El avileño Arnaldo Rodríguez propinó un no hit no run a Pinar del Río hace un par de semanas, con la paradoja de lograr la hazaña en tierra neutral, pues, por vez primera y a causa de la actual pandemia del COVID-19, ambas novenas estaban fuera de casa, con una zona segura en el estadio Cándido González de Camagüey.
Hasta allí la noticia ya es conocida, incluso con el dato de que el derecho originario de Cunagua (hoy Central Bolivia) estuvo hace dos temporadas a punto de lograr el record ante el mismo rival, y de que es el tercer tirador de su provincia en no permitir batazos que piquen en zona fear.
Pero, si ante cada nueva marca las estadísticas son punto obligado, me permito estirar la historia de los 59 juegos de este tipo en Series Nacionales para asegurar que no es el tercer avileño, sino el séptimo en nuestra pelota toda. ¿Cómo es posible? Pues sencillo, la explicación se basa en mirar más allá de 1961…
Vamos por pasos. Cuando hablamos de avileños que han logrado no hitters en las Series Nacionales, las referencias son Omar Carrero, quien dejó en blanco a Las Tunas el 27 de enero de 1981, y José Antonio Barroso, verdugo de Cienfuegos el 12 de febrero de 2005. Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, como ya comentamos, los torneos post 1961 no deberían ser los únicos marcadores del béisbol cubano.
Los dorados avileños
Es lógico que tomemos como referencia lo almacenado en las Guías, aunque, lamentablemente, está presente la lobotomía que como al personaje de McMurphy (interpretado por Jack Nicholson en el filme Atrapado y sin salida de Milos Forman) nos obliga a cercenar parte de nuestro “cerebro beisbolero”. Non baseball plus ultra no debe ser el freno a lo ocurrido en la primera mitad del siglo XX.
Y a lo que íbamos. La primera vez que un pitcher en representación de una novena del actual territorio de Ciego de Ávila propinó un no-no fue el 22 de diciembre de 1935, cuando un tal B. Maceo, por el central Algodones, liquidó al Regimiento Ignacio Agramonte de Camagüey. Menciono “un tal” pues solo hay precisión periodística en el hecho y no hay constancia de ese sujeto: pudo ser un nombre falso para esconder a un player famoso.
Del no hit que sí se tienen todos los datos es el de José Carballo Leyva, “Pepín” en Cuba, “Joe” en Estados Unidos. El rápido derecho del barrio La Tasajera, y del equipo Deportivo Avileño, con apenas 17 años, le colgó nueve ceros sin hits al Gremio de Torcedores de Cabaiguán, el 3 de junio de 1942 durante la Liga Social. Carballo estuvo en Oriente con el Cuban Mining y en Camagüey con Cromo antes de irse al Hershey en la Unión Atlética Amateur en 1944 (donde ganó 12 y perdió 7). Fue de los hombres sacados por Joe Cambria hacia las sucursales estadounidenses, aunque allá una lesión lo apartó del Minneapolis de clase A en 1946.
Después, hay otro avileño extraviado entre los no-no. Pocos conocen que Juan Anacleto Suárez nació en 1924 en el central Algodones, porque era conocido como “Jiquí” Suárez y pasó a gozar de cierta fama en Matanzas, desde donde integró el equipo nacional, pero su final fue bien oscuro: además de la pelota, integró el ejército batistiano, por lo que fue condenado a la pena de muerte por fusilamiento luego de juicio sumario por sus abusos y crímenes.
“Jiquí” Suárez brincó del Algodones al Deportivo Avileño, estuvo en 1946 con Sancti Spíritus en la Liga Interprovincial y en la Liga Nacional Amateur integró el Cárdenas y el Deportivo Matanzas. Con esta última selección logró el juego de cero hit cero carreras número 13 en la UAAC, frente al Atlético de Santiago de las Vegas, el 8 de junio de 1947.
El resto de sus andanzas estuvieron por el Central España en la Liga de Pedro Betancourt. Suárez era célebre por su veloz recta… ¡Tres veces representó a Cuba en Series Mundiales Amateurs! Estuvo en las ediciones de 1951, 1952 y 1953, por tanto, estamos leyendo detalles biográficos de un bicampeón mundial devenido en un castrense represor, hecho muy curioso y casi obviado en nuestra rica historia deportiva. Ni siquiera hay textos que ubicaran correctamente su lugar de nacimiento.
Y el último de la lista pre revolucionaria es el zurdo Rolando Muñiz, quien radicó desde pequeño en Camagüey, aunque su lugar de nacimiento fue Morón. El 27 de julio de 1950, lanzando por San Germán en la Liga Popular de Oriente, maniató a los Mulos de Nicaro. En esa misma década pasó al profesionalismo con los Havana Cubans (1953), y en clase C con los Cohetes de Rosswell, Estados Unidos, e Indios de Juárez, Yaquis de Nogales, Potros de Tijuana y Águilas de Veracruz en México.
Yo creo que Genaro Melero (nació en Chambas, no en Jatibonico) y Ardillú Morera (de Cunagua) tuvieron algún juego de este tipo en los años 20, pero ya eso queda en la suposición de la muy informal pelota azucarera. Por lo pronto, mi lista de avileños me da siete: Maceo, Carballo, Jiquí Suárez, Muñiz antes del 61 y Carrero, Barroso y ahora Arnaldo en Series Nacionales.
Excelente artículo que agradezco, pues buscaba info sobre Jiqui Suárez, el as del pitcheo del Deportivo Matanzas a finales de los 40 y en los 50 e integrante de equipos Cuba. Sé que Suárez fue fusilado, no más.