Dicen popularmente que la prostitución es el oficio más antiguo de la cultura humana. Los burdeles, casas de cita o garitos de toda índole, han sido testigos a través de las épocas sobre todo de la sexualidad del macho. Dentro de esta tradición lo nuevo es el surgimiento de lupanares donde las anfitrionas son muñecas hiperrealistas e “inteligentes”.
Es una nueva moda entre varones heterosexuales que recurren al sexo de silicona para fantasear utilizando esas artesanías sofisticadas.
Hace décadas que la tecnología busca ponerse al servicio de una cada vez más llamativa variedad de tendencias y preferencias sexuales.
Juguetes y objetos eróticos de los más disímiles inundan las sex shops del mundo, y sobre todo, la imaginación de las nuevas generaciones.
En Cuba la oferta de juguetes sexuales es escasa y semiclandestina. Dentro de la moralina institucional, el juego erótico no incluye estos objetos como parte de las prácticas “recomendables” o “saludables”.
Sin embargo, tanto como la pornografía, cada vez más accessible, consumida y producida en la Isla, los juguetes van ganando su público.
En la web de compra y venta Revolico, por ejemplo, hay varias ofertas de estos productos.
“Consolador-Masajeador Íntimo en forma de Pene de 19 Centímetros de Longitud. De Látex. Marca Hieha. Con Ventosa adherente en uno de sus extremos. Precio 35 CUC”.
Otros, más sofisticados, se auxilian de la estela de Cincuenta sombras de Grey.
“Hola mi nombre es Lola de Grey, vendo consoladores y todo tipo de juguetes sexuales. Desde desapercibidos estímulos para el clítoris fácil de ocultar en nuestra ropa interior, estímulos anales para todos los sexos, caramelos para sexo oral, anillo vibradores para el miembro masculino…”
Tambien en sitios como amordegoma.com y bachecubano.com, en los que se publicitan las primeras sex shops de Cuba, se despliega un catálogo amplio de juguetes, lubricantes y trajes, aunque aún no se proponen muñecas.
Las muñecas sexuales tienen un largo recorrido en el erotismo y la sexualidad del mundo asiático, y ahora irrumpen en Occidente con mayor fuerza con estos burdeles que reemplazan a mujeres reales.
Ya se han abierto los primeros de estos establecimientos en España, Francia, Alemania, Italia e Inglaterra, con tarifas por hora y habitación con precios que van desde los 50 hasta los 200 euros.
Se presentan como una solución económica para las personas que no se pueden regalarse una de estas muñecas y llevárselas a casa. Sería una gran “inversión” que puede rondar los 5000 euros.
El grado de hiperrealismo ha convertido a estas acompañantes inanimadas en verdaderos trofeos.
https://www.youtube.com/watch?v=HUdPg81yHLg
Las muñecas potencian el grado de satisfacción individual. En un reportaje de BBC, un cliente narra su preferencia por estos burdeles. “Una prostituta es una persona real, puede juzgarte por tus fantasías y preferencias. Con una muñeca sólo tengo que pensar en mi satisfacción”.
Estos nuevos servicios hacen la competencia a los burdeles tradicionales. Sus dueños enarbolan las ventajas éticas de esta propuesta de negocio, ya que no pagan por mujeres y en ese sentido en algunos casos se reducen las tramas de explotación y tráfico para la prostitución.
La antropóloga argentina Cecilia Varela, citada por el diario Página 12 considera que estas prácticas reducen daños. “Si uno piensa que el trabajo sexual es una forma de violencia, el sexo con muñecas podría tener un correlato positivo”.
Otros especialistas opinan que el trabajo sexual no es necesariamente una forma de violencia, sino que puede ser una opción laboral como otra cualquiera. También creen que la masificación de estas muñecas enfatiza la cosificación del cuerpo femenino, al naturalizar el cuerpo como un mero objeto de placer y dominación.
Las muñecas amplían las ofertas a un mercado siempre creciente en sus demandas y apetencias sexuales. Hace pocos años las webcamers alcanzaron una enorme popularidad, al permitir desde la intimidad de las casas el consumo de pornografía interactiva.
La pornografía y toda la industria del sexo que se desarrolla alrededor de ella, factura a nivel mundial un aproximado de 60,000 millones de dólares por año. Lo nuevo que surja será integrado para lubricar cada vez más esta maquinaria de hacer dinero.
Las muñecas hi tech, conocidas también como sexbots (combinando “sexo” y “robot”), evocan un tipo de sexo futurista entre humanos y máquinas, y orgasmos en soledad “acompañada”.
La personalización es otro de los rasgos de este mercado en el cual estas muñecas surtirán efecto al poder adaptarse a gustos y preferencias muy específicas.
Algunas “creaciones” llegan a ser verdaderamente cuestionables, como las muñecas programadas para ser violadas y abusadas o las muñecas “menores de edad”, dirigidas a usuarios pederastas.
Los humanos somos exploradores por excelencia y esa necesidad persistente de buscar nuevas experiencias, nos lanza a probar y recrear nuevos entornos.
En sociedades donde la soledad, la depresión y el individualismo son parte de la vida cotidiana, las muñecas sexuales aparecen como opción de compañía y objeto de divertimento para muchos, y motivo de debate también.
Aunque se les menciona menos, también existen los muñecos varones.
¿Cómo caerían en Cuba estos mega juguetes? ¿Tendrían éxito en un ambiente donde se presume de ser muy buenos amantes, y donde las prácticas onanistas o sexodiversas son rechazadas o aún generan malestar en ciertos grupos?