Por estos días se han recibido varias gratas noticias para el movimiento deportivo cubano: los esgrimistas Ramón Fonst, Rafaela González, Rolando Tucker y Eduardo Jons, serán exaltados al Salón de la Fama de la Federación Internacional de Esgrima; mientras el gladiador Mijaín López (20 de agosto de 1982), doble rey olímpico de los 120 kilogramos estilo grecorromano, fue designado por el organismo rector de la lucha (FILA) como el mejor de su modalidad en el año 2012, junto al ruso Roman Vlasov (74 kg).
Precisamente sobre dos gigantes al pie del colchón versan estas líneas. Y confieso que me resulta difícil aportar novedades no solo sobre Mijaín López, sino además sobre Filiberto Azcuy (13 de octubre de 1972), también doble titular bajo los cinco aros y nuestro otro protagonista.
Sucede que ambos tienen mucho en común, marcados por el número 10 además, y aunque desempeñan roles distintos en el Cerro Pelado, en su pensamiento no cesa esa sed de seguir siendo triunfadores.
Sus inicios en los colchones datan de cuando poseían 10 abriles, Filiberto en Esmeralda, Camagüey, Mijaín en Pinar del Río, aunque este último tuvo antes un paso fugaz por el béisbol. Una década de edad separa a uno del otro y los dos cuentan con el desbalance como técnica más efectiva, precisamente el recurso al que apostó el gigante de ébano para imponerse tanto al ruso Khasan Baroyev (Beijing 2008) como al turco finés Heiki Nabi (Londres 2012), en tanto Azcuy apeló a ese movimiento para imponerse casualmente al también exponente de Finlandia Marko Assel (Atlanta 1996) con “tanto” favoritismo como el de su coterráneo Nabi, y en Sydney 2000 maniató al japonés Katsuhiko Nagata (11-0 con superioridad técnica decretada).
Por esas cosas de la vida, ambos tuvieron una batalla intensa fuera de los colchones de cara a la reedición de sus respectivos cetros: hacer el peso corporal. Filiberto descendió de los 74 a los 69 kilos tras los cambios de reglamentación y división. Mijaín sacó ese extra de campeón para, tras su intervención quirúrgica del codo derecho y un año de apenas una competencia de envergadura, estar sin un gramo de exceso en la tierra del Big-Ben.
Eso no lo es todo: en el 2010 visitaron Sudáfrica, pero no a repartir volteos, tackles y desbalances, mucho menos a gambetear y chutar a puerta en uno de los estadios mundialistas, aunque merecida hubiera sido una ovación a ambos. Sencillamente fueron en calidad de delegados antillanos al XVII Festival mundial de la Juventud y los Estudiantes.
Y lo mejor, mantienen esas energías a diario y la química como un 10 perfecto: Mijaín junto a sus coequiperos, Filiberto, precisamente dejando sus enseñanzas a la nueva hornada de “Espartacos”.
¿Quieren saber más? Hay otra coincidencia fortuita: Azcuy trabaja con los pesos pesados en el Cerro Pelado, las divisiones de 84, 96 y 120 kilogramos.
Una yunta envidiable con horizonte lleno de expectativas: para Mijaín, la posibilidad de conquistar un tercer cetro olímpico en Río de Janeiro 2016, otro juguete con forma de presea para su pequeño. Filiberto, lograr que Yasmani Lugo, Pablo Shorey, Gilberto Piqué o el propio Mijaín aumente el ininterrumpido botín dorado en citas estivales que posee la escuela cubana de lucha desde Barcelona 1992, y él celebrarlo otra vez con un salto mortal, pero esta vez desde la esquina. Encima lograr que despunte la modalidad de lucha en la playa, o sobre arena, acá en la Antilla Mayor. Nada que el Azcuy sí tiene arma de gladiador a la usanza de la antigua Roma.
DESDE LA ESQUINA…
Precisamente desde esa zona neutral, el avezado mentor Pedro Val, designado el mejor entrenador del mundo por la FILA en el 2010, explicó la estrategia que seguirá la armada antillana este año, especialmente Mijaín, en pos de la preservación de su forma física.
“Mijaín está realizando tres sesiones de entrenamiento semanales. Este macro cierra con el Campeonato Panamericano de Panamá, entre el 5 y el 7 de abril. Consideramos que no debe someterse a peso exacto en ese certamen, como tampoco en el Internacional Granma que se avecina (del 12 al 16 de febrero).
“Estamos inmersos en la etapa de preparación especial y fortaleciendo el trabajo de pie, pues tras las modificaciones establecidas, vigentes ya por poco más de un cuatrienio es vital marcar en esa posición, ya sea sacando al rival del colchón o con un pase atrás (ambas técnicas con valor de un punto), para no verse forzado luego a ir al sorteo de la pelota, ni mucho menos al clinch y dominar el período. Ejercicios de soga, profundización en la intensidad, esfuerzo por mantener la postura y marcar la distancia que los separa de la zona de pasividad, esas son cuestiones que se manejan con rigor. En el Granma, ante la presencia de escuadras fuertes como la de Francia, Polonia y alguna otra nación europea por confirmar, podrán ponerlo en práctica cada uno de nuestros tres exponentes que lidiarán por división”.
Una de cal y otra de arena, señores, quizás no tengamos el privilegio de ver a Mijaín “vapulear” a sus rivales en la Ciudad Deportiva, pero sí estará desde la esquina dando certeros consejos junto a Val y Filiberto Azcuy.