Como cada fin de año, algunas de las más importantes publicaciones científicas,como Science, National Geographic y Nature pasaron revista a los hechos y personalidades que llamaron la atención mundial en distintos campos del conocimiento durante los últimos doce meses. Más allá de lo controversial que puedan resultar los criterios de selección de dichas publicaciones, sus resultados nos ofrecen una idea de cómo se comportaron la ciencia y la tecnología en este período.
Sobre este asunto hablamos hoy en Vida Saludable.
Una maravillosa sinfonía cósmica
Uno de los mayores descubrimientos del año fueron las ondas gravitacionales de baja frecuencia. Hasta ahora parecía imposible “ver” el nacimiento del universo, sin embargo, los científicos están cerca de escuchar sus primeros latidos gracias a los compases de una extraordinaria sinfonía cósmica. ¿De qué estamos hablando?
Desde principios del siglo pasado, Albert Einstein predijo la existencia de ondas gravitacionales o gravitatorias. Estas, a diferencia de las que vemos en un estanque cuando lanzamos una piedra, por ejemplo, son invisibles, surcan el universo y deforman el espacio-tiempo.
Su descubrimiento fue uno de los resultados más notables de la teoría de la relatividad y, también, uno de los más difíciles de demostrar. De hecho, demoraría casi un siglo hasta que, en 2016, un grupo de científicos lograra “ver” las ondas que se produjeron hace 1300 millones de años, cuando chocaron dos agujeros negros “pequeños” —entre 29 y 36 veces la masa del sol— utilizando un instrumento llamado LIGO (Observatorio de Ondas Gravitatorias por Interferometría Láser, por sus siglas en inglés).
Este descubrimiento le valió a Kip S. Thorne y a otros dos físicos estadounidenses el Premio Nobel de Física en 2017. Sin embargo, LIGO no estaba diseñado para escuchar las ondas de baja frecuencia producidas por las fusiones de agujeros negros supermasivos, es decir, que tuvieran una masa de millones o miles de millones de estrellas del tamaño de nuestro sol. Para eso hacía falta NANOGrav, que no es más que el Observatorio Norteamericano de Nanohercios para Ondas Gravitacionales.
Gracias a este supersensible receptor de ondas, que reproducía a gran escala la idea de LIGO y en el cual se trabajó durante 15 años, en 2023 se ha podido es escuchar “el ruido lejano de innumerables colisiones entre agujeros negros supermasivos, a través del espacio y el tiempo”. La magnitud de este descubrimiento es tal que se espera que algún día los científicos sean capaces de rastrear las ondas gravitacionales hasta la colisión de dos agujeros negros supermasivos específicos para, así, comenzar a reconstruir las historia de estos “objetos” y del nacimiento de las galaxias después del Big Bang.
Pero no solo fueron las ondas gravitacionales, para National Geographic, entre los descubrimientos más importantes en la astrofísica este año está el de nuevos exoplanetas, que ya suman 5 500 y a través de los cuales se ha evidenciado que hay fosforo en una de las lunas de Saturno. Los exoplanetas orbitan alrededor de estrellas diferentes del sol.
También resultó relevante la existencia de fósforo en Encélado, la sexta luna más grande de Saturno. Este astro ya posee otros cinco elementos imprescindibles para la vida, lo que la convierte en candidata a albergar vida extraterrestre.
También de personalidades influyentes van las listas y, de acuerdo a la revista Nature, una de ellas es la ingeniera Kalpana Kalahasti, responsable del equipo que llevó a la luna una nave de la India, situando a este país en el reducido grupo —de apenas 4 naciones—de los que han logrado tal hazaña.
La revista Nature también ha señaló por como una personalidad relevante a la física Annie Kritcher. Se trata de la investigadora al frente del equipo que logró comprimir átomos de modo que sus núcleos se fusionaran, generando más energía en la reacción de la que se consume. Esto abre las puertas para al desarrollo de la fusión nuclear como una fuente limpia, segura y prácticamente ilimitada de energía.
