El pasado sábado OnCuba informaba el hallazgo del cadáver de Lázaro Frank Montero Pita, trabajador de 57 años perteneciente a la Empresa de Construcción y Montaje Especializado. Se trataba del último de los cuatro trabajadores que quedaron sepultados por escombros como consecuencia del derrumbe de la pared interior de la chimenea de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras.
En el hecho también perdió la vida Alexis Bernardo Labrada, de 47 años. Los otros dos trabajadores atrapados por los escombros pudieron ser rescatados con vida el propio viernes y se recuperan de las lesiones.
Los últimos años han sido aciagos en nuestro país en relación a muertes por accidentes laborales. La mayoría de las 47 víctimas mortales que se contabilizaron durante la explosión del Hotel Saratoga se encontraban laborando en el momento del hecho.
Otro tanto ocurrió en el accidente de la Base de Supertanqueros de Matanzas, donde 16 personas fallecieron, nueve de ellos bomberos. De las seis vidas que se perdieron en la isla a consecuencia del huracán Ian, tres correspondían a linieros de distintas provincias del país.
Todas estas personas, en el momento en de su fallecimiento, se encontraban trabajando. Esas muertes se consideran accidentes laborales.
¿Qué son los accidentes laborales? ¿Cuál es la dimensión real de este problema y cuáles son los principales factores de riesgo? Sobre estos temas estaremos hablando en el artículo.
Accidentes del trabajo
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el accidente laboral como el suceso ocurrido en el curso del trabajo o que tiene alguna relación con la ocupación profesional. Puede causar lesiones, mortales o no.
La Recomendación sobre las prestaciones en caso de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de 1964 señala que se deberían considerar accidentes del trabajo los siguientes:
- Los accidentes sufridos durante las horas laborales, en el lugar de trabajo o cerca de él, o en cualquier lugar donde el trabajador se encontrara debido a su empleo, sea cual fuere la causa del accidente.
- Los accidentes sufridos durante períodos razonables antes y después de las horas de trabajo, y que estén relacionados con el transporte, la limpieza, la preparación, la seguridad, la conservación, el almacenamiento o el empaquetado de herramientas o ropas de trabajo.
- Los accidentes sufridos en el trayecto directo entre el lugar de trabajo y:
- La residencia principal o secundaria del asalariado.
- El lugar donde el asalariado toma habitualmente sus comidas.
- El lugar donde el asalariado percibe habitualmente su remuneración.
Dimensión del problema
Un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado en el 2021 estimó que en el mundo ocurren 360 millones de accidentes laborales. Además, que las enfermedades profesionales y los traumatismos relacionados con el trabajo provocaron la muerte a 1,9 millones de personas en 2016.
Sin embargo, según el propio informe, no son los traumatismos y los accidentes la causa más frecuente de muertes relacionadas con el trabajo. Este lugar lo ocupan las enfermedades crónicas no transmisibles, que representan el 81 % de esos decesos.
Dentro de ellas, los primeros lugares los ocuparon la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (450 mil muertes); los accidentes cerebrovasculares (400 mil muertes) y la cardiopatía isquémica (350 mil muertes). Los traumatismos causaron el 19 % de las muertes (360 mil muertes).
Factores de riesgo
En el estudio se tienen en cuenta 19 factores de riesgo ocupacional, como la exposición a largas jornadas laborales. Además, el contacto frecuente en el lugar de trabajo al aire contaminado, a asmágenos —sustancias que generan crisis de asma bronquial—, a sustancias carcinógenas, al ruido y a riesgos ergonómicos. Veamos algunos de estos factores de riesgo por separado.
Largas jornadas de trabajo: Provocaron 745 mil muertes por cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares en 2016, un aumento del 29 % desde el año 2000, según la OIT y la OMS.
Un total de 398 mil personas murieron por accidentes cerebrovasculares y 347 mil por cardiopatías atribuibles a 55 o más horas de trabajo a la semana. Los estudios encontraron que las personas que trabajan ese tiempo tienen un riesgo mayor fallecer prematuramente por estas causas que las que trabajan entre 35 y 40 horas.
De 2000 a 2016, el número de muertes por cardiopatía causada por trabajar muchas horas aumentó un 42 %, y las de ictus un 19 %. El 72 % de las muertes se produjo entre los hombres. Los trabajadores de mediana edad o mayores, de entre 60 y 79 años, que habían trabajado 55 horas o más a la semana entre los 45 y los 74 años, se vieron especialmente afectados.
Esto es preocupante dado que el número de personas que trabajan muchas horas en todo el mundo ha aumentado con el paso del tiempo. Esta cifra ha llegado a alcanzar un número estimado de 479 millones de trabajadores, es decir, el 9 % de la población mundial. Esta tendencia pone a más personas en riesgo de sufrir discapacidades relacionadas con el trabajo y muerte prematura.
