El director de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal, afirmó que para concluir la tarea de restauración de La Habana que comenzó al frente de la oficina en 1981 “necesitaría esta vida y la siguiente”.
El trabajo que afronta, dijo, necesita de dos bienes, “el tiempo y el dinero”, que son “difíciles de conseguir”.
Leal dirige a unos 7,000 profesionales que se encargan de diseñar y aplicar los planes urbanísticos de La Habana.
En entrevista a EFE explicó que “La Oficina del Historiador es una pequeña isla dentro de la Isla, una especie de república griega que cuenta con historiadores, abogados, arquitectos o economistas y que no para de formar a expertos en el patrimonio cultural, convirtiendo nuestra experiencia en ciencia”.
Al ser preguntado por el papel del turismo, el historiador señaló que su trabajo “no es gestionar los flujos turísticos”, sino que pasa por restaurar La Habana para recuperar y generar un valor añadido que atraiga a los visitantes.
“El turismo ha de ser nuestro punto de encuentro con el resto del mundo, ya que, aunque estemos aislados geográficamente, nunca debemos estarlo en lo cultural”, afirmó Leal, quien añadió que Cuba es “el punto de encuentro cultural entre el Nuevo y el Viejo Mundo” y quiere que siga siendo así.
Los beneficios del turismo deben favorecer, dijo, a “la población local”, pero también hay que prevenir los efectos “nocivos, como el turismo de botella que vemos en lugares como Mallorca”.
Leal apuntó, a su vez, que la prioridad es “el bienestar de la población local”, ya que en cada manzana rehabilitada, además de viviendas “se crean escuelas, museos o espacios culturales”.
“Es tan importante recuperar el tejido social como la ciudad misma”, agregó.
Además del reto del turismo, La Habana y su integridad se enfrentan a dos desafíos más difíciles de evitar: los incendios y los huracanes, estos últimos de una violencia creciente.
“El cambio climático ha hecho que cada vez recibamos huracanes más potentes, y es una gran preocupación: el mismo ciclón que el año pasado destruyó Puerto Rico fue el primero de la historia que entró en la bahía de Santiago de Cuba“, señaló Leal.
Según relató, desde el punto de vista de la conservación y la restauración, un ciclón es “pavoroso”, ya que, en el caso del último que afectó a La Habana, el agua penetró un kilómetro tierra adentro, desertificando jardines, estropeando reservas de agua y sobrecargando el alcantarillado.
Pese a estos desafíos, Leal se comprometió a “seguir siendo la palanca que mueve el mundo” para una ciudad de casi quinientos años.
“El año próximo se cumplen quinientos años de la fundación de la ciudad, un momento en que, por primera vez desde el sueño carolingio, estuvieron tantos pueblos unidos por un mismo esquema político y un mismo concepto que trascendió y sigue presente en La Habana de nuestros días”, concluyó.
Carlos Rey / EFE / OnCuba
Felicidades al amigo Leal por tanto amor derrochado por el bien de nuestra capital. Su legado nunca será olvidado y esperamos q las nuevas generaciones continúen su esfuerzo