Uno de los casos curiosos de la lista de Nature es el físico estadounidense James Hamlin, que trabaja en el área de superconductores. El aporte de este científico no es un descubrimiento en sí mismo, a menos que se entienda como tal exponer repetidamente los fallos en las sensacionalistas afirmaciones sobre la superconductividad a temperatura ambiente, hechas por un colega suyo que tuvo que retractarse públicamente en varias ocasiones. Esta anécdota también fue incluida en la lista de Science, y es que, en la ciencia, como en la vida, la verdad es lo más importante.
Viajando en el tiempo
Varios descubrimientos sobre la historia de la vida en la Tierra han ocupado un lugar destacado este año. National Geographic recoge algunos de ellos. En primer lugar, un estudio sobre sustancias químicas “primordiales”, productos de descomposición de membranas celulares que ya no se encuentran en las células modernas sugieren la existencia de células complejas en el planeta desde hace 1 600 millones de años e incluso más. Estos indicios de la prehistoria de nuestras células se hallaron en antiguas rocas, como la Formación Barney Creek, en Australia y trajeron a la luz un “mundo perdido”.
También resultó relevante la evidencia de que el Tyrannosaurus rex y otros gigantescos carnívoros tuvieran labios, contrario a lo que se creía hasta este momento. Por otra parte, el análisis de los huesos fosilizados de una enorme ballena de más de 300 toneladas, llamada Perucetus colossus, que podría haber surcado las costas de Perú hace 37 millones de años, la convierte en el animal más grande que jamás haya existido.
Por otro lado, se evidenció que, contrario a lo que se creía, un pariente no humano de nuestra especie, llamado Paranthropus, utilizó herramientas hace cerca de tres millones de años. Se trata de los utensilios más antiguos de los que se tiene noticia; de hecho, este descubrimiento retrasa cientos de miles de años el momento en que se creía que comenzaron a usarse herramientas y demuestra que no fueron los antepasados del humano moderno lo primeros en fabricarlos, sino “nuestros primos”.
Sin embargo, en este acápite, entre mis favoritos está la demostración de que la llegada de los humanos a nuestro continente (América) tuvo lugar hace cerca de 21 y 23 mil años. Hasta ahora se pensaba que los primeros pobladores habían venido de Asia a través de un puente terrestre que unió a ambos continentes y luego descendieron por la costa del Pacífico hace 16 mil años. Fueron, literalmente, huellas de pisadas convertidas en piedra las que marcaron el momento en que los primeros americanos caminaron por estas tierras.
Inteligencia Artificial (IA) y el primer no humano entre los 10 de Nature
Uno de los tópicos más recurrentes en los últimos tiempos, cuando se habla de ciencia, es la Inteligencia Artificial (IA). Las tres revistas, de una u otra forma, la incluyeron en sus listas. De hecho, es la primera vez que la revista Nature incluye a un “no humano” en su relación.
Me refiero a ChatGTP, que, según su expediente, ha tenido un profundo y amplio alcance en la ciencia el último año. Este programa, además de coescribir artículos científicos y producir códigos, captó la imaginación de las personas y ha “reavivado el debate en torno a la IA, la naturaleza de la inteligencia humana y la mejor manera de regular la interacción entre las dos”.
Quien sí resultó humano es Ilya Sutskever, jefe del equipo científico que ayudó a crear ChatGPT, algo así como el “padre” de esta innovadora herramienta que está cambiando el mundo. Sutskever ahora co-lidera un equipo que investigará cómo “dirigir y controlar sistemas de IA mucho más inteligentes que nosotros”. Y es que la seguridad del uso de la IA ha entrado en tensión con intereses comerciales y se ha vuelto una prioridad en la agenda global.
