El presidente Donald Trump utilizó un discurso televisado para exhortar el martes a los legisladores demócratas a proveer los fondos necesarios para la construcción de un muro fronterizo, culpó a la inmigración ilegal del flagelo de drogas y violencia en Estados Unidos, y proyectó el debate sobre el cierre parcial del gobierno en términos crudos: “Es una elección entre el bien y el mal”, declaró.
En respuesta, los demócratas acusaron a Trump de apelar al “miedo y no a los hechos”, y de fabricar una crisis fronteriza para beneficio político.
En su primer discurso a la nación desde la Oficina Oval, Trump hizo un llamado para que se destinen los 5.700 millones de dólares por motivos humanitarios y de seguridad, en un intento de poner presión sobre los demócratas en medio del prolongado cierre parcial del gobierno.
Trump, quien visitará personalmente la frontera el jueves, llamó a los demócratas a volver a la Casa Blanca para reunirse con él y afirmó que era “inmoral” que los “políticos no hicieran nada”. En las reuniones anteriores entre el mandatario y los demócratas no se ha llegado a un acuerdo debido a que la insistencia del presidente en el tema del muro, la promesa central de su campaña de 2016.
En respuesta a sus comentarios, los demócratas Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Chuck Schumer, líder de la minoría en el Senado, acusaron a Trump de tergiversar la situación en la frontera y lo exhortaron a reabrir las dependencias federales que están cerradas y pagar los sueldos atrasados a cientos de miles de trabajadores.
Las negociaciones sobre el presupuesto del muro podrían continuar mientras tanto, aseveraron.
Schumer dijo que Trump “solo utilizó el escenario de la Oficina Oval para fabricar una crisis, azuzar el miedo y desviar la atención del caos en su gobierno”.
A grandes rasgos, Trump expuso sus razones para la construcción del muro sin ofrecer concesiones ni nuevas ideas sobre cómo resolver el estancamiento que ha mantenido cerradas grandes porciones del gobierno durante los últimos 18 días. En un tono solemne detrás de su escritorio, describió un terrible panorama de asesinatos y muertes a causa de las drogas que, argumenta, vienen con la inmigración ilegal.
Trump presentó una serie de estadísticas y afirmaciones para exponer su argumento de que existe una crisis en la frontera, pero varias de sus declaraciones fueron falsas, como decir que el nuevo acuerdo comercial con México financiaría el muro, o afirmar con ejemplos burdos que los migrantes cometen más delitos.
Buscando un balance entre apelar a la empatía y mantener su estricta retórica migratoria que fue una característica de su campaña presidencial, Trump preguntó: “¿Cuánta sangre de estadounidenses debemos derramar antes de que el Congreso haga su trabajo?”
Trump, quien desde hace tiempo se ha expresado en contra de la inmigración ilegal por la frontera sur, ha aprovechado las recientes preocupaciones humanitarias para argumentar que existe una crisis que solo puede resolverse con la construcción de un muro en la frontera con México. Pero sus detractores afirman que los riesgos de seguridad son exagerados y que su gobierno es culpable, al menos en parte, de la situación humanitaria.
El mandatario utilizó un lenguaje emotivo, como cuando se refirió a los estadounidenses que fueron asesinados por personas que estaban en el país de forma ilegal y dijo: “Me he reunido con docenas de familias cuyos seres queridos les fueron arrebatados por la inmigración ilegal. He sostenido las manos de las madres que lloran y abracé a los padres afligidos. Muy triste. Tan terrible”.
Trump a menudo destaca situaciones de ese tipo, aunque estudios realizados durante varios años han encontrado que los inmigrantes cometen menos crímenes que las personas nacidas en Estados Unidos.