El Papa Francisco nombró al principal investigador del Vaticano sobre abuso sexual y un aliado cercano de Estados Unidos para que forme parte de un comité organizador de una cumbre de prevención de abusos en febrero, que se ha vuelto aún más importante después de que la Santa Sede impidiera a los obispos de Estados Unidos tomar medidas para hacer frente al escándalo.
Las víctimas de abusos y mujeres que trabajan en el Vaticano también colaborarán con el comité preparatorio. Notablemente ausente de la alineación anunciada el viernes fue el cardenal de Boston Sean O’Malley, quien encabeza la comisión asesora del papa sobre abusos sexuales, a pesar de que uno de sus miembros, el padre Hans Zollner, es la persona de mayor importancia para el grupo.
Además de Zollner, el comité incluye al arzobispo maltés Charles Scicluna quien fue el fiscal de delitos sexuales del Vaticano durante una década, el cardenal de Chicago designado por Francisco Blase Cupich y el cardenal indio Oswald Gracias, miembro del consejo de cardenales de Francisco.
Francisco convocó a los líderes de las 130 conferencias de obispos del mundo en el Vaticano del 21 al 24 de febrero después de que otra vez surgiera un escándalo de abusos sexuales, tanto en su nativa Sudamérica como en Estados Unidos, y de que él mismo subestimara el caso de un obispo chileno implicado en el encubrimiento.
El interés de la reunión creció mucho después de que el Vaticano les pidiera a los obispos de Estados Unidos a principios de mes no votar a favor de las nuevas medias propuestas para investigar delitos sexuales o encubrimientos entre sus miembros.
Sin embargo, es poco probable que un grupo tan diverso de religiosos, algunos representando iglesias nacionales que siguen negando o minimizando el escándalo, generen a lo largo de cuatro días propuestas universales que se acerquen a las leyes de responsabilidad que buscaban los obispos estadounidenses.
Cupich ha dicho estar decepcionado por la decisión del Vaticano, pero durante la reunión de los obispos de Estados Unidos, propuso que siguieran adelante con el debate de las medidas e incluso él mismo elaboró una propuesta revisada.
El Papa Francisco está llamando a una reforma radical en la vida de la Iglesia, porque entiende que esta crisis se trata del abuso de poder y de una cultura de protección y privilegio, que han creado un clima de secretismo, sin que se tenga que rendir cuentas por las fechorías”, según escribió el jueves en un blog. “Todo eso tiene que terminar”, agregó.