Unos insectos de aproximadamente dos pulgadas de largo, conocidos como “avispones asesinos”, han llegado por primera vez a los Estados Unidos. Su nombre científico es Vespa mandarinia.
Originarios de Asia oriental, meridional y el sudeste asiático, viven en montañas y bosques bajos, y evitan llanuras y climas de gran altitud. Se alimentan principalmente de insectos, savia de árboles y miel de las colonias de abejas melíferas. Tienen un aguijón de 6 mm de largo, con el cual inyectan a sus víctimas gran cantidad de un veneno letal.
Poseen grandes cabezas de color amarillo anaranjado con ojos prominentes y un abdomen rayado en negro y amarillo. Se les vio por primera vez en Estados Unidos en diciembre pasado, cuando el Departamento de Agricultura del Estado de Washington verificó cuatro informes de avistamientos. También fueron localizados en dos lugares en Columbia Británica en el otoño.
Su ciclo de vida comienza en abril, cuando la reina se despierta de su hibernación y busca lugares para construir nidos subterráneos.
Todd Murray, entomólogo de Washington State Univeristy (WSU) y experto en especies invasoras, dijo a la prensa que el “avispón sorprendentemente grande” es un “peligro para la salud y, lo que es más importante, un depredador de las abejas melíferas”.
Se vuelven más peligrosos desde fines del verano hasta principios de otoño, cuando arrasan con las poblaciones de abejas. Atacan las colmenas, matan a los adultos y se comen las larvas. Unos pocos avispones asesinos pueden destruir por completo una colmena en cuestión de horas.
Según del Departamento de Agricultura del estado de Washington, los avispones asesinos en general no persiguen a los humanos, pero si lo hacen, ni siquiera los trajes de apicultura pueden protegerlos contra sus aguijones, más largos y peligrosos que los de una abeja.
De acuerdo con The New York Times, en Japón matan hasta 50 personas al año. En la región central de Chubu, se los comen. Dicen los historiadores japoneses que alguna vez fueron valorados, junto con otras avispas, como una fuente de proteínas en zonas rurales afectadas por la pobreza.