Un oro inesperado en salto largo de Juan Miguel Hechevarría y el bronce de Yorgelis Rodríguez en pentatlón, este viernes, impulsaron a Cuba a los primeros lugares del medallero en el Campeonato Mundial de Atletismo bajo techo con sede en Birmingham, Gran Bretaña.
Sin cumplir siquiera los 20 años todavía, Juan Miguel superó a rivales más experimentados como el campeón mundial y subcampeón olímpico Luvo Manyonga, quien quedó en segundo puesto, en una competencia emocionante, en que se alternaron la punta.
El cubano se estiró hasta los 8,46 metros en el cajón de salto–marca personal de por vida– dos centímetros más que Manyonga, para completar una secuencia de saltos muy buena, con cuatro de más de 8 metros (8,19; 8, 28; 8, 36; 8,46).
La juventud de Hechevarría y su progresión hacen soñar con tener otro saltador en Cuba como el mítico Iván Pedroso, cinco veces titular bajo techo (Toronto-1993, Barcelona-1995, París-1997, Maebashi-1999 y Lisboa-2001) y cuatro al aire libre (Gotemburgo-1995, Atenas-1997, Sevilla-1999 y Edmonton-2001).
Mientras Yorgelis, en una prueba exigente, ganó bronce con 4 637 puntos, récord nacional. La cubana solo fue superada por la anfitriona Katarina Johnson-Thompson (4750) e Ivona Dadic (4700), de Austria.
Hasta el momento, en un comienzo prometedor, Cuba el segundo puesto en la tabla de medallas con Gran Bretaña y va cuarto en la clasificación por puntos, con 16.
Los pronósticos precompetencia situaban la principal esperanza de medallas de la Isla en la pertiguista Yarisley Silva, campeona mundial en Pekín 2015 y plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Los otro siete cubanos, incluidos los dos medallistas, son debutantes en estos certámenes.
La delegación de la Isla, en su mayoría, son jóvenes. Todavía quedan por entrar en acción los triplistas Cristian Nápoles y Andy Díaz; el corredor de vallas Roger Valentín Iribarne y Yarisley Silva.
En la jornada de jueves, además de Hechevarría y Yorgelis Rodríguez, compitieron Maikel Massó en salto largo (lugar 13) y la balista Yanniuvis López (7 puesto).
El talento está ahí. En el genoma cubano. El problema es cómo potenciar ese talento y preservarlo a través de los estímulos que sean necesarios, sobre todo materiales. Nada de condecoraciones ni diplomas. Con que conserven el porciento más elevado posible de lo que devengan como atletas profesionales será suficiente.