Anoche vi un excelente reportaje de Telesur desde Ghana, un reportaje sobre los voluntarios de países ricos que van a trabajar en obras sociales en ese país, en comunidades tan pobres que no tienen recursos para pagarse la mano de obra para reparar o construir escuelas y consultorios. Bueno, la mayoría de las veces ni siquiera hay dinero para construirlos, así que son los voluntarios los que corren con todo, con el trabajo y con el dinero para los materiales y la infraestructura. Turismo de caridad, le dicen a esta modalidad. A mí me gustaría más que le llamaran “turismo solidario”, eso de la caridad siempre me da la impresión que se dice con un sentimiento de superioridad.
El caso es que todo este trabajo hay que hacerlo por intermedio de agencias turísticas y organizaciones no gubernamentales y ahí se traba el paraguas, porque las agencias —aunque manifiesten lo contrario— estarán siempre más interesadas en las ganancias que en el aporte fraterno y buena parte de las organizaciones no gubernamentales no escapan de una gran paradoja: la mayor parte del dinero que mueven no va a manos de los más necesitados, sino a los de los propios colaboradores, que van a trabajar a países pobres pero no están dispuestos a renunciar a sus estatus de vida: a sus restaurantes y fiestas, sus autos de lujo, sus apartamentos. Es un círculo vicioso. Otra más, en este mundo pletórico de círculos viciosos.
Pero de eso no va esta columna. Yo quiero hablar del impulso primero, de ese deseo de compartir con los que tienen menos, de trabajar por el mero placer de hacer realidad proyectos solidarios, concretos y funcionales, sin esperar remuneración alguna. Trabajo voluntario, en su más pura acepción. ¿Qué mueve a una persona cualquiera a renunciar a sus vacaciones de verano para irse a dar pico y pala en una comunidad africana? Sobre todo si se tiene en cuenta de que no va a recibir nada material a cambio, sencillamente el agradecimiento de los habitantes del lugar. Son personas que pagan por trabajar, extraña circunstancia. Y el pago, según Telesur, puede llegar a ser bastante alto: más de 3 mil dólares por temporada. Hay que aplaudir a estos voluntarios, sobre todo a los que lo hacen al margen de los circuitos promocionales. O sea, aportan sin esperar ni siquiera el favor de que alguien les reconozca públicamente su aporte. Lo triste es que muchas de las agencias que los llevan a esos parajes, además de cobrar caro, se quedan con la mayor parte de la factura. Y resulta que de esos 3 mil dólares a las comunidades llegan solo cien. El resto se va en gastos de transportación, hospedaje y seguridad… y en las utilidades de las empresas. Mucho más efectivos serían mecanismos más directos de colaboración, pero esos son los menos. Ya saben quién mueve la mayoría de los hilos…
De más está decir que muchos cubanos estarían más que dispuestos a ir a trabajar a Ghana, a Burundi o a Guinea Ecuatorial. Y sin esperar ningún dinero a cambio, solo por el placer de surcar los mares y los aires. Ya sabemos las ansias que provoca la maldita circunstancia del agua por todas partes. Sobra disposición, sobran ganas de ver mundo, sobra —también— espíritu solidario con los pueblos más desfavorecidos… lo que falta son recursos.
Gracias a los proyectos de colaboración, miles de médicos y otros profesionales cubanos prestan servicios en muchos lugares del planeta. Pero la lógica ahí es algo distinta: hay un componente claramente económico. Una misión internacionalista puede significar una importante oportunidad de mejorar las condiciones de vida del colaborador y su familia. Nada que objetar. La labor de nuestro personal de salud en esos países merece todo nuestro reconocimiento. Y es mucho más efectiva que el aporte circunstancial de los voluntarios de países ricos. Pero lo bueno sería que todo ese deseo de ayudar se explicitara también a lo interno. Hubo una época en que hacíamos mucho más trabajo voluntario en nuestras comunidades. En algún momento ese aporte perdió concreción y referentes, se convirtió en pura propaganda. Tenemos que rescatar la esencia misma del trabajo voluntario. No podemos sentarnos con los brazos cruzados a esperar a que venga de afuera.
