La Ley de Comercio con el Enemigo fue prorrogada este lunes por el presidente Donald Trump, con lo que en la práctica extendió por un año más una de las bases jurídicas del embargo de Estados Unidos contra Cuba.
Trump mantuvo la vigencia de la ley a través de un memorando enviado a los secretarios de Estado y del Tesoro. Es la segunda vez que su gobierno prolonga esta normativa, que delega en el presidente la posibilidad de aplicar sanciones económicas en tiempo de guerra o en cualquier otro período de emergencia nacional, además de prohibir el comercio con el enemigo o sus aliados durante conflictos bélicos, apunta la Agencia Cubana de Noticias.
Aprobada durante la Primera Guerra Mundial, esta es la más antigua legislación de su tipo y en la actualidad solo se aplica contra Cuba. Tras su renovación el pasado año, debía expirar este 14 de septiembre, pero con la nueva prórroga se mantendrá –al menos– en vigor hasta esa misma fecha de 2019.
En 1962, el entonces presidente John F. Kennedy recurrió a esta Ley para establecer el embargo económico contra Cuba, y desde entonces se han aplicado otras medidas y legislaciones para reforzarlo, como la Ley para la Asistencia Exterior (1961), la Ley para la Administración de las Exportaciones (1979), la Ley Torricelli (1992), la Ley Helms-Burton (1996) y las Regulaciones para la Administración de las Exportaciones (1979).
Un pro embargo a Cuba, encargado de Latinoamérica en Casa Blanca
No obstante, acápites de la Ley de Comercio con el Enemigo se utilizan actualmente para otorgar licencias específicas que autorizan el limitado comercio entre La Habana y Washington. Además, este estatuto es el único que confiere poder ejecutivo al presidente para flexibilizar el embargo, pues si no estuviera sería entonces todo el entramado legal aprobado por el Congreso el que dictaría las normas hacia la Isla.
El presidente Barack Obama apeló a esas facultades ejecutivas para aumentar el comercio con Cuba como parte del deshielo entre ambos países. Pero las relaciones han tenido un retroceso desde la llegada a la Casa Blanca de la administración Trump, que en junio de 2017 anució en Miami un cambio de política, con nuevas restricciones para los negocios y los viajes a Cuba.
A finales de octubre, el gobierno cubano presentará por vigesimoséptima ocasión consecutiva en la Asamblea General de la ONU, una resolución contra el embargo, que cada año recibe el respaldo mayoritario del organismo internacional.
Según el más reciente informe de la Cancillería cubana, suman ya 933,678 millones de dólares los daños del embargo estadounidense desde 1960, según un cálculo basado en la depreciación actual del dólar frente al valor del oro.
En el período de abril de 2017 a marzo de 2018 las pérdidas fueron por más de 4,321 millones de dólares, mientras que como consecuencia de las medidas restrictivas se produjo una caída del 43 por ciento en llegada de viajeros estadounidenses en el primer trimestre de 2018.