El fin de año es una fecha propicia para que la familia se reúna y festeje. Sin embargo, estas celebraciones pueden verse empañadas por la aparición de distintas enfermedades.
El pasado jueves 19 de diciembre, el Dr. Francisco Durán, Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), comparecía en la televisión cubana para actualizar sobre la situación epidemiológica del país. En su intervención destacó una ligera disminución en la incidencia de las arbovirosis, dengue y Oropouche. Alertaba sobre el aumento en la incidencia de la hepatitis A y las enfermedades diarreicas. Se trata de patologías de transmisión predominantemente digestivas u orofecal, como también se les conoce.
Estos cuadros son más frecuentes en los meses de verano. Sin embargo, el paso de huracanes, las cuantiosas lluvias, dificultades en la recogida de desechos sólidos y el deficiente estado de las redes hidrosanitarias del país han propiciado su incremento en esta época invernal. Sobre la hepatitis A y las enfermedades diarreicas agudas hablaremos hoy en Vida Saludable.
La hepatitis A, una enfermedad que no se puede subestimar
El cuadro clínico de esta patología se caracteriza por la inflamación del hígado y se produce por infección del virus de la hepatitis A (VHA). Se trata, de acuerdo con la OMS, de una infección transmitida fundamentalmente de manera fecal oral. Es decir, cuando los alimentos que consumimos y/o el agua se contaminan con las heces fecales de una persona enferma.
Aunque la vía de transmisión fundamental de esta enfermedad sea la digestiva, algunas prácticas sexuales pueden favorecer su difusión, como el sexo buco-anal. Esto hace que los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) sean grupo de riesgo en los brotes de esta enfermedad, de acuerdo al mismo informe de la OMS. Sin embargo, insistimos en que, aunque es posible la transmisión sexual, es mucho menos frecuente que la digestiva.
A nivel mundial, la hepatitis A es más frecuente en países con ingresos medios y bajos y en zonas donde las condiciones higiénicas y el abasto de agua potable resulta más deficiente. Un dato significativo es que los niños menores de 6 años rara vez desarrollan los síntomas. Esto se debe a la competencia de su sistema inmunológico para hacerle frente.
Entre los síntomas más significativos de la enfermedad están: decaimiento, cansancio, ictericia o coloración amarilla de la piel, las mucosas y los líquidos corporales, lo que se hace acompañar en algunos casos de coluría (un tinte oscuro en la orina por un aumento de la bilirrubina), y acolia (la coloración blanca o amarilla clara de las heces). Todas estas manifestaciones pueden alertar sobre la presencia de la enfermedad. La fiebre y el dolor en la porción superior derecha del abdomen también pueden estar presentes.
Aunque de acuerdo a un informe de la Agencia de Noticias de Naciones Unidas, el aumento de la mortalidad por hepatitis virales pasó de 1,1 millones en 2019 a 1,3 millones en 2022, solo el 0.05 % de estas muertes corresponden a la hepatitis A, es decir, poco más de 7 mil personas por año en todo el mundo. Por supuesto, la muerte sigue siendo posible a partir de cuadros de hepatitis fulminantes que desembocan en insuficiencia hepática aguda, de ahí que no se deba subestimar esta patología.
No existe ningún tratamiento específico contra la hepatitis A y en general se trata de un cuadro autolimitado, que solo precisa medidas de sostén, como el reposo relativo, mantener un adecuado estado de nutrición e hidratación y evitar medicamentos que puedan aumentar el daño hepático, como el paracetamol.
En algunos casos, la enfermedad puede recidivar, es decir, reaparecer después que hayan cesado los síntomas. La clave en el caso de la hepatitis A está en las medidas de prevención y en la vacunación en aquellas regiones donde el inmunizante esté disponible.
De acuerdo con el Manual MSD, en el mundo existen dos vacunas contra hepatitis A, obtenidas a partir de virus inactivados, pero ninguna de ellas está disponible en nuestro país, por tanto no forman parte del Esquema Nacional de Vacunación.
