Si pensamos en el cine, la televisión y el teatro enseguida dirigimos la mirada a una de las actrices más versátiles que han pasado por los medios de comunicación de nuestro país: Amarilys Núñez, uno de los rostros destacados de la escena cubana. Su talento se percibe tanto en los disímiles personajes que ha desarrollado durante su trayectoria profesional como en el reconocimiento del público, que valora su pasión por un oficio al que se dedica con total entrega.
Con ella conversamos hoy.
¿Destino o total convicción? Describe como fue tu llegada al mundo de la actuación
No creo en el destino, pienso que el destino lo vas creando tú mismo. Creo en la necesidad que nace contigo, aquella que empieza a hacerse vital a medida que creces y te empuja a decidir por lo que amas o te hace sentir útil y feliz. Para mí la vida es eso, una decisión. Cuando eres pequeño decides con qué juguete de los que tienes quieres jugar, y con el amigo que prefieres hacerlo. Y así todo se sucede de igual manera. A medida que perfilas gustos y preferencias, decides quién quieres ser, y cuál es el camino que pretendes transitar para lograrlo.
En mi caso, crecí escuchando ópera y mi mundo era el teatro. Me sentía feliz cuando mi mamá me llevaba a sus ensayos, y debuté con solo seis años en la zarzuela La leyenda del beso. Esa gitanita que interpreté entonces cambió mi vida para siempre. Fui una niña muy fantasiosa, y tuve la suerte de estar expuesta a todo el mundo mágico del arte desde muy pequeña. Entonces sí, eres producto del medio que te circunda, pero la decisión de seguir por ese camino fue absolutamente mía.
Con ocho años de edad comienzas en la televisión, en los cuentos del programa Amigo y sus amiguitos. ¿Era la actuación tu principal aspiración desde niña?
Pues no, yo quería ser bailarina. No te niego que en las representaciones que le hacía a mi público imaginario, cantaba y actuaba, pero bailar siempre fue la primera opción. Esa necesidad de expresarme a través del cuerpo me ha perseguido por siempre. Y así fue como llegué a la escuela de Ballet de L y 19, lugar que marcó mi vida en muchos sentidos. Allí tuve experiencias no tan bonitas, pero también aprendí cosas importantes como el sacrificio y la disciplina, y a desarrollar un sentido consciente de mi cuerpo, que me servirían luego para mi carrera como actriz.
¿Qué te ha aportado tu formación como bailarina?
La escuela cubana de ballet es muy rigurosa. El plan de estudios contaba con un diapasón bastante ambicioso; nos instruían en solfeo, piano, francés, educación musical, artes plásticas, acrobacia, además de las danzas folclóricas, danzas rusas y el ballet. Fue una educación envidiable, digna de princesas, como suelo decir. Es una experiencia que te prepara para todo cuanto vayas a abordar después. Y, por encima, te da el conocimiento del cuerpo, un arma vital del actor.
¿Qué aprendizajes tomaste de esa primera experiencia que te ayudó en tu carrera posteriormente?
Llegar a la televisión tan temprano me permitió aprender mucho y tener contacto con estrellas que dejarían en mí preciosos recuerdos que atesoro con celo. En aquel momento, la televisión se hacía en vivo, recuerdo que la primera vez que entré a un estudio me asusté un poco con aquellos enormes monstruos que llamaban cámaras. Y, a pesar de que no dejaba de ser un juego, sentía que había que jugar en serio, porque todos aquellos artistas inmensos como Rosa Fornés, o Consuelito Vidal, Bernabé, Vázquez Gallo, por solo mencionar a algunos, influyeron en mí con una veracidad que marcaría luego mi manera de enfrentar los personajes.
Háblame del personaje de Alicita en la telenovela Tierra Brava, que fue el trampolín de tu carrera. ¿Cómo recuerdas ese salto a la popularidad?
En efecto fue con Alicita, de Tierra Brava, mi debut en la televisión como profesional. Y mi primer recuerdo es entonces para Xiomara Blanco. A ella le debo sin duda alguna mi entrada al medio televisivo. Una mujer extraordinariamente culta e inteligente, que vio en aquella muchacha tímida las ansias de hacer y de crecer. No pude haber tenido una mano mejor para enrumbar mis velas. Y ya con la oportunidad de mi lado, me di a la tarea de dejar lo mejor de mí en cada escena. Ser popular o no nunca ha sido lo más importante para mí, de hecho, me siento más cómoda cuando paso inadvertida. Lo que sí me hace feliz es el cariño que puedo despertar en la gente gracias a mi trabajo.