Obvio que estoy 100% de acuerdo contigo Yuri. ¿Sabe? La diferencia entre usted y Carlos Manuel Álvarez es que usted es su antípoda. Usted sabe mirar con los ojos de adentro hacia afuera y su contraparte lo hace de afuera hacia adentro. Todos sus artículos son un viaje a su ego. Toda referencia a alguien tiene que ver con él. Quizás porque crea en la belleza de su mundo interior, en lo cual por cierto se equivoca. Gracias por este articulo, por tu franqueza y honestidad, puedo decir, solidaria y contagiosa. No deje de escribir.
Deja de escribir en internet y ponte a trabajar
Indio discrepo en su comentario, un articulo muy bueno u hacia el deberian estar referidos los mismos , no a atacar a otro escritor de OnCuba que es muy bueno en lo que hace. Cada cual escribe como le parece y sabe , podemos estar de acuerdo o no con alguien pero siempre demostrando un poco de respeto.
En cuba se perdio todo el sentido del trabajo voluntario desde hace mucho, desde que el mismo trabajo voluntario perdio su sentido, si te pasas un la semana entera haciendo que trabajas para que te hagan como que te pagan que sentido tiene ir un sabado que muchas veces es sabado de hacer magia (buscar la comida u otras cosas para el resto de la semana) a recoger los escombros o la basura de la empresa. primero deberia darsele sentido al trabajo y despues que se le de a su primo el “voluntario”.
Salu2s
Ese tira y encoje de finjimiento reciproco, al que llaman doble moral, alcanza su maxima potencia durante los llamados Domingos rojos y jornadas de trabajo voluntario que yo conoci, donde, el Estado hace que le gente simule encaminarse al campo voluntariamente, por amor al arte y espiritu de sacrificio.
cuando lo hacen basicamente- (salvo la honrosa excepcion de alguno que otro anormal que siempre los hay) para no buscarse problemas y salir lo mas airoso posible del ladilleo al que lo somete la administracion y su seccion sindical para que se monte en un camion (eran rusos) que por lo general expiden un humo toxico..
Los que estuvimos alli sabemos que te obligan a ir por medio de presiones morales y psicologicas, pero una vez que toman la asistencia, en una planilla la inmensa mayoria de los presentes al surco, se dedican a pasarla lo mejor posible, Una vez, pude admirar las curvas de una Hermosa rubia tendida en medio de la guardarralla, sobre una toalla, para dorarse la piel como si estuviera en la playa. ?Y la papa pr recoger? Bien gracias. Como la macroeconomia es una ciencia muy perfida, cuando tratamos de pasarle gato por liebre responde airada. El resultado de toda la matraca , se traduce entonces en baja productividad, exceso de circulante. y , en un agotamiento politico, cinismo generalizado y perdida de valores.
Yuri, ¿cómo dices que la mayor parte del dinero no va a los más necesitados cuando van a trabajar a esos lugares pobres? Entiendo que piensas que si dono 100 usd a las personas con hambre en Guinea Ecuatorial le deberían de llegar esos 100 usd intactos, pero lastimosamente, amigo, no funciona así. Para que mis 100 usd y los voluntarios puedan llegar deben de existir bancos y aviones, los cuales no salen del trabajo voluntario de otra persona. Para que los voluntarios lleguen a su destino debe existir líneas aéreas, las cuales, solo como dato que puedes corroborar en la página de Iberia o en despegar.com, ahora mismo cobran por un pasaje desde República Dominicana (donde estoy actualmente) hasta Guinea Ecuatorial 2658 USD. Si a eso le sumas que al que estás llevando a hacer ese trabajo voluntario hay que alimentarlo y su productividad mensual no puede ser pagada por las comunidades que va a ayudar y monetizas todo y verás que lo que están ganando las comunidades es mucho más que los 100 USD que dice el documental que llega a las comunidades. Puede ser que la agencia de viaje cobre y gane sus dividendos por llevar a los voluntarios, pero el valor que lleva a las comunidades es bastante alto también. Soy cubano como tú y muchas veces me es difícil comprender el valor que tienen algunas cosas que nos acostumbraron a pensar que no valen nada. Recuerda siempre que el valor de algo no es igual para todos ni el dato que dan en un documental que puede estar manipulado por quien lo realizó es verdadero. Saludos y siga escribiendo e informándose amigo.