Proscrito durante décadas en las plataformas editoriales de Cuba, el libro El Rey de La Habana, del periodista y escritor Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, 1950), fue presentado este fin de semana en la Feria Internacional del Libro, de La Habana.
El volumen, publicado por la editorial Oriente, ahonda en las zonas más sórdidas y oscuras de la capital cubana, esas que no aparecen en los discursos más establecidos sobre la isla. En sus páginas aparecen historias de prostitución, de violencia, de mendicidad, de travestis, entre otros hechos que ilustran las narrativas de la Habana subterránea.
“Terminé llorando, destrozando… Lo empecé como un cuento, pero el personaje de Reynaldo se fue apoderando de mí. Hice esta novela en 57 días, escribía como un loco…”, explicó el autor sobre el nacimiento de esta novela presentada en La Habana por el narrador Rafael Grillo.
Grillo, Jefe de redacción de la revista El Caimán Barbudo, calificó la novela como un testimonio desgarrador ante una audiencia que colmó la Sala José Antonio Portuondo de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña.
El Rey de La Habana fue publicado por primera vez en 1999 en España y fue una revelación para los lectores encontrar entre sus historias La Habana oculta, la ciudad desconocida para los turistas y para un amplio segmento de cubanos también. De ahí que en la isla se convirtió en un objeto de colección para muchos ya fuese por curiosidad o animados por descubrir esa otra cara de la ciudad que habitaban y que de alguna manera era obviada desde la institucionalidad.
Pedro Juan ya poseía suficientes credenciales dentro del realismo sucio cuando publicó El rey de La Habana en 1999. Un año antes había sacado a la luz su Trilogía Sucia de La Habana, un libro que le valió ser expulsado de la revista Bohemia y le trajo además un amplio número de reconocimientos internacionales.
El propio autor contó el sorprendente giro que dio su vida en una entrevista con el diario español El País: “Cuando se publicó en octubre de 1998 Trilogía sucia de La Habana en mi país, me echaron a la calle de la revista donde trabajaba y se corrió un muro de silencio a mi alrededor. Yo saqué fuerzas y me dije a mí mismo: pues, en primer lugar, no me voy a ir a Miami ni a ningún lado, aquí me quedo porque este es mi país y voy a aguantar el chaparrón”.
Y lo aguantó. El escritor, catalogado como el Bukowski cubano, siguió desarrollando una prolífica producción literaria que descansa en títulos como Animal Tropical, Nuestro GG en La Habana, El nido de la serpiente: Memorias del hijo del heladero y Fabián y el caos.
En 2016 fue llamado a integrar las filas del jurado de Casa de las Américas en la categoría de cuento junto al colombiano Santiago Gamboa, la argentina Ana Quiroga, y el uruguayo Ramiro Sanchiz.
La presentación de El Rey de La Habana es ya uno de los sucesos literarios que marcan la Feria Internacional del Libro y que de alguna manera dan un golpe de legitimad en su país a un autor que pese al silencio que ha envuelto a su obra no dejó de darle duro a la máquina, en su apartamento de Centro Habana, como alguna vez pidió un Bukowski al borde la asfixia.