Mientras los fundados temores sobre cómo puede salirse de control la IA dan qué hacer a los científicos, —¿recuerdan la saga Terminator? ¿o la Matrix?—, National Geographic ha querido resaltar a un equipo de investigadores de la Universidad de Texas, Estados Unidos, que realizó un revolucionario trabajo con un sistema basado en IA capaz de traducir la actividad del cerebro de una persona en un “flujo continuo de texto” sin necesidad de un implante quirúrgico.
Esta investigación, más allá de los espinosos temas éticos sobre la privacidad del pensamiento (nadie quiere que sus ideas más ocultas se hagan públicas), ofrece esperanzas a quienes por distintas razones no son capaces de hablar.
La revista Science quiso resaltar también en su lista la llegada de la IA al pronóstico meteorológico. Varias importantes compañías tecnológicas están utilizando esta herramienta para predecir los cambios del clima con 10 días de antelación, basándose en el “aprendizaje profundo”de los patrones observados los últimos cuarenta años. Aunque el sistema no es perfecto, se espera que continúe mejorando en un futuro cercano.
Cambio climático y ciencias biológicas
Marina Silva, “la protectora de la Amazonia” está incluida entre las 10 de Nature. Se trata de una importante política y defensora de la causa ambiental brasileña que lidera actualmente el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático en su país y ha prometido revertir los desastrosos resultados de la administración Bolsonaro en lo concerniente a la desforestación del “pulmón del planeta”.
De hecho, lo está haciendo: en seis meses su ministerio ha emitido 1.5 veces más multas que en los cuatro años anteriores.
Otra mujer incluida en la lista de Nature es la griega Eleni Myrivili, quien tiene una larga carrera como activista ambiental y diputada. Eleni ahora juega un rol importante en las Naciones Unidas como jefa de calor del organismo multinacional y trabaja activamente para preparar al mundo para el cambio climático, un tema de vital importancia, sin ninguna duda
De hecho, la revista Science incluyó entre sus hallazgos más importantes las demostraciones de que la fijación del carbono en los océanos del planeta corre un riesgo importante. Estas grandes masas de agua actúan como un “desagüe” para el dióxido de carbono que se produce en el planeta y es una causa importante del calentamiento global. Esto podría estar cambiando, y hay muchas evidencias de que así es.
No puedo dejar de referirme también, aunque sea brevemente, a algunos descubrimientos y hechos en el campo de la biología que son de enorme importancia. Entre ellos tenemos un estudio que demostró que los chimpancés “pasan por la menopausia y siguen viviendo”, algo que solo se había demostrado en un puñado de especies.
Por otro lado, la partenogénesis o el desarrollo del óvulo sin la intervención de las células sexuales masculinas constituye un fenómeno que se había observado en algunas especies en peligro de extinción, pero nunca en cocodrilos americanos (Crocodylus acutus).
De acuerdo a un artículo publicado en junio de este año, una hembra que se había mantenido solitaria durante 16 años en un parque de Costa Rica dio 14 huevos, siete de los cuales fueron fértiles. En uno de ellos se obtuvo un feto que resultó un clon parcial, lo cual abre importantes interrogantes acerca de la capacidad que tuvieron los dinosaurios para hacer lo mismo.
Sin embargo, si “el nacimiento virgen” puede resultar increíble, el trabajo de Katsuhiko Hayashi lo es más todavía. El investigador de la Universidad de Osaka, en Japón, y su equipo, lograron convertir células de la cola de ratones machos, con una dotación XY, en células madre con dotación cromosómica XX. Luego, las convirtieron en óvulos, los maduraron, fecundaron y trasfirieron a ratones hembras. El asombroso experimento logró siete crías vivas. Ahora su trabajo se trasladó al rinoceronte blanco, del que solo existen dos ejemplares hembras. Así, tal vez puedan salvarse de la extinción.
