El envío de remesas en efectivo y mercancía a Cuba se hundió el 54,14 % en 2020, al caer de 6.616 millones de dólares en 2019 a 2.967 millones en lo que va de este año, una “catastrófica” caída atribuible al impacto de la pandemia del coronavirus, según un reporte de The Havana Consulting Group.
La pandemia obligó al cierre de los aeropuertos cubanos durante casi ocho meses y “cortó”, en consecuencia, el “flujo de la principal pasarela” de envío de remesas a la Isla: los vuelos de Estados Unidos a Cuba, señaló Emilio Morales, presidente de la citada consultora estadounidense, citado por la agencia española EFE.
La población cubana, muy castigada ya por la “escasez y los bajos salarios que paga el Gobierno”, tiene en las remesas su principal fuente de sustento, por lo que esta sustancial caída del envío de efectivo y mercancía “ha representado un duro golpe” para su bienestar, opinó Morales.
En 2019, las remesas en efectivo se estimaron en unos 3.171 millones de dólares, mientras que el envío en mercancías alcanzó los 2.900 millones de dólares, en un año en que viajaron al país caribeño 623.972 cubanos radicados en el exterior, de ellos 552.895 en Estados Unidos.
De Estados Unidos a Cuba se contabilizaron 12.989 vuelos en 2019, entre comerciales regulares y chárter. Por el contrario, hasta el pasado 15 de noviembre solo se habían registrado 2.532 vuelos procedentes de Estados Unidos, apuntó Morales.
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“La pandemia ha obligado al cierre de los aeropuertos cubanos por más de siete meses, lo que ha matado literalmente el negocio de las mulas”, dijo el economista, quien señala que como consecuencia del impacto de la COVID-19, las remesas en efectivo en el cierre del año deben experimentar un declive del 36.8 %, con un valor total estimado en 2.348 millones de dólares.
No obstante, según Morales, las sanciones selectivas de Estados Unidos a Cuba en el envío de remesas, entre las que se cuentan la limitación en la cantidad de dinero y la prohibición de las operaciones de la Western Union en la Isla, “no ha tenido impacto hasta el momento” en la población, y sí en la estructura empresarial del Estado, en particular la de las Fuerzas Armadas.
Al respecto, Morales criticó al gobierno cubano, el que, en su opinión, “no hizo ningún movimiento para traspasar el negocio de las remesas controladas por los militares hacia otras instituciones del Estado”, lo que prueba que “no han tenido voluntad de apartarse del lucrativo negocio de las remesas”.
Por su parte, La Habana ha responsabilizado a Washington por el cierre de los más de 400 puntos de la Western Union en Cuba, y ha defendido la forma establecida hasta ahora para las operaciones de esta empresa en la Isla a través de la estatal cubana Fincimex, que pertenece al conglomerado de empresas militares Gaesa.
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De acuerdo con Fincimex, durante 20 años ha invertido en equipamiento, locales, capacitación del personal e infraestructura de comunicaciones para lograr una red de pago capaz de sostener el alto nivel operacional de las compañías remesadoras internacionales.
Además, la empresa cubana aseguró recientemente que el 70% de la red de puntos de pago de Western Union en la Isla estaba conformada por empresas incluidas en la lista de entidades restringidas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense, “por lo que incluso sin la gestión de Fincimex como representante de Western Union en Cuba, se verían obligados a cerrar”.
Se estima que mensualmente se realizaban más de 240.000 transacciones entre Cuba y Estados Unidos a través de la Western Unión, y que el monto de las remesas que se transferían anualmente por esa agencia a la Isla estaba en el orden de los 900 a los 1.500 millones de dólares anuales.
EFE / OnCuba