Por: Tara Ramplante
La Habana es un espacio que ha modelado algunos interesantes acontecimientos que valen la pena observar y conocer. Uno de ellos es la Semana de Teatro Alemán, evento que por estar celebrando su novena edición este octubre –entre el 19 y el 26– y por el franco interés de favorecer un intercambio real entre las producciones artísticas y críticas de ambas naciones, ha conformado su propio y heterogéneo espectador. En las ediciones anteriores han pisado suelo habanero figuras de relieve en la escena teatral contemporánea alemana y mundial, como Erika Fischer-Lichte, Fritz Kater, Thomas Ostermeier, Rene Pollesch o Dea Loher. La plataforma de conocimiento y traslación de saberes en que se ha convertido el evento propicia una apertura a vínculos cada vez más actualizados y complejizados entre lo que se piensa y se produce en la Isla y lo que se genera en tierra germana dentro del campo de la teatrología y las artes escénicas.
Por esta vez, el espacio nuevamente cuanta con no solo una depurada selección de personalidades sino con otros acontecimientos importantes que incluso rebasan las puestas en escena, como la conferencia del relevante crítico y teatrólogo Hans Thies-Lehmann, creador del concepto de teatro posdramático que a fines de los años 90 dio un verdadero vuelco al pensamiento teatrológico y a las maneras de concebir la escena y los vínculos de recepción a nivel mundial. Por primera vez visita Cuba, luego de un año de haberse traducido al español su famoso libro del mismo nombre y sobre el cual ofrecerá un taller-conferencia en el Centro Teórico-Cultural Criterios. Además, se encuentra la celebración del Taller de Teatro Documental que impartirá la joven dramaturgista Sarah Israel, que trabajó durante varios años en el Teatro Schauspiel de Stuttgart, y los paneles, en la Fundación Ludwig, los cuales colocarán en juego los tópicos “La producción cubano-alemana” y “¿Hacia dónde va el teatro?”. El primero incluirá a los implicados en el montaje de El mal gusto, obra escrita por los jóvenes dramaturgos cubanos Rogelio Orizondo y Marcos Díaz y dirigida en la Isla por el germano Moritz Schönecker, junto a la mencionada dramaturgista, implicada igualmente en el proceso con los creadores. El segundo, más orientado hacia la reflexión desde la crítica sobre los derroteros del teatro contemporáneo a partir de las relaciones entre la producción de ambos países, tendrá entre sus voces a Thies-Lehmann, al conocido dramaturgo y director Roland Schimmelpfenning, al importante crítico alemán Jürgen Berger y a los cubanos Carlos Celdrán (director de Argos Teatro) y Jaime Gómez-Triana (teatrólogo e investigador).
La última zona de importante incidencia de la Semana, los espectáculos teatrales, estrena la mencionada El mal gusto, y al mismo Schimmelpfenning con El camino de las hormigas, texto de su propia autoría que ahora dirige, e Idomeneo, pieza también suya llevada a la escena por William Ruiz Morales. Como reposiciones vuelven a estar Palabras y cuerpos de Martin Heckmanns a cargo de Eric Morales y la ya casi mítica La misión, escrita por Heiner Müller y presentada una vez más, después de algunas pocas funciones casi undergrounds en La Habana, por Mario Guerra y su colectivo de creación.
Una vez más la vuelta de esta semana vitaliza el conocimiento y la reflexión sobre la escena en la contemporaneidad, incorpora nuevos y necesarios referentes y potencia relaciones e intercambios de verdadera relevancia. Un abanico de propuestas muy específicas y de diferente naturaleza moviliza un panorama teatral que necesitaría más espacios como este, aun no agotado ni hundido en su propia circularidad.