Cuando los Alazanes ganaron el campeonato nacional, pensé: “Jugaron bien”. Primero le habían remontado a Matanzas en Matanzas, pasando por encima de fatalismos geográficos, inexperiencias y caché del adversario, que venía de un récord fabuloso. Después… después dejaron sin una sola raya al tigre, en la barrida más inesperada que recuerda el que suscribe.
Cuando Granma salió para la Serie del Caribe, pensé: “No está mal el equipo”. Les habían añadido varios refuerzos clave, y a su favor siempre obraría el hecho de que los favoritos eran los demás.
Cuando Carlos Martí y sus jugadores se impusieron sobre República Dominicana, repitieron la dosis a costa de Puerto Rico y finalmente derrotaron al candidato presidencial y dueño de la casa, México, pensé: “Han hecho un buen trabajo”. El pitcheo había sentado cátedra, los bateadores habían pegado hits a la hora buena, las miradas –insisto- se veían tranquilas. Daba gusto verlos galopar sobre el diamante.
Pero cuando perdieron, cuando los monarcas de Cuba resultaron eliminados en el partido más (paradójicamente) bonito del torneo, pensé: “Yo los admiro”.
Me vinieron a la cabeza los sucesivos papelazos del team Cuba en este siglo, y los rostros lastimeros de antaño en el dugout, y los versos de Emilio García Montiel (“yo recuerdo a los hombres en el momento mejor de su caída”).
Me entraron unas ganas infantiles de saltar al terreno –yo, que no estaba en Culiacán–, felicitar a Blanco, por inmenso; a Moinelo, por dispuesto; a Baños, a Vladimir García, a ese Carlos Benítez que muchos criticaban (“es un gordo”) y ahora todos aplauden con tres manos.
Quisiera haber estado en el estadio –ya sé que es solo un sueño– para romper el latoso protocolo de las conferencias de prensa y abrazar a Saavedra, que por fin se hizo justicia; y darle unas palmadas en el hombro a los prospectos (Céspedes, Avilés, Víctor Víctor Mesa); y decirle a Roel Santos que le tuve muchísima confianza.
No es momento de perseguir culpables. Hubo inexactitudes en la dirección, hubo algunos que se quedaron cortos con el madero en ristre… De eso hablamos en columnas anteriores. Ahora siento que es tiempo de olvidar cada mancha y ver la luz. De recibir a Granma como se les recibe a los guerreros que regresan del combate. A este Granma, el equipo que más simpatías le ha despertado a Cuba en muchos años.
Strikes en el primer envío/Bateadores enfrentados: Blanco 6-27; Moinelo 1-4.
Strikes cantados/Strikes tirándole/Fouls/Bolas en juego: Blanco 11-12-14-19; Moinelo 4-0-2-3.
Rodados/Líneas/Elevados: Blanco 6-0-9; Moinelo 1-0-1.
Velocidad máxima: Blanco 91; Moinelo 91.
Puntuación del abridor: 70.
DEFENSA
Double plays: Benítez-Ayala-Saavedra (5º). Error: Paumier (5ª).
Perdieron , pero ganaron 3 y solo perdieron 2 , y los lanzadores se mostraron muy bien, los felicito , perder 1 a 0 no es perder , ganar 1 a 0 no es ganar, felicidades a Granma de verdad, felicidades a Lazaro Blanco.
Todo está muy bien y bonito,pero el béisbol cubano ya dejó hace un buen rato de ser bueno y desgraciadamente ya ni los managers la hacen bien,de todas maneras mis felicitaciones al equipo de Granma que le levantó la honra (más o menos)al ya destruído béisbol cubano,muy triste!
No se puede hacer otra cosa que felicitar al equipo de Granma. Todos los jugadores han contribuido de una forma u otra al éxito. Han jugado un buen beisbol y la inmensa mayoría de los aficionados cubanos se quitan el sombrero con lo que han logrado. Han ilusionado a todo el mundo. Hacía tiempo que un equipo cubano no era tan seguido tanto dentro como fuera de Cuba.
A Carlos Martí y a su cuerpo técnico le toca todo el crédito también. A pesar de algunos fallos que han tenido, no cabe la menor duda de que el saldo ha sido positivo, han sabido jugar pelota, le han transmitido confianza y deseos de jugar a los muchachos y le han quitado presión, en eso radica para mí su mayor acierto. Espero que siga con esta racha para el Clásico donde lo va a tener más difícil, pero como siempre digo y a pesar de los pesares, donde quiera que haya un team cubano jugando pelota hay que contar con él. Un saludo
Kubala,
suscribo letra por letra tu trabajo. Linda y merecida crónica de una actuación admirable por varias razones, pero sobre todo por eso que dices al final, por ser “el equipo que más simpatías le ha despertado a Cuba en muchos años.”
Creo que Martí merece una mención especial, es cierto que cometió varios errores que espero no repita en el Clásico, pero fue él sin dudas la piedra angular alrededor de la cual se construyó, poco a poco, un equipo capaz de combatir tú por tú en un nivel donde hasta ahora habíamos lucido poco menos que indefensos, excepción hecha a la famosa remontada de Pinar en los dos juegos finales del 2015.
PD: Pandiame, amigo, coincido contigo, el Clásico es otra cosa y la vamos a tener muy difícil porque vamos muy en desventaja ya que no podemos incorporar ni uno solo de nuestros ligamayoristas, ni siquiera a nuestros valiosos exponentes en las Ligas del Caribe, que tanto redondearian al equipo.
A partir de ahora leeremos muchos artículos sobre lo “afectados” que estarán países como Dominicana, Venezuela o México…y hasta Estados Unidos, por no contar con “algunos” de sus bigleaguers y yo soñando con el día en que por lo menos, aunque sea como algo simbólico, nos acompañen cuatro o cinco de esas muchísimas estrellas con las que no podemos contar ahora. El beisbol cubano está en uno de sus mejores momentos, lo que pasa es que anda disperso,
saludos, Cmario.
Este nuevo sistema inventado, para mi es una trampa, para que los patrocinadores del evento ganen más dinero, y a su ves una estupidez.
Como es posible que un equipo que gane 3 juegos y pierda 1, va a tener que volver a vencer al equipo que ya venció, para poder clasificar, nunca entenderé este macabro sistema de. Juegos, era mejor el sistema todos contra todos,
También, opino que los equipos cubanos tienen que jugar te topar, con equipos profesionales, porque esa mentalidad, de la revolución. De dar el no al profecionalismo,es un error, garrafal, porque sería el único pais del mundo beibolero, que sus peloteros. Solo entrenan en su patio, con iguales equipos, y cuando salen a topar para competir internacionalmente, tienen estos descalabros,
De acuerdo 100% tenía tiempo que no veía pelota sin importarme si gano o pierdo solo con el deseo de ver “Jugar” pelota, gracias Granma por demostrar que aún quedan vestigios de sudor de nuestro gran “Martin Digo” en los guantes y bates de nuestros peloteros, concentrémonos en multiplicar ese espíritu y tomemos los errores para ser mejores no para hacer leña del árbol caído.