¿Los personajes que más difíciles se te hacen de interpretar se tocan en alguna característica común?
Yo creo que el ser humano encierra todo. Llevamos dentro lo mismo un asesino, que un ángel, la diferencia está, como te dije al principio, en lo que decidimos encadenar o desarrollar. Entonces, claro, están los personajes que más se alejan de mí como ser humano, de mi manera de pensar y obrar; esos cuestan un poco más porque una no ha desarrollado esas facetas, y son precisamente por eso los más codiciados y perseguidos por los actores. Entrar en las tinieblas de lo desconocido y explorarlo nos llama profundamente la atención.
En otros espacios señalas que has interpretado tus mejores personajes en el teatro. ¿En qué lugar de tu corazón se aloja el teatro?
El teatro ha sido mi vida. Te contaba que prácticamente nací en el “García Lorca”, hoy llamado “Alicia Alonso”. Allí aprendí a amar la magia que despierta con la primera nota musical, con la calidez de una luz o con la voz de un actor. El teatro te permite adueñarte del personaje, lenta y profundamente, en el proceso de creación, y ese estado creativo no cesa nunca. Cada noche sigues explorando más y más, sigues descubriendo facetas nuevas que el público mismo te lleva a conocer. El teatro es un proceso vivo que no muere nunca.
¿Qué dirías que es lo más ingrato de tu profesión y lo más gratificante?
En la actuación te puedes sentir mejor o peor, puedes aspirar a un personaje y que no te lo den, puedes recibir una crítica dura, pero yo no llamaría a nada de eso de “ingrato”. Es parte de nuestra profesión, el ser elegido, el ser juzgado. El actor deja de ser, para convertirse, y exponer todo su diapasón de emociones, sentimientos y pensamientos. No es fácil, es a veces doloroso y hasta desgastante, pero se disfruta enormemente. Y, gratificante pues: todo. Desde el momento en que logras tener el personaje, hasta la reacción del público, que es a quien está destinado tu trabajo.
De las experiencias que has tenido hasta el momento, tanto en teatro, cine o televisión ¿en qué obra o con cuál personaje sentiste que estabas haciendo algo trascendental?
Hay personajes que han marcado de una forma especial mi carrera. La Novia de Bodas de Sangre, por ejemplo, fue un personaje con el que soñé siempre, y me fue concedido muy temprano, al graduarme del Instituto Superior de Arte (ISA) y bajo la dirección de mi maestra Berta Martínez. Hoy seguramente lo haría de forma diferente, pero para mí fue un proceso divino, donde aprendí enormemente.
Clitemnestra Pla, con la dirección de Raúl Martin, me deja recuerdos imborrables de crítica y de público. Me permitió desarrollar una faceta donde en principio no me sentía cómoda, hasta lograr disfrutarla al máximo.
Varilla, de Delirio Habanero, es un personaje que guardo con especial cariño, difícil, complejo, alejado totalmente de mí, pero que me permitió explorar hondo y comunicar cosas importantes en momentos difíciles.
¿Cuál es la cualidad indispensable para que una actriz pueda cumplir cabalmente con su labor?
La honestidad en primera instancia, tienes que ser consecuente con tu personaje, defenderlo y no traicionarlo nunca. Es un acto de fe, entrega y amor. Creo que de ahí parte todo.
¿Consideras que se te ha hecho más difícil desarrollar tu carrera viviendo en Estados Unidos?
Cuando salí de Cuba, sabía que había hecho un alto en mi carrera. Fui consciente, aunque no por eso lo sufro menos. Pero soy también de las que piensa que todo sucede por una razón, así que no me quejo, asumo mis decisiones y agradezco cada día estar viva.
Pobre entrevista a la que le faltan muchas preguntas y que termina MUY ABRUPTAMENTE segui dando scroll para ver como continuaba y resultó que se había acabado !!
Excelente actriz, lastima se “diluya” en el alcantarillado miamero
Me parece haber oído que se iba a repatriar o estaba en eso. Será?