Exposición a aire contaminado: La inhalación de aire contaminado, especialmente en el lugar de trabajo, puede provocar daños a largo plazo en los órganos respiratorios y en todo el cuerpo. Cuando las sustancias peligrosas, como micropartículas, gases y vapores, entran en el torrente sanguíneo a través de los pulmones, suelen provocar enfermedades laborales, como la asbestosis, el asma o el cáncer.
En todos los sectores profesionales, diferentes locales pueden estar expuestos a estas sustancias: áreas como la construcción de carreteras y la minería, hasta el procesamiento de la madera o el metal o el uso de gases y sustancias químicas en los procesos de producción. También se sabe que los gases de escape de motores y máquinas son una fuente de contaminación atmosférica que afecta, además, la salud humana.
Diversas enfermedades relacionadas con el trabajo, como el asma, la silicosis o pulmón negro, la asbestosis y las alergias pueden evitarse con medidas preventivas, como una protección respiratoria eficaz.
Traumatismos ocupacionales
Diversas son las causas y formas de los traumatismos ocupacionales que causaron la muerte a más de 360 mil personas en el 2016. Entre ellas tenemos:
1. Lesiones traumáticas: Están entre las lesiones más comunes en los lugares de trabajo. Los empleos más proclives están en la industria de la construcción, la minería y en las fábricas de manufacturas. Este tipo de lesiones puede llegar a ser grave, incapacitante o requerir de cirugías y largos períodos de rehabilitación.
2. Lesiones por movimientos repetitivos: Causan lesiones muy serias a largo plazo. Son muy frecuentes en oficinistas y empleados que trabajan por largas horas con las manos, como los trabajadores de la industria manufacturera, trabajadores de limpieza y artesanos. Una enfermedad típica de las labores repetitivas es el síndrome del túnel carpiano.
3. Lesiones en accidentes de tránsito: Los conductores de vehículos de transporte (camiones, autobuses, taxis, etc.) pueden lesionarse en algún momento de su vida laboral.
4. Lesiones por resbalones y caídas: Son comunes. Cuando en las empresas los pisos y escaleras no tienen el mantenimiento adecuado, puede ocurrir este tipo de accidentes.
5. Cortes y laceraciones: En las empresas que utilizan sierras eléctricas, como frigoríficos de carne y aserraderos, los trabajadores están propensos a sufrir este tipo de lesiones. Las causas más comunes de estos accidentes son por entrenamiento o equipamiento deficiente y falta de protocolos de seguridad adecuados.
7. Esfuerzo excesivo: Está considerada como una de las principales causas de lesiones en trabajadores. Cargar pesos constantemente, así como levantar, empujar o jalar equipos u objetos muy pesados puede causar lesiones a largo plazo.
Las lesiones más frecuentes por sobreesfuerzo son los esguinces, las distensiones y los trastornos músculo-esqueléticos en la espalda. Del mismo modo, el trabajo intelectual excesivo conlleva al agotamiento extremo a la persona, y puede desembocar en el síndrome de burnout.
8. Exposición a Ruidos Fuertes: Los ruidos fuertes y permanentes pueden conducir a la pérdida progresiva de la audición. La sordera causada por la exposición permanente al ruido en aeropuertos, plantas industriales, discotecas o bares es más frecuente de lo que pensamos.
¿Estamos seguros trabajando en casa?
Un nuevo informe técnico sobre el teletrabajo saludable y seguro, publicado por la OIT y la OMS, señala los beneficios del teletrabajo y el trabajo a distancia. Entre ellos están la mejora del equilibrio entre la vida laboral y la personal, la posibilidad de un horario flexible y de realizar actividad física, la reducción del tráfico de vehículos y del tiempo en desplazamientos. Además, el teletrabajo puede suponer un aumento de la productividad y una reducción de los costos operativos para muchas empresas.
Sin embargo, el informe advierte que, sin planificación, organización y asistencia en salud y seguridad adecuados, el teletrabajo puede tener repercusiones importantes en la salud física, psicológica y el bienestar social de los trabajadores. Puede derivar en aislamiento, agotamiento, depresión, violencia doméstica, lesiones musculoesqueléticas y de otro tipo, fatiga ocular, aumento del consumo de tabaco y alcohol, exceso de tiempo sentados ante una pantalla, y un aumento nocivo de peso.
El trabajo: fuente de bienestar en condiciones adecuadas
Más de 8 de cada 10 muertes relacionadas con el trabajo tienen que ver con largas jornadas de ocupación y a ambientes poco amigables y hasta nocivos. Existen profesiones en las que permanentemente las personas ponen su vida en riesgo para producir bienes necesarios a la sociedad o brindar algún servicio vital, como bomberos, salvavidas, etc. La población laboralmente activa está expuesta en su totalidad a diversos factores de riesgo laborales que pueden ser causa de una muerte prematura.
El trabajo es imprescindible para la vida en sociedad. Pero cuando no se realiza en condiciones seguras ni se equilibra adecuadamente con tiempos de descanso puede desencadenar enfermedades. Además, puede causar una disminución considerable de la calidad de vida y suponer un aumento significativo de los costos en salud familiares y sociales.