“El historiador que quiera ceñirse a la realidad criolla no podrá olvidar el baseball en su cuaderno narrador.
El costumbrista hallará siempre en la pelota una pauta fiel de nuestra evolución social.”
Jess Losada, revista Carteles, 1944
Fue un cubano el primer pelotero de origen latino que jugó en el circuito profesional de los Estados Unidos: Esteban Bellán. Entre 1871 y 1873 vistió las camisetas de los clubes Troy Haymakers y New York Mutuals de la National Association of Base Ball Players (NABBP), liga pionera del béisbol rentado norteamericano. En esas tres temporadas tuvo un average ofensivo de 251; conectó 69 hits, entre ellos 9 dobles y 3 triples; impulsó 43 carreras y anotó 52, además de robar 5 bases.
Sus mayores virtudes estuvieron en la defensa. Jugador versátil, se desempeñó la mayoría de las ocasiones en la antesala, aunque también vio acción como campocorto, segunda base y jardinero. Lo apodaron “The Cuban Sylph”, alusión directa a la elegancia y ligereza con que se desenvolvía en el diamante. En el ballet “las Sílfides” cuando se hace referencia al término sylph, este se equipara con “espíritus del aire”. La analogía salta a la vista. Una crónica recogida en el Troy Daily Whig, en 1871, destacaba el coraje de Bellán a la hora de parar líneas y roletazos sólidos, así como la precisión de sus tiros a las bases. [1]
Esteban Bellán nació en La Habana el primero de octubre de 1849, hijo de padre cubano y madre irlandesa. En 1863, a los 14 años, fue enviado a estudiar a los Estados Unidos, decisión bastante extendida entre las familias adineradas de la isla en la época. Matriculó en el colegió jesuita St. John’s ubicado en el Bronx newyorkino, y fue allí donde tuvo sus primeros contactos con el deporte de las bolas y los strikes.
La pasión que despertaba el béisbol en la Gran Manzana, cuna de sus orígenes, era indescriptible. Años más tarde, José Martí haría referencia a esta fiebre beisbolera en varios momentos de su estancia en New York: “Los niños…gustan más de pelotas y pistolas que de libros…” (1884); “hay mucha carrera de caballos…hay mucho juego de pelota.” (1885); “Todo es juego, movimiento y gasto. En cada solar hay un desafío de pelota…” (1886).
La popularidad del béisbol en New York no le resultó ajena a Bellán. Se integró en 1966 al equipo del colegio St. John’s, el Rose Hill Base Ball Club. Un box score de 1868 lo revela como cátcher y primer bate del conjunto, en partido donde enfrentaron al Actives of New York City, franquicia que integraba la entonces amateurs NABBP. Ese mismo año pasó a formar parte del Unions the Morrisania, monarcas de la NABBP, en donde permaneció hasta 1869 cuando el Unions of Lansingburgh demandó sus servicios a partir de su destaque como infielder. Con el Morrisania participó en viente juegos como segunda base y jardinero, con la camiseta del Lansingburgh celebró cuarenta partidos en 1870. [2]
La conversión de la NABBP del amateurismo al ejercicio de la pelota rentada tuvo entre los clubes que participaron en la primera liga al Lansingburgh, aunque con un cambio de nombre, pues pasó a llamarse Troy Haymakers. En su rosters apareció Bellán, sellando así su condición de pionero latino en el béisbol profesional norteamericano, en el lejano 1871.
Esteban fue también partícipe directo del acelerado desarrollo de la pelota en Cuba, después de su introducción en 1864 por los hermanos Nemesio y Ernesto Guilló junto a Enrique Porto. [3] Al igual que Bellán, estos habían pasado varios años estudiando en los Estados Unidos y fue, en su regreso a la isla, cuando trajeron el primer bate y la primera pelota. La fiebre beisbolera caló rápidamente en la juventud cubana, y al unísono, se convirtió en espacio de expresión por excelencia del momento clave que estaba viviendo el proceso de formación de su nacionalidad.