Notables avances en la biomedicina
Por último, quiero referirme a algunos notables avances en la biomedicina. Entre ellos tenemos los nuevos medicamentos para el tratamiento del Alzheimer, que ya comentamos en esta sección, y que resultan “un modesto avance” en la lucha contra la más frecuente de todas las demencias.
En el campo de la genética también se hicieron importantes avances. National Geographic presenta en su lista un nuevo mapa del genoma humano, más representativo, con más “diversidad étnica y racial”.
Para que esto se comprenda adecuadamente hay que hacer un poco de historia: en abril de 2003, luego de años de trabajo y con un costo de 3 mil millones de dólares, se anunciaba el fin del Proyecto Genoma Humano y se publicaba la secuencia esencial de nuestro ADN, algo así como nuestro mapa genético.
Sin embargo, ese primer atlas tan caro tenía algunas lagunas y se basó en la información genética de unos pocos individuos europeos; la mayor parte de las secuencias descritas eran de apenas uno de ellos.
El reciente pangenoma, por su parte, incluyó inicialmente a 47 personas de cuatro continentes y se espera que llegue a 350 a mediados del próximo año.
Es válido recordar que todos los seres humanos compartimos más de un 99 % de información genética idéntica y que las pequeñas diferencias, junto a la interacción con el ambiente, son las que nos singularizan. De ahí la importancia del nuevo mapa, que ha añadido 119 millones de nuevas letras al de referencia y da una idea mucho más clara acerca de la variabilidad genética entre los seres humanos de la que se tenía hasta el momento. Todo esto significará un paso de avance muy importante en la medicina personalizada y en otras ramas de la ciencia todavía en desarrollo.
Por otro lado, un espectacular avance en la lucha contra el cáncer de vejiga, quizás el más importante en los últimos 40 años, lo constituye la administración de un coctel de fármacos que prácticamente duplicaron la esperanza de vida de los pacientes con esta enfermedad. Se trata medicamentos que combinan anticuerpos monoclonales y fármacos quimioterapéuticos, los que tienen la capacidad de identificar y matar, específicamente, a las células cancerosas, como vimos en el artículo que dedicamos recientemente a la inmunoterapia.
Tremendamente esperanzadoras resultan las noticias de las dos vacunas para combatir la malaria, enfermedad que mata a cientos de miles de personas, fundamentalmente en África subsahariana. Siendo los niños de esta región los más afectados, el hecho de que Mosquirix y R21/Matrix hayan demostrado ser seguras y eficientes, es una gran noticia.
Science considera el más importante avance científico del año la publicación de dos ensayos clínicos sobre el efecto de los antagonistas de GLP1 (Péptido Similar al Glucagón-1) en la pérdida de peso. El GLP1 es una hormona sintetizada en el intestino delgado en presencia de alimentos, cuya función fundamental es controlar la concentración (cantidad) de glucosa en la sangre.
En un mundo donde la obesidad es un importantísimo problema de salud, que se relaciona además con algunas de las principales causas de muerte a escala global, estos tratamientos, desarrollados inicialmente para el combate de la diabetes, han revolucionado la terapéutica contra la obesidad y parecen tener un efecto importante en las adicciones y otras enfermedades. Adicionalmente, han generado preguntas significativas sobre la propia naturaleza de la obesidad, que pone en entredicho el papel de la fuerza de voluntad y el estilo de vida en su control.
Un año emocionante
No he comentado todos los descubrimientos, hitos y personalidades incluidas en las listas, pero creo que entre los repasados hay una representación de los más significativos. Sin lugar a dudas, los avances en muchas áreas, como la física, la tecnología, la IA, la paleontología y la paleontobiología, la genética o las ciencias biomédicas son asombrosos y sumaron al conocimiento del universo, la historia de la vida en la tierra y la conservación del planeta, al tiempo que abrieron posibilidades insospechadas para la obtención energías más limpias, nuevas herramientas científicas, así como para la prevención y el tratamiento de enfermedades que cobran millones de vidas en el planeta.