Gran Bretaña propuso el lunes por primera vez regular directamente a las empresas de medios sociales, un sistema en el que los altos directivos de las compañías afrontarían multas si sus plataformas no bloquean contenido como propaganda terrorista o imágenes de abuso de menores.
La normativa crearía un “deber de protección” para empresas de medios sociales como Facebook y Twitter que las obligaría a proteger a los jóvenes que utilizan sus sitios. Las normas estarían supervisadas por un regulador independiente financiado por un gravamen a las compañías de internet.
“Nadie en el mundo ha hecho esto antes, y es importante que lo hagamos bien”, dijo a la BBC el secretario de Medios Jeremy Wright. “Y no pido disculpas por el hecho de que planteáramos las propuestas, que creo que es la forma correcta de hacerlo, pero después tendremos que escuchar lo que la gente tiene que decir sobre ellas”.
Ahora se abrirá un periodo de consulta pública de 12 semanas antes de que se publique el proyecto de ley.
Mientras que Estados Unidos ha delegado en gran parte en las fuerzas del mercado para regular el contenido en un país donde se atesora la libertad de expresión, algunos gobiernos europeos han indicado que están dispuestos a exigir a las empresas de tecnología que bloqueen contenido dañino e impidan que los extremistas utilicen internet para avivar las llamas del odio.
El secretario británico de Interior, Sajid Javid, criticó a las firmas de tecnología por no tomar medidas pese a las peticiones reiteradas de que actúen contra el contenido dañino.
“Por eso obligaremos a estas empresas a comportarse de una vez por todas”, dijo Javid.
Por su parte, la responsable de Facebook política pública en Gran Bretaña, Rebecca Stimson, dijo que el objetivo de las nuevas normas debería ser proteger a la sociedad al tiempo que se respaldan la innovación y la libertad de expresión.
“Son asuntos difíciles de abordar con éxito y estamos deseando trabajar con el gobierno y el Parlamento para garantizar que las nuevas regulaciones son eficaces”, señaló.
Wright insistió en que al regulador se le exigiría tener en cuenta la libertad de expresión a la hora de impedir daños.
“De lo que estamos hablando aquí es de contenido generado por el usuario, lo que la gente pone en internet, y las empresas que facilitan el acceso a esa clase de material”, señaló. “De modo que esto no trata sobre periodismo. Trata sobre un espacio no regulado que tenemos que controlar mejor para mantener a la gente más a salvo”.