Colgados de los hombros de Alfredo Despaigne y Lázaro Blanco, los Leñadores de Las Tunas consiguieron su primera victoria en la Serie del Caribe de Panamá, donde derrotaron 3-1 a los mexicanos Charros de Jalisco.
El conjunto azteca ya tiene par de derrotas tras caer en su estreno contra los venezolanos Cardenales de Lara, próximos rivales de la escuadra cubana en territorio istmeño. Ese duelo, a efectuarse este miércoles a las tres de la tarde, determinará el puntero del grupo A del certamen.
A continuación repasamos los detalles trascendentales del choque contra Jalisco.
Lo mejor: Hace bastante tiempo Cuba no contaba con un hombre que se acercara tanto a la definición de un as. Lázaro Blanco se ha adueñado de ese rol en los últimos tres años, y lo volvió a demostrar en el debut de la Isla en el clásico caribeño.
El refuerzo granmense de los Leñadores fue dueño y señor del box durante siete episodios, en los que blanqueó a los Charros, a ritmo de tres jits permitidos y solo un boleto. En ese tramo, no le llegó ningún corredor a segunda base.
Su dominio fue tan grande que retiró a 17 de los últimos 19 bateadores a los que enfrentó, y dejó el encuentro a punto de mate. Los relevistas Liván Moinelo, Vladimir García y Raidel Martínez afrontaron dificultades para sacar los seis últimos outs, pero a la postre garantizaron la victoria.
Lo peor: Entre Yurisbel Garcial, Alexander Ayala y Yosvany Alarcón se fueron en blanco en 12 turnos. Este es solo un partido, y la tendencia puede cambiar, pero los fallos son un llamado de atención para Pablo Civil.
De ellos tres, Ayala tiene un suplente natural en Yordan Manduley, pero Gracial es el único antesalista nato del plantel, y a Alarcón solo podría sustituirlo Oscar Valdés, hombre sin experiencia en la arena internacional.
Si estos hombres no despiertan del letargo se creará un bache enorme en la alineación cubana.
La clave: Muchos cuestionaron la inclusión de Alfredo Despaigne en la selección de los Leñadores en la Serie del Caribe, argumentando que no participó en el pasado clásico doméstico.
Pero teniendo en cuenta que al final se obviaron a buena parte de los campeones con Las Tunas y se conformó un plantel nacional, uno no puede plantearse un equipo Cuba sin el toletero granmense, por mucho el mejor bateador que permanece en la Isla.
Despaigne, quien se presentó con muchas libras de menos, remolcó las tres anotaciones de los Leñadores ante el cuadro mexicano con par de conexiones oportunas. En esos dos turnos mostró la diferencia entre un jugador promedio y un profesional extraclase, con perfecta discriminación de los pitcheos que le hacen daño.
Por lo visto en los primeros compases, no parece ser esta una Serie del Caribe en la que abunde el poder ofensivo, por lo que el conteo de carreras tampoco debe ser notable. En ese escenario, contar con un slugger como Despaigne –capaz de producir varias anotaciones con un solo swing– puede marcar la diferencia a favor de los Leñadores.
Lo imperceptible: Danel Castro vino con hombres en circulación y dos outs en par de oportunidades, y siempre logró mantenerse con vida para dar entrada a Alfredo Despaigne, quien remolcó las carreras de la victoria.
Para los Leñadores es fundamental el aporte de Danel, cuya titularidad se puso en duda antes de comenzar el evento. Pese a este detalle, el veterano respondió sin complejos, con turnos de calidad y se ganó mantenerse en el lineup para el venidero duelo contra los Cardenales de Lara.
La permanencia de Danel en el orden ofensivo le deja a la dirección tunera la opción de Frederich Cepeda como emergente de lujo: puede pararse a los dos lados del plato y tiene un historial imponente en sus anteriores presentaciones en estas lides.
La polémica: Pablo Civil mandó dos veces a tocar la bola a Yunieski Larduet. La primera, tan pronto como en el tercer episodio, el partido estaba sin carreras y Cuba ya tenía a un hombre en segunda. Después, en el séptimo, ordenó el sacrificio con ventaja de 3-0 en la pizarra.
Ambas jugadas son sumamente llamativas, sobre todo porque con ellas Civil rompe sus esquemas, su tradicional “librito”. Por cierto, Larduet no pudo completar el sacrificio en ninguna de las dos oportunidades.
Esas jugadas extremadamente conservadoras, y no solo por el hecho de que Civil tenga un equipo sumamente ofensivo, con múltiples bateadores de poder. Al margen de ese detalle, el toque de bola temprano, con hombre en posición anotadora, es una variante extinta en el béisbol, salvo en el sui generis modelo asiático.
Peor aún, el toque de bola con ventaja de tres carreras en la pizarra en el tercio final del partido, se aleja de todos los estándares modernos del deporte de las bolas y los strikes. Al ordenar estas jugadas, Civil coaccionó a Larduet, quien sucumbió a la presión y se metió siempre debajo en la cuenta, al borde del abismo.