Enfermedades diarreicas agudas, otro riesgo a tener en cuenta
El doctor Durán también mencionó en su intervención reciente un aumento de las enfermedades diarreicas en las últimas semanas. Al contrario de la hepatitis A, estos cuadros suelen ser muy peligrosos para los niños menores de 5 años. De acuerdo a un informe de la OMS correspondiente a 2024, esta es la tercera causa de muerte en ese grupo de edad. Las defunciones alcanzan la dolorosa cifra de 440 mil fallecimientos cada 12 meses. También resulta una causa de muerte frecuente en niños de 5 a 10 años y un importante motivo de desnutrición, lo cual predispone a la aparición de otras enfermedades.
Las causas más importantes enfermedades diarreicas van a ser las infecciosas en particular por virus, bacterias y parásitos. En el caso de los menores de 5 años, los gérmenes más frecuentes son los rotavirus y las bacterias E.Coli. Aunque aparentemente todo el mundo conoce lo que es una diarrea, no resulta ocioso recordar que se trata de tres o más deposiciones de contenido líquido al día. Las heces sólidas o pastosas excluyen el diagnóstico de esta enfermedad.
El tratamiento de estos cuadros depende de la causa. Como la mayoría de los casos tiene origen viral, basta con mantener un adecuado nivel de hidratación a través de la lactancia materna exclusiva o mediante la ingestión de sales de rehidratación oral (SRO). Estas se pueden preparar directamente de un sobre comercializado en las redes de farmacias, luego de lavarse muy bien las manos y utilizando siempre agua potable. También se puede hacer una versión casera, disolviendo una cucharadita de sal y una cucharada grande de azúcar en un litro de agua potable. En ambos casos el preparado se debe ingerir a libre demanda en las primeras 24 horas después de iniciados los síntomas.
Un recurso que me parece útil es ingerir suficiente líquido como para mantener la boca húmeda de saliva y una orina frecuente, clara y abundante. La ausencia de estos signos puede llevarnos a pensar que la persona está deshidratada o “contraída”, para usar términos técnicos.
Es muy importante vigilar los signos de deshidratación en niños pequeños y adultos mayores, fundamentalmente, así como en personas que padezcan enfermedades graves. Entre ellos tenemos el hundimiento de los ojos, piel y mucosas secas, decaimiento marcado, que en los casos más graves llevará a una disminución del nivel de conciencia, conocida como letargia o somnolencia. Esto último ocurre cuando los pacientes están anormalmente dormidos y no responden de manera adecuada a los llamados de atención. Además, el aumento de la frecuencia respiratoria, la piel fría y el pulso débil deben hacernos pensar en un cuadro de extrema gravedad con riesgo inminente para la vida. En estos casos la atención médica especializada es urgente.
Medidas para la prevención de enfermedades de transmisión digestiva
Algunas medidas ayudan a prevenir estas enfermedades. Entre ellas tenemos:
- Lavado frecuente de las manos con abundante agua y jabón, especialmente después de ir al baño y antes de preparar o ingerir los alimentos.
- Mantener la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y solo administrar y beber leche pasteurizada o hervida.
- Beber solo agua segura, hervida o clorada.
- Evitar la contaminación cruzada, separando alimentos crudos y cocinados y evitar usar los mismos implementos sin antes haberlos lavado adecuadamente.
- Mantener un adecuado estado de hidratación y nutrición, lo que favorece la respuesta de nuestro sistema inmunológico.
- Evitar el consumo de antibióticos, a menos que sean prescritos por un médico, pues su uso inadecuado puede agravar el cuadro.
- Mantenerse hidratados con sales de rehidratación oral, industriales o caseras.
- Ante la aparición de signos de alarma, la extensión del cuadro por más de una semana o la aparición de sangre o flema en las heces, se recomienda visitar con urgencia al médico.
Un buen fin de año
Los cubanos nos merecemos el mejor fin de año posible luego de tantas penurias vividas en los últimos 12 meses. Situaciones ambientales como los ciclones, el insuficiente abasto de agua, el deficiente estado de las redes hidrosanitarias y otras calamidades comunes hacen que el riesgo de enfermedades de transmisión digestiva, en especial la hepatitis A y las enfermedades diarreicas agudas aumenten en esta época.
En nuestras manos está adoptar medidas preventivas que mitiguen estos riesgos y la gravedad de los cuadros que puedan aparecer. No podemos olvidar que la mejor medicina es la que previene.
¡Felices fiestas y un próspero 2025!