Durante las vacaciones invernales de 1868 Bellán formó parte del grupo de jóvenes que fundaron la primera sociedad de béisbol en la isla: el Habana Base Ball Club. Cuando se enfrentaron al Matanzas, el 27 de diciembre de 1874, en lo que todavía se sigue considerando erróneamente el primer juego histórico de la pelota en Cuba, Bellán actuó como receptor y cuarto bate, anotando 7 carreras. Es conocido que ese partido tuvo lugar en el mítico Palmar de Junco y concluyó favorable al club rojo 51-9. [4]
La temporada inicial de la Liga General de Base Ball de la Isla de Cuba aconteció en 1878, recién finalizada la Guerra de los Diez Años. Bellán se erigió campeón junto a su club Habana, que terminó invicto el torneo con balance de cuatro victorias y un empate. Las otras franquicias que participaron fueron Matanzas y Almendares. La lid correspondiente a 1882 terminó de manera abrupta después de efectuados cuatro encuentros entre los únicos conjuntos que se enrolaron: el Habana y el Fe. Bellán fue el líder de bateo al conectar para 444, 8 jits en 18 turnos al bate. Su última incursión en el béisbol profesional cubano se produjo en el campeonato 1882-1883, donde además actuó como árbitro. Allí promedió 286, de 21-7 con un doble y se tituló monarca.
Una vez que finaliza su carrera en el béisbol, el rastro de Esteban Bellán se pierde. Solo se conoce que falleció en La Habana el ocho de agosto de 1932, a los 82 años.
El camino iniciado por Bellán tuvo como primeros continuadores a Rafael Almeida y Armando Marsans, quienes en 1911 jugaron para los Reds de Cincinnati. Desde entonces, en cada temporada de la MLB ha estado presente al menos un jugador cubano. En el periodo de mayor participación, la década de 1960, fueron 30 los de la isla que vieron acción en el año 1967, cifra más alta de todos los tiempos.
En el 2013 fue superada la veintena de jugadores (21), situación que no se había dado en cuatro décadas. La temporada que comenzará en el venidero mes de abril ya tiene asegurada entre sus nuevos exponentes a “Pito” Abreu, Alexander Guerrero y Dariel Hinojosa. En distintos momentos de los pasos obligatorios que deben cumplir los peloteros cubanos para acceder a la MLB se encuentran otros: los lanzadores azules Odrixamer Despaigne, Antonio Romero y Rogelio Armenteros, así como el pinero Raciel Iglesias; los torpederos Erisbel Arruebarruena (Cfg.)) y Aledmis Díaz (Vcl.); los jardineros Rusney Castillo (Cgo.) y Dayron Varona (Cmg.); además del receptor espirituano Yenier Bello, el inicialista avileño Jozzen Cuesta y el pitcher zurdo villaclareño Misael Siverio.
El mercado se encargará de decir la última palabra pero, es casi seguro que alguno de ellos, logre inscribir su nombre en la histórica lista que encabezará por siempre Esteban Bellán.
[1] “Steve has courage and activity, laces the hottest liners [and] grounders and [is] an accurate thrower to the bases.” Troy Daily Whig, 1871.
[2] El matancero Rafael de la Rúa coincidió con Bellán en la temporada de 1868 de la NABBP. Se desempeño como pitcher del club Unions of Lansingburgh, actuando en doce juegos. Todo indica que para 1971, cuando la NABBP se convierte en el primer circuito profesional, ya Rafael de la Rúa no se encuentra vinculado a ningún club de la asociación.
[3] Sobre la introducción del béisbol en Cuba coexisten otras hipótesis: que fueron tripulantes de un barco norteamericano anclado en Matanzas; jóvenes de Remedios; y jóvenes de Sagua la Grande. Todas se ubican en un espacio temporal bastante cercano a la de los hermanos Guilló.
[4] Un excelente estudio relacionado con este tema presentó el historiador Félix Julio Alfonso en su libro La Esfera y el Tiempo”. (Arqueología del Béisbol Cubano, en: Félix Julio Alfonso. La Esfera y el Tiempo, La Habana, Editorial Unicornio, pp. 9-34.)