La economía, a fin de cuentas, es un sistema que se comunica aun cuando no aparezcan señales de esa comunicación; que reacciona, sea de forma endotérmica o exotérmica —aunque de momento no sintamos el cambio de temperatura—; que necesita de incentivos o desincentivos, correctamente alineados, para estimular lo positivo o para menguar aquello que no es conveniente —sea temporal o no— a su dinámica de funcionamiento.
En las recientes sesiones de la Asamblea Nacional se ha sabido que este año se alcanza un crecimiento del producto interno bruto del 2 % con respecto a 2021; aunque todavía esto no significa que se logran los valores de antes de la pandemia.
El ministro de Economía, Alejandro Gil, reconoció que “no alcanzamos los niveles proyectados, pero tampoco retrocedemos. Las medidas no logran todos los resultados, pero vamos avanzando en soluciones”. No es una sorpresa. A mediados de año ya se había rectificado a la baja la tasa del 4 % originalmente planificada.
Crecer es sin dudas importante. Cuánto se crece, dónde se crece y cómo se crece es aún más importante. Esa información oficial, cuando sea pública, facilitará incluso entender cuán alcanzables pueden ser las metas planteadas para 2023.
¿Los resultados de FIHAV?
Se pronostica que la economía alcanzará un 3 % de crecimiento en el 2023 y que los pilares de ese crecimiento planificado serán la reactivación de actividades productivas nacionales y una mayor captación de divisas por exportaciones. Los argumentos que se esgrimen para sustentar el propósito son el control de la COVID-19, los resultados positivos de la gira internacional de Díaz-Canel y los de la Feria Internacional de La Habana.
Seguir controlando la pandemia del coronavirus es indispensable y es algo para lo cual existe experiencia suficiente y, en especial, las vacunas necesarias para mantener a la población inmunizada. Prevenir es la mejor manera de hacerlo.
Los logros de la gira internacional de Díaz-Canel, sin dudas importante, dependerán también de la capacidad y el ingenio necesarios para concretarlos y sacarles el máximo provecho. Es un ejercicio más complejo que requiere, entre otras cosas, de un mejor funcionamiento de la economía.
Pero llama la atención que los resultados de la Feria Internacional de La Habana sean identificados como una de las bases del crecimiento.
Que el empresariado extranjero tenga interés en posibles negocios en Cuba no es noticia. Así ha sido por años, a pesar del ineficiente y poco estimulante marco regulatorio, de la demora reiterada en corregirlo, de la sostenida demora en pagar deudas y honrar dividendos, del alto riesgo país, de obstáculos gigantes como el bloqueo, y de trabas de alta resiliencia generadas por prejuicios y en burocratismos persistentes.
Sin embargo, históricamente ha existido una distancia grande entre “el interés expresado” y el interés materializado. Nunca he visto alguna información pública que permita saber de todas aquellas intenciones de negocios —y, en especial, de inversiones— “expresadas” por compañías extranjeras, cuántas se convirtieron en negocios o inversiones.
En Cuba, convertir una buena intención en un proyecto de inversión cuesta mucho tiempo; luego convertir el proyecto en realidad, en un activo produciendo, cuesta otro tramo grande de paciencia.
¿Cuánto de esos intereses expresados en otras ferias se han convertido en buenos negocios en menos de un año? ¿Qué cambios radicales se han introducido en la norma cubana y en sus procedimientos para reducir a treinta días la negociación y la firma de un proyecto de inversión?
Lo que puede el turismo, y lo que no
Una recuperación más dinámica del turismo es un buen propósito a concretar. ¿Cuál es la tasa de ocupación lineal con la que termina 2022? ¿Cuánto es el ingreso por turista? ¿Cuánto de cada dólar de ingreso se dedica a la importación hoy?
¿Cuál es el efecto multiplicador de las inversiones hoteleras sobre la economía nacional, si el componente importado de los proyectos es considerablemente elevado, incluyendo la fuerza de trabajo?
¿Cuáles son los incentivos que se les dejan a las empresas hoteleras para que puedan operar de forma descentralizada? ¿Y para que los productores nacionales se “estimulen” a vender sus productos a los hoteles?
¿Cuál es el tiempo real de recuperación de la inversión de los nuevos hoteles con la tasa de ocupación que existe hoy? ¿Cuántas habitaciones fuera de orden existen hoy?
¿Cuál es la estrategia para competir en el mercado de la región?
