Bayamo, la capital de la provincia Granma, urbe de más de 220 mil habitantes e importante centro político, económico, social y cultural, es una de las ciudades cubanas de más rica historia, con un papel relevante en cada una de las etapas por las que ha transcurrido la evolución de la nación cubana. Fue fundada el 5 de noviembre de 1513.
En Bayamo se fraguó e inició, el 10 de Octubre de 1868, la lucha definitiva por la independencia de Cuba con el protagonismo de hombres como Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera y Perucho Figueredo. La ciudad fue, durante tres meses, la cabecera del primer gobierno de la Revolución. Allí se cantó, por vez primera, el Himno Nacional Cubano, el 20 de octubre de 1868 y, cuando ante el avance de las fuerzas españolas se hizo inminente su caída, la ciudad fue incendiada por sus propios habitantes el 12 de enero de 1869. En las posteriores etapas de lucha por la independencia, los bayameses siguieron destacándose en las filas del Ejército Libertador de Cuba. Por todo ello, la ciudad fue proclamada Monumento Nacional en 1935.
Durante las luchas revolucionarias del período republicano, Bayamo también desempeñó un papel muy destacado. El 26 de julio de 1953 el principal cuartel militar de la ciudad fue atacado por los Jóvenes de la Generación del Centenario –simultáneamente al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba–, acción que fracasaría. En la última etapa, entre 1956 y 1959, Bayamo se sitúa entre las principales bases de apoyo del Ejército Rebelde que libraba la lucha guerrillera en las montañas de la Sierra Maestra, pese a ubicarse allí el mayor emplazamiento de las fuerzas de la tiranía.
El peso económico del territorio bayamés está centrado en la actividad industrial y agropecuaria. Las principales producciones son azúcar, materiales de construcción, carnes en conserva y productos lácteos. La variedad de estos últimos sobrepasa el centenar. Entre ellos, los helados –especialmente apreciados por su calidad y variedad de sabores–, han ganado para la ciudad el sobrenombre de “capital del helado”. Otro producto famoso son los quesos y las “cremitas del leche”. Mención especial merece la fontana, tipo de cake o torta, al que se añade licor y mantequilla y se expende en los establecimientos El Paseo y La Cubana.
Dos tradiciones distinguen a Bayamo: las bicicletas que, introducidas a comienzos del siglo xx, circulan centenares por sus calles, y los coches, también numerosos, tirados por caballos, en los que se pueden recorrer sus estrechas calles y contemplar algunas de sus edificaciones y plazas más importantes, como la Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, la Iglesia Parroquial Mayor, la Plaza del Himno, la Catedral, la Plaza de la Revolución, el parque y la Ventana de Luz Vázquez, cubana que inspiró La Bayamesa.
Pero no solo en coche se puede pasear por Bayamo. También puede hacerse a pie. En tal caso, un sitio obligado es el Bulevar, calle peatonal cuyo diseño y ambientación dan un toque de modernidad al casco histórico de la añeja urbe.
Dos fiestas populares se destacan en Bayamo, Las Enramadas y los Carnavales. Las primeras tuvieron su origen en la década de los años 30 del pasado siglo. Se celebran en Semana Santa, el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección. En ellas el baile va acompañado del consumo del lechón asado con congrí, viandas y ensaladas, refrescos, dulces, prú, cerveza y aguardiente. Los Carnavales se celebran tradicionalmente en agosto. Durante cuatro días, los bayameses y visitantes disfrutan del típico desfile de carrozas y comparsas, fuegos artificiales, orquestas, áreas bailables, juegos, congas y, por supuesto, de los paseos en coche, ya mencionados.
Así es, a grandes rasgos, Bayamo en vísperas de cumplir su medio milenio.