Durante casi un año anduvo con su lente, captando las mejores poses de una ninfómana. Manuel Claro, bajo la dirección de un colega suyo, definía los encuadres de aquella historia sobre una mujer adicta al sexo.
El director de fotografía de Melancholia (2012) y Ninfomanía (2013), recientes filmes de Lars Von Trier, sigue delirando con una aventura próxima a concretar un año después de esa experiencia… Mientras tanto, impartirá junto a Pablo Insunza el taller que organizan la Muestra Joven y la Embajada de Chile en Cuba, surgido a partir del acuerdo de colaboración que firmaran el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y la Cineteca de ese país andino.
Aun cuando este espacio de formación se reserva solamente a los matriculados, la oportunidad de asistir a una clase magistral impartida por Claro llega a todos los acreditados.
¿Por qué viajar a Cuba para ofrecer una clase magistral?
Para mí Cuba es un lugar muy especial. Es único. También por la posición política que tiene. Tal vez tengo una idea un poco romántica, no dudo que hay muchos problemas; pero para mí es fascinante e inspirador estar en un lugar que propone algo diferente. He venido dos veces; la última vez visité la Escuela Internacional de Cine junto al director italo-sueco Erik Gandini, con quien hice Videocracy.
¿Cuál será el tema de la conferencia?
La conferencia tratará sobre estar presente como autor visual en una escena ―documental o ficción―, de manera que se pueda transmitir la emoción necesaria. Además, me gusta mucho hablar sobre mi trabajo, porque en el encuentro con colegas uno se cuestiona a sí mismo y la manera de trabajar. Es fundamental para mi desarrollo.
¿Cuánto ha aportado Von Trier a su visión sobre la fotografía para cine?
La visión de Lars siempre me ha inspirado y sorprendido. Parte de su expresión se trata de cuestionar el lenguaje del cine y por eso creo que muestra nuevos caminos.
Trabajar con un director tan particular es un gran privilegio. En mi caso, trato de que su visión sea expresada lo mejor posible a nivel fotográfico. Con Lars uno se da cuenta de que no hay reglas en la fotografía de cine para lograr la mayor fuerza emocional.
¿Qué es lo más difícil a la hora de trabajar con él?
No hay nada difícil en trabajar con Lars. Él es un director que sabe lo que quiere y sabe cómo obtenerlo, por eso es un proceso simple y claro.
Y Ninfomanía sigue siendo una película polémica…
Lars no es para todos. Cuando se trabaja para él, uno no se preocupa por los detractores. Por suerte, la cantidad de seguidores es tal que no es necesario. Se trata solo de resolver la visión de Lars a su manera y con menos compromisos.
Entonces, ¿cómo definiría Manuel Claro la fotografía para cine?
Es una forma de expresión que, en el mejor de los casos, no se puede explicar con palabras. Expresa lo que está pasando entre las líneas y entre los actores. Cuenta lo que no es obvio, racional o intelectual. Es un espacio emocional… lleno de vida.
La que recibe más reconocimiento es la fotografía espectacular, las películas de época o con actores famosos, las de catástrofes… Sin embargo, en mi opinión, lo difícil fotográficamente es crear una fuerte presencia emocional en un universo cotidiano.
Tomado de Cubacine / Por Carlos Ríos