En el año 2022 se “planificó” alcanzar 2,5 millones de turistas; luego esa cantidad fue corregida a la baja. Al final, solo lograremos acercarnos al millón 800 mil turistas. Este 2022, República Dominicana alcanzará la cifra récord de 7 millones.
Señales contradictorias sobre las pymes
Llama la atención que otro factor a favor del crecimiento esperado, según se ha dicho, sea “la diversificación y complementariedad de los actores económicos”.
Si bien es cierto que a partir de 2023 podrán valorar sus gastos a la tasa de mercado y no a la tasa de 24 CUP por dólar, la Asamblea Nacional acaba de aprobar la propuesta del Ministerio de Finanzas y Precios que elimina incentivos fiscales para la creación de nuevas pymes y genera incertidumbre para las que están creadas y funcionando.
“A partir de la necesidad de que todos los actores económicos contribuyan a generar ingresos para la financiación de los servicios y programas sociales, queda sin efecto la exoneración de pago de impuestos a las mipymes, por un periodo de seis meses cuando surgen de una reconversión y de un año cuando son de nueva creación, constituidas a partir de 2023. Las mipymes constituidas con anterioridad y que están disfrutando de este beneficio, lo mantienen hasta el término del periodo por el que les fue otorgado”.
La medida constituye una barrera para a la creación de nuevas empresas de este tipo, algo que llama la atención luego del éxito que la apertura del sector ha tenido y de las expectativas declaradas acerca de este: “Se esperan unos 4 000 nuevos actores en la economía, con una participación en el PIB entre un 12 % y un 14 % a precios corrientes”, explicó el ministro Alejandro Gil en su intervención ante la Asamblea.
Reducirá también el crecimiento de la base fiscal imponible, privando al propio presupuesto de futuros nuevos ingresos fiscales, a través de las nuevas mipymes.
Esto es incoherente con la necesidad de incrementar la oferta y de impulsar el crecimiento económico utilizando las fortalezas del país. De la misma forma debe esperarse una reducción de las posibilidades de fomentar nuevos encadenamientos a partir del nacimiento de emprendimientos.
Ecos en la estructura del empleo
La medida impactará negativamente en la dinámica del empleo. Este año se planifica alcanzar 4 676 000 ocupados. De mantenerse la estructura del empleo como hasta ahora, alrededor del 50 % se ocupa en el sector presupuestado y el resto en el sistema empresarial. Más de un 40 % está ocupado en el sector no estatal el cual ha contribuido positivamente a la dinámica del empleo.
Cualquier elemento que frene o desaliente la creación de nuevas pymes impactará negativamente en la dinámica del empleo en el país. Al ser el empleo productivo uno de los elementos básicos que impulsan la equidad sobre bases sostenibles, resulta muy difícil entender la medida adoptada.
Eliminar la exoneración fiscal para las pymes y mipymes de nueva creación, en este momento, daña el ambiente de negocios y la confianza de los nuevos actores.
Mientras la experiencia internacional, y en especial la latinoamericana, demuestra que este sector requiere de incentivos fiscales, en nuestra país, luego de un año de desempeño exitoso, se adopta una política que hace exactamente lo contrario.
No es posible negar la necesidad de incrementar la recaudación fiscal ni tan poco contribuir con ello a los programas sociales, algo que ya los “actores no estatales” venían haciendo. Sin embargo, se divulgó muy poco acerca de otras medidas para mejorar el desempeño fiscal.
No se trata solo de recaudar
Tan importante como incrementar los ingresos fiscales resulta mejorar la asignación del gasto fiscal. Es conocido que nuestro aparato estatal es excesivo para el tamaño de nuestra economía; que una parte de los gastos corrientes va al sector productivo, lo cual contribuye a mantener vivas empresas ineficientes.
Reducir y mejorar la asignación del gasto es una necesidad para mejorar el desempeño de la economía. La reforma de ese aparato y el redimensionamiento de ese sistema empresarial estatal no deberían seguir siendo aplazadas.
Existe la experiencia de inicios de los años noventa cuando el aparato estatal y el sistema empresarial fueron redimensionados drásticamente para reducir el déficit presupuestario.
¿Cómo es que al éxito de una política se le responde con políticas dirigidas a frenarlo? A veces, pareciera que caminando hacia el futuro podríamos volver a la Edad de Piedra.
Magnífico análisis. Debería de ser debatido en el Consejo de Ministros de Cuba.
Profesor le faltó añadir que ya todos los tcp pasamos a régimen general, acaban de eliminar el simplificado. La Onat chupando la sangre por todos lados.