“Pudieran haberse tomado otras medidas contra quienes llevan a cuba mercancías con fines comerciales, previstas en regulaciones aduanales anteriores, las que solamente habría que haber hecho cumplir”, nos explica un médico que trabaja como cooperante en África y agrega que “no son los colaboradores internacionalistas los que mantienen el mercado negro”.
Nos recuerda a todos que “hay que tener presente la importancia que para Cuba y el mundo representa la colaboración cubana” y explica el costo que eso tiene: “hay que haber estado un quinquenio o más cumpliendo misiones internacionalistas para saber lo que ello representa en el orden familiar, personal y patriótico”.
Concluye aseverando “que estas nuevas medidas no acabarán con el mercado negro” y parece tener razón si nos guiamos por la entrevista que A Fondo hizo a un “importador por cuenta propia” que trabaja a gran escala, abasteciendo el mercado negro de manera masiva y constante.
“El negocio va a seguir”
El nuevo cierre de tuerca para la importación tiene el propósito declarado de contener el comercio de contrabando y la fuga de divisas, redirigiendo el dinero hacia los encarecidos, ineficientes y desabastecidos mercados internos. Pero al que hace la ley siempre le surge también quien puede concebirle una trampa, y así va a pasar; según aprecia Emilio, un “curtido” comerciante que ha encontrado en el rejuego de los límites su fuente de ingreso principal en la última década.
“Yo primero contrataba a rusas, ucranianas y nacionalizados españoles que viven aquí para que compraran y trajeran cuando los cubanos no podíamos viajar, y luego he ido yo a comprar a zonas francas en Ecuador, Perú, Chile y Panamá. Por eso es que te puedo confirmar que ha sido mucho el dinero que ha salido de este país”, cuenta Emilio, a la vera de uno de sus tres autos.
“Estoy seguro que el negocio va a seguir en septiembre, aunque hayan bajado los límites de peso permitido en los paquetes y subido los precios de los kilogramos. El sistema se acomoda, ¡tú verás!”, asegura, antes de describir cómo ingresa la mercancía comprada al por mayor.
“Las agencias de paquetería alquilan contenedores y distribuyen en ‘paqueticos’ de 3 kg (el límite actual) lo que se quiere enviar. El ‘truco’ es que cada uno de esos paquetes se impone en el origen con nombres de personas diferentes y se le envía en Cuba a gente diferente, quienes a su vez firman poderes notariales a nombre del que controla la distribución aquí dentro, para que este pueda sacar todos sus paquetes de una vez”.
“Eso sigue siendo legal y continuará en septiembre, aunque los paqueticos pasen de pesar 3 kg a 1,5”, afirma Emilio, quien solo vaticina una subida de los precios en el mercado subterráneo y un incremento del número de papeles por llenar en el despacho de la Aduana.
“La causa para que esto continúe sigue ahí, porque aunque suban un poco los precios siempre serán más baratos y de mejor calidad nuestros productos que los que venden en las tiendas estatales, a un 200 o 300 por ciento más caro que su costo real”, sentencia en una frase que vaticina el fiasco del nuevo “bandazo institucional”.
Pura mentira es lo q esta hablando ese a partir del 1 de septiembre la escases reinara en cuba, se acabaron las mulas señores aceptenlo y tendra q contratar media habana para buscar paquetes de 1,5 kg quien hizo este articulo no lo analizo antes de ponerlo
Qué triste y lamentable certeza la de este compañero, por su completo conocimiento del dia a dia de todos cubanos; de la necesidad impostergable de solucionar sus asfixiantes carencias. Pero lo peor es lo que se abre con su comentario: el convencimiento que la corrupcion y lo agazapado reinaran. No es posible creer que la direccion del país ignore estas realidades, porque cualquiera concluye que esas medidas traeran escasez y alza de precios. Es un axioma economico. Es muy cruel ignorar que Cuba esta llena de carencias que podrian resolverse. La libreta no es un orgullo.
Nada, que en casi 60 años nos hemos hecho expertos “botadores de sofá”, y eso ha hecho la Aduana General de la República una vez más. Nuevamente los “eficientes” aduaneros, en pos del combate contra el contrabando y el mercado negro, han tomado el rábano por las hojas y al final, el único perjudicado es el pueblo, el cubano humilde y sencillo, el trabajador honesto y el colaborador internacionalista que se juega la vida fuera de la Isla, para tratar de obtener artículos que, normalmente y por la vía estatal, nunca hubiera podido costearse con su salario.
La nueva legislación aduanera no afectará al mercado subterráneo, ese ha estado ahí acompañando a la Revolución en cada triunfo y fracaso, y seguirá estando mientras no se cambie el discurso y el pensamiento. Los problemas no se resuelven al nivel de la mente que los creó, es necesario un salto cualitativo en el razonamiento para encontrar soluciones efectivas.-
No es manteniendo el sistema actual de aprovisionamiento e importación para el mercado cubano, como vamos a resolver los problemas que mueven a miles de cubanos a salir de sus fronteras a buscar lo que en las tiendas estatales no encuentran. No es con el pensamiento actual de que los cubanos tienen que pagar 400 dolares por un Tv “pantalla plana” que vale 100 ó 200 dólares fuera de la Isla. No, las soluciones tienen que tener en cuenta otros aspectos, los que cobran un salario para pensar en estas tienen que responder, los ministros tienen que esforzarse en sus ideas de soluciones y los diputados, que aprueban y convierten con su voto tales ideas en leyes, ser mas críticos e incisivos en sus debate.
En tanto, el pueblo seguirá sufriendo el efecto boomerang de medidas restrictivas y leyes que no sse aplican y se cambian por otras mas restrictivas pero ineficaces porque atacan consecuencias y no causas. EL cambio no puede ser “sin prisas y sin pausas”, tiene que ser “con prisas y sin pausas”, porque a muchos se les está acabando el tiempo y no ven para que trabajar durante mas de 30 años y ni siquiera poder disfrutar de tres días de vacaciones en un hotel, “del pueblo y para el pueblo”, pues sus ingresos dan apenas para un viajecito de un día a la playa, casi siempre en camiones de los años 50, pagando una fortuna en viaje, alimentos y regresar a casa como si hubiera ido a cortar caña y no a desconectar a la playa.
NO es con restricciones a los colaboradores, cooperantes internacionalistas que se elimina el mercado negro, el problema es más profundo y la Aduana está para proteger al pueblo, no para legislar en contra de él, el único afectado hoy con tales medidas.