas, por su durabilidad, así que me propuse hacer una versión que fuera ciento por ciento cubana”, explica.

Los primeros intentos, los realizó a partir del bambú, pero los resultados no fueron buenos. Después cambió hacia la madera, corrigiendo una y otra vez las deficiencias que iba notando.

“Fue un trabajo de mucha paciencia, porque al principio se partían con relativa facilidad”, señala Roba.

Con una vasta experiencia en la fabricación de implementos deportivos, este “artesano de calle”, como se define a sí mismo, produce bates de madera avalados por la Comisión Nacional de Béisbol de Cuba desde el año 2007.

Hombres como Yoenis Céspedes, Alfredo Despaigne, Osmani Urrutia, Ariel Pestano y Yoandry Urgellés los han empuñado con regularidad y entrenadores de renombre en el mundo de las bolas y los strikes, como el señor pelotero Luis Giraldo Casanova o Rey Vicente Anglada, han elogiado su calidad.

Claudio Roba, sin embargo, considera que su nuevo bate de fibras pudiera tener una aceptación todavía mayor.

El proceso para su fabricación no es complejo. Primeramente se preparan finos listones de madera que se unen con un pegamento hecho por él mismo a base de resinas naturales, hasta conformar una pieza compacta que se “cocina” a más de 100 grados de temperatura y luego se tornea.

La resistencia está dada por la posibilidad de combinar fibras duras, de árboles como el roble, el eucalipto y el marabú, con las fibras elásticas de la acacia, la güira o la majagua.

“La proporción depende del atleta que irá a utilizarlo. Si es un slugger, por ejemplo, habrá que emplear mayor cantidad de fibras duras. En cambio, para un chocador de bola, predominarán las elásticas y semielásticas, para que sea más ligero”.

Hasta el momento, dos de esos bates han resistido con éxito durante cuatro meses los entrenamientos del equipo de Pinar del Río sub-18. Un resultado muy positivo según los especialistas, en una categoría donde la falta de técnica hace que los implementos se partan con frecuencia.

Muy pronto, en cuanto comience su preparación para la Serie Nacional, también la selección principal de la provincia tendrá la oportunidad de probarlo y de aportar un criterio definitivo del bate irrompible de Claudio Roba. A fin de cuentas, en materia de béisbol, la última palabra siempre la dice el terreno.