Este antiguo barrio de La Habana fue el hogar de figuras relevantes de la historia y la cultura cubanas, como el general Quintín Banderas o los músicos Brindis de Salas y Barbarito Diez.
Zona humilde y de mucha historia, Jesús María es uno de los barrios más populares de La Habana. Sus orígenes se remontan al período colonial, cuando creció como un caserío en la villa extramuros hasta integrarse por completo a la ciudad.
Su nombre es en verdad Jesús María y José y lo debe a la ermita de esa denominación levantada en 1753 en la Calle Real del barrio, hoy nombrada Revillagigedo. En esa arteria vivió, según se cuenta, una negra llamada Amalia, madrina de ñáñigos, revolucionarios y esclavos perseguidos, y en honor a la cual los habitantes del lugar son conocidos como “amalianos”.
Aunque muchos estigmatizaron a Jesús María como un barrio de delincuentes, ladrones y proxenetas, en sus calles vivieron figuras relevantes de la historia y la cultura cubanas, como el general Quintín Banderas o los músicos Claudio José Brindis de Salas y Barbarito Diez.
También en él se fundaría La Jardinera, una de las comparsas más famosas del carnaval habanero, y radicarían instituciones como la sociedad Unión Fraternal —cuyo presidente de honor fue Juan Gualberto Gómez— y el Club Atenas, ambos para negros y mulatos, aunque con diferencias en el poder económico de su membresía, y la Asociación de Carteros.
El Callejón del Suspiro, el monumento al padre Manuel de Jesús Dobal, párroco de la Iglesia de Jesus, María y José; la antigua central termoeléctrica de Tallapiedra y los “elevados” del ferrocarril, son otros lugares icónicos de esta antigua barriada habanera, golpeada, como muchos otros sitios de la ciudad, por las carencias y el paso del tiempo.
Por sus calles estuvo esta semana nuestro fotorreportero Otmaro Rodríguez, quien nos propone sus instántaneas como reflejo del presente de uno de los barrios emblemáticos de la capital cubana.
También vivió en Jesús María Ester Borja