La injerencia mostrada por el presente Donald Trump en el caso de un marino acusado de cometer faltas pone en duda el compromiso de Estados Unidos con las pautas internacionales de ética en combate.
El secretario de Defensa estadounidense Mark Esper declaró este lunes que el presidente norteamericano le ordenó detener la inspección disciplinaria de un suboficial de la Armada acusado de cometer crímenes durante su servicio.
Las declaraciones de Esper fueron el giro más reciente en el caso del suboficial Edward Gallagher, que enfrentó a Trump con el mando de las fuerzas armadas sobre la disciplina militar. La disputa alcanzó un pico el fin de semana con el despido del secretario de la Armada, Richard V. Spencer.
Un jurado militar absolvió a Gallagher por asesinar a puñaladas a un miliciano cautivo del grupo Estado Islámico, pero lo condenó por posar en una foto con el cadáver en Irak en 2017.
Esper estaba a favor de que una junta de la Armada realizara una revisión del caso, lo cual podría haber culminado con el retiro de Gallagher de la unidad de elite SEAL, pero dijo que debía obedecer la orden del presidente.
Sin embargo, ordenó a la oficina legal del Pentágono que realizara un estudio de cómo se educa al personal militar en las leyes del conflicto armado y cómo se lo entrena para cumplir con las normas de conducta en tiempos de guerra.
“Puedo controlar lo que puedo controlar”, dijo Esper a la prensa cuando se le preguntó si Trump enviaba un mensaje correcto a la tropa al intervenir en el caso de Gallagher. “El presidente es el comandante en jefe. Tiene pleno derecho, autoridad y privilegio para hacer lo que quiera hacer”.
El caso Gallagher tuvo un nuevo giro con una acusación insólita del secretario de Defensa al despedido secretario Spencer.
Esper dijo que Spencer, a sus espaldas, propuso un acuerdo secreto a la Casa Blanca para arreglar el resultado de la revisión. Aseguró que esto violaba la cadena militar de mando y que Spencer así lo reconoció.
Cesan al secretario de la Armada, Richard Spencer, por intentar frenar la interferencia del presidente en el caso judicial contra suboficial jefe Edward Gallagher. Por @antonialaborde https://t.co/DPrGQaZOOl
— EL PAÍS América (@elpais_america) November 25, 2019
A través de un vocero de la Armada, Spencer rechazó los pedidos de declaraciones, pero el domingo dijo en una carta a Trump que su conciencia no le permitía obedecer una orden que en su opinión socavaba el principio de autoridad y disciplina en las fuerzas armadas, insinuando que le habían ordenado poner fin al proceso contra Gallagher.
“Lo que más me preocupa es el efecto desalentador que esto tendrá en la disposición de las fuerzas especiales a informar cuando vean un comportamiento ilegal”, dijo James Stavridis, un almirante retirado de la Armada, en un correo electrónico enviado a The Associated Press. “Eso es trágico, porque al final lo que nos separa de nuestros oponentes en el campo de batalla es nuestra voluntad de seguir el imperio de la ley”, agregó.
El senador Jack Reed, el demócrata de mayor rango en la Comisión de Servicios Armados del Senado y veterano del Ejército, acusó a Trump de “participación inapropiada” en el sistema de justicia militar.
“El manejo de este asunto por parte de la Casa Blanca erosiona la estructura básica de mando de los militares y la función básica del Código Uniforme de Justicia Militar”, aseveró Reed.
Carl Tobias, profesor de leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad de Richmond, dijo que la acción de Trump debilitó a las fuerzas armadas.
“Queremos ser un estándar para el mundo en términos de Estado de Derecho”, dijo. “Me preocupa que socave nuestro propio ejército; socava nuestra posición en el mundo”, añadió.