El cuerpo sin vida de Leydi García Lugo, de 24 años, estudiante de cuarto año de Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, apareció después de que se hubiera reportado la desaparición de la joven el sábado 30 de marzo.
Medios cubanos reproducen una nota del Ministerio del Interior donde el organismo asegura que “prioriza la investigación” y que había comenzado “un intenso trabajo” “al radicarse una denuncia por la ausencia a su domicilio”.
Leydi García vivía en Esperanza, municipio Ranchuelo, donde era esperada posterior a concluir su servicio de guardia rotativo, en el hospital ginecobstétrico Mariana Grajales de Santa Clara, como parte de su formación como profesional de la Salud.
Según publicaciones en redes sociales por fuentes cercanas a la familia, la estudiante salía de una guardia médica y se dirigía a su casa, a donde no llegó.
De acuerdo con la nota, una vez esclarecidos los hechos, el resultado de la investigación “se informará a través de los medios de comunicación”.
Se espera que la divulgación mediática de los detalles del caso genere una fuerte expectación y un seguimiento masivo en la sociedad cubana, como ocurrió con el feminicidio de Leidy Maura Pacheco, una joven de 18 años violada y asesinada por tres hombres en septiembre de 2017 en Cienfuegos.
En agosto del año pasado dos de los culpables, de 32 y 25 años, fueron condenados a cadena perpetua y el tercero, de 19 años, a 30 años de cárcel.
Ese caso conmocionó a la sociedad cubana y desató numerosos llamamientos, tanto en la calle como en las redes sociales, a aplicar la pena de muerte a los asesinos de la joven, madre de un bebé de diez meses.
El Código Penal cubano, que no contempla el feminicidio como crimen específico, sanciona con quince a treinta años de cárcel o pena de muerte al que mate a otro “al obrar por impulsos sádicos o de brutal perversidad”, aunque el castigo capital no se aplica por una moratoria existente desde el año 2003.
Ana Cairo, querida amiga y valiosa investigadora, ensayista y profesora universitaria nos ha dejado hoy, inesperadamente. Hace poco tuve la oportunida de abrazarla por vez postrera en la Sala Martínez Villena de la UNEAC. Juntos compartimos días inolvidables en Jarandilla de la Vera, Cáceres, cuando participamos en una conferencia sobre el 98. Abrí para ella la biblioteca de mi padre, su papelería, sus fotos y caricaturas como contribución a su importante tomo Raúl Roa: Imaginarios. Su obra quedará por siempre, ejemplo de una vida comprometida con lo mejor de su tiempo y lo más insigne de la patria.
Muy buena la informacion de ustedes
Consternada por la horrible noticia del asesinato de una estudiante de Ciencias Medicas.
Se que en Cuba ese tipo de noticias no se acostumbra a publicarse ;pero es muy terrible pensar que en nuestro pais un estudiante salga de su escuela y pueda sucederle algo asi..
Por favor somos madres,padres, abuelas y abuelos…..La familia cubana esperando saber que quien lo hizo nunca mas lo hara.
Que el pueblo,que.orgullosamente grita la seguridad.de nuestras calles y de nuestra juventud se entere con.pelos y señales de este acto brutal que nos entristece a todos.
Estoy de acuerdo contigo. Y estoy seguro que no quedará impune el hecho. Los asesinatos en Cuba reciben toda la atención de las autoridades.