Se tiró encima sus mejores prendas. Retocó todas las partes importantes del maquillaje. O sea, todo. Puso énfasis en los ojos y la boca. Ella sabía lo que hacía. Igual se perfumó con una copia de Chanel le acompañaba en las noches. Y esa era una noche de esas, aunque por primera vez el asunto del perfume carecía de importancia. Se puso los tacones, agarró el creyón, el celular, los audífonos y salió a la calle. Era una vedette lista para conquistar el ciberespacio.
Sentada en un banco con sombra del Parque Vidal, se retocó los labios bien rosados, se empolvó la cara y sin poder evitar el rictus de hermanastra de Cenicienta mostró su mejor sonrisa al móvil. Al instante supo que compartiría con los demás fieles del banco, algo más que la WiFi.
—Oyeee… ¿me escuchas? ¡Oyeee…!
Y el grito posiblemente se haya escuchado en Roma. Mientras la señora de al lado, que no tenía celular ni WiFi, pero era superamistosa, saludaba al rostro que asomaba en la pantalla.
—¿Una nueva amiga, ma’?
—No, hijo no. Es la mujer que estaba sentada aquí cuando llegué, pero tú sabes que los cubanos somos unos contentos. Me contó que sacaron papel sanitario en “Praga”. De aquí voy pa´ allá, que eso vuela y se da unas perdías, y a Ramoncito lo ingresan la semana que viene. Pero no me has dicho nada de mi look.
La señora se levantó presurosa y se paseó el celular de la cabeza a los pies. Dudo que el de Roma haya distinguido algo claro. Lo que ella ignoraba es que en ese traqueteo se le “congelaba” la conexión. Típico.
¡Este hijo mío es un despistado!, comentó con la de al lado, que seguía con total atención la videollamada ajena. Esta asintió con la cabeza, como si le hubiera mojado con agua bendita el día del bautizo.
“Lo de la Internet es un lío y a esto le dicen congelarse. ¡Con el calor que hace!”, continuó la señora mientras insistía con el IMO. Por supuesto la superamistosa de al lado le dijo que sí. Aquí por lo menos tenía razón en asentir por el calor, a diferencia de la WiFi, no menospreciaba ningún bolsillo.
—Oyeee… ¿me escuchas? ¡Oyeee…!
Y volvimos al principio. La señora estuvo repitiendo eso como entrante a cada bocadillo siguiente. Se retocó el maquillaje otras tres veces. Llevaba al unísono la llamada y la charla con la amiga gratuita que se encontró en el banco. Le contó al hijo los mil y un enredos con la propiedad de la casa, cómo la hija de Juanita (la que vivía en la esquina, para más señales) se había casado con un canadiense y que la prima de Sagua venía quedarse en Santa Clara esta semana. Siempre contando con la aprobación y solidaridad de la señora de al lado, por supuesto. La misma que en un rato supo más novedades que en el noticiero de las ocho.
La conversación más seria fue el tema de la trusa. El jueguito nuevo que le trajeron a Jessica de la Caridad era una pieza que todos querían en el barrio. La explicación era digna de cualquier libro especializado en cubismo. No se entendía. Y si entendías de seguro no quedabas muy conforme con las preferencias textiles de la señora. Pero es lo que “se usa”, según la casa de moda del barrio del Condado.
No sé si consumió la hora y los dos CUC, ni si habrá conseguido el papel sanitario, pero la que llegó como vedette, como vedette se marchó del parque. Le soltó un “I love you” en un inglés imperfecto. El de Roma tampoco creía era el mejor modelo para su madre, pero ella insistió en su derecho a la provocación desmedida.
Sí, en tiempos de WiFi hay que estar a la altura. Si algo se va a caer que sea la conexión. Al fin y al cabo, que me haya enterado de lo sabores y sinsabores de la señora es culpa de la WiFi, y de la guagua que siempre llega atrasada. Yo me sentaba ahí, inocente…No es que oiga conversaciones ajenas.
Realidad a la cubana no hay mejor consulta de psicología que montar guagua ,coche ahora wifi ahí el cubano te suelta el paquete de todos sus problemas y sus logros y al marcharse ya llega su casa libre de pecado.
Triste y penoso: culpa del wifi? tristisimo! Parece que los anestesiados no se percatan que se merecen tener la conexion en sus casas y tener privacidad. Tampoco les parece atrasado , incivilizado, y aberrante que quien este a su alrededor se entere de su vida y milagro. Por demas, no les importa achicharrarse, sentarse en lugares incomodos y de hecho a veces ser victimas del robo. Que pueblo tan aguerrido y sacrificado! Que hubieran pensado los padres de la patria de este rebano docil.
(Risas), Una simpática escena folclórica de la Cuba de hoy.
Los cubanos somos así..lo poco que tenemos lo damos con alegrías. Y lo compartimos con los demás..esa es la parte buena y linda que hay en esa isla donde se vive sin maldad sin sobresaltos .donde los niños todos ban a las escuelas.donde las amistades siempre se alegran de que les visites.donde al oír un poco de música y tomarme una cerbeza es sinónimo de fiesta y alegría pero todos somos una gran familia en ese pedacito de tierra.que adoro con todo mi corazon.ese calor humano.no se ciente en más ningún lugar..cuando estas fuera hay dinero en el bolsillo Internet para estar como idiotas el día completo con el móvil o el ordenador o trabajando donde no puedes ni disfrutar siquiera de tu familia donde las amistades solo hay tiempo para llamarlas un segundo porque no pueden atenderte ya que hay demasiadas ocupaciones.y donde hay de todo pero casi no puedes ni disfrutarlo porque vives para trabajar..
Pregunto de nuevo, por qué si el reportaje es desde Sta Clara, no hay entocnes una foto del parque Vidal, una foto real, pq tienen q poner siempre fotos de otro lugar. Creo q le daría más veracidad al relato, más autenticidad.
Y otra cosa, se le pide permiso a las personas q son fotografiadas? Se les dice en q se utilizará su foto? Esta señora sabe q está en un trabajo sobre la WiFi??. Ojo con eso, no se puede irrespetar la privacidad de los demás.
Es que asi somos los cubanos… Jiiii el dia q cambiemos pues dejaremos de serlo.. Bravo Mayli siempre pones la realidad como va.
Por algo en Camagüey le decimos “El Muro de las Lamentaciones” a las zonas Wi Fi…
Y respecto a la opinión de la Grajales…”privacidad ¿?” Preguntar por Assange y Eward Snowden, por favor…
“Sentada en un banco con sombra del Parque Vidal, se retocó los labios bien rosados”
Te he leído muchas veces y siempre utilizas el “bien” donde debe ir el muy. Lo haces en Vanguardia, acá, en Face…en todos lados. Está mal usado. Y si lo tienes asimilado y no encuentras otra palabra o no quieres usar el “muy” pasa de él. Y deja solo “rosados”. En eso te me pareces a los de la televisión y me duele.
La que se hace llamar Mariana Grajales debe en primer lugar, dejar de irrespetar. En primer lugar, no usar el nombre de la madre de Maceo al que no tiene ningún derecho. En segundo lugar, debe respetar a los cubanos. Y no hablar tanta basura. El artiiculito de Mayli Estévez ni tiene gracia ni aporta nada que no se sepa. Rara vez escribe aquí algo que sirva.