¿Cómo serían las noches habaneras en el café Vista Alegre, donde en épocas pasadas se reunían Sindo Garay, Manuel Corona, la inmarcesible María Teresa Vera y otros? Dicen que entre ellos existieron diferencias, rivalidades… pero todos se esmeraron en entregar al pentagrama musical cubano sus mejores piezas. “Mercedes”, “Perla Marina” o “Veinte años”, entre otras de estos grandes genios musicales cubanos, constituyen hoy patrimonio de la nación.
Los trovadores en la actualidad mantienen esa cofradía en la que manda la poesía. Sin Vista Alegre y con pocos lugares en los que tener presentaciones fijas, algunos con excelentes obras y poca difusión, siguen buscando respuestas en la guitarra.
Entre las voces trovadorescas contemporáneos destaca la de Rita del Prado (1961). Aunque no admitiría ningún calificativo rimbombante sobre su labor, “intentamos desobedecer”.
Sería injusto no reconocer en ella una de las mejores artesanas de la canción en Cuba. No encontramos en sus letras ni en su carrera el explícito deseo de posicionarse en las listas de éxitos. No hay señal de ambición por el estrellato, de caminar tras el reconocimiento público —que, por supuesto, le ha llegado; pero gracias al trabajo fino que hace para adultos y niños.
Rita del Prado no es una simple compositora como algunas biografías insinúan. Tenemos entre nosotros a una intelectual comprometida con el bienestar de su gente y activa en proyectos como “El mar y nosotros”, junto a los músicos cubanos Enid Rosales, Dúo Nu9ve y Rey Montalvo, para crear consciencia en torno al autismo.
No estamos ante una artista pasiva, indiferente. A Rita hay que buscarla en sus peñas, cantando en los hospitales y las escuelas; o, de vez en cuando, polemizando en asuntos que le preocupan como ciudadana. Hay que encontrarla restaurando un verso, salvando la memoria; conviviendo entre la coherencia, el talento y el buen gusto.
“Habaneros del Prado”
Casi por carambola vi crecer uno de los trabajos más hermosos de Rita del Prado. Gracias al realizador audiovisual Felipe Morfa nos llegaron dos piezas que, al ser las primeras, hoy son mis preferidas: “Ciudad con feeling” y “Ceiba ritual”.
A partir de entonces fue ampliándose “Habaneros del Prado”, proyecto de arquitectura y música que Rita comparte con su hermano el arquitecto Aníbal del Prado.
Desde hace unos días están disponibles en plataformas digitales nueve canciones —compuestas entre 2018 y 2019— nacidas para honrar a La Habana en sus 500 años, con el apoyo del Programa Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
El famoso y concurrido Paseo del Prado, la tradición habanera de acudir a La Ceiba en vísperas del 16 de noviembre, la fortaleza San Salvador de la Punta, la Iglesia del Santo Ángel, el movimiento filin o célebres personajes como el francés Jean Claude Nicolas Forestier y la poeta Dulce María Loynaz, inspiraron a Rita para conformar este “andar musical” por una ciudad que encanta tanto como duele.
En 2019 “Habaneros…” fue seleccionado por la Fundación SGAE en su convocatoria para otorgar ayudas a la creación de músicas populares. Participan en el disco, entre otros, los músicos Enid Rosales, Noel Gutiérrez, Frank Rubio, Loania Carrillo, Isabel García y Carolina Rodríguez.
Ahí están las canciones de Rita del Prado para una ciudad que todos los días intenta levantarse y reclama la osadía colectiva para lucir hermosa, como fue ayer. Sus temas nos impulsan a ello.
A lo mejor cometemos un error de apreciación, pero hay una dosis de tristeza y añoranza en Habaneros del Prado. ¿Lo crees?
Realmente no es una apreciación equivocada, aunque el objetivo de este proyecto no se reduce a derramar lágrimas por lo perdido, ni estas canciones se limitan a la añoranza y a la tristeza, sí asumen, de manera clara, esos matices del existir habanero, que a lo largo de sus cinco siglos ha estado y está lleno de contrastes.
En esta ciudad cohabitan –a veces en el mismo contexto físico y espiritual– la desilusión con la esperanza, la plegaria con el choteo, la apatía con el emprendimiento, el sacrificio cotidiano con el disfrute de lo placentero y “Habaneros del Prado” aborda estos contrastes y tiene efectivamente un lado catártico, una carga de nostalgias y tristezas cuando expone desde el presente signos de pérdidas de valores sociales, éxodos , despedidas, deterioro de la ciudad. Es decir la imagen que propone no es una postal turística de La Habana. Al contrario: intenta explorarla en su inabarcable complejidad.
En la misma medida expone con orgullo sus valores patrimoniales, su profunda cultura acumulada y vital, visibiliza su belleza esencial y los valores humanos que a pesar de todo, sobreviven en la sociedad; celebra el sentido de pertenencia que permanece en muchos habitantes que se empeñan en cuidarla , en los profesionales y ciudadanos en general que batallan por impulsar proyectos de mejoramiento con un sentido cívico y transformador.
Y no faltan entre estas canciones algunas con tratamiento humorístico, un matiz también arraigado en la idiosincrasia habanera, que aligera un poco los desgarramientos y las carencias.
La propia vida del proyecto, que nació en 2018 y ha ido sedimentándose poco a poco a partir del trabajo de investigación, creación y proyección, me ha sorprendido al comprobar que más allá de los objetivos originales, es un proyecto que puede motivar y enlazar a distintas generaciones de habaneros residentes o no en La Habana, uniéndolos en un tema de interés común con una mirada llena de interrogantes y curiosidad.
Viéndolo desde la propia alianza de realización, de hecho entre mi hermano, el arquitecto Aníbal del Prado y yo, hay una diferencia de casi diez años, y el talentoso equipo artistico técnico que me acompaña en la producción del disco, en buena medida está compuesto por personas mucho más jóvenes que le han aportado su labor y sus vibraciones generacionales a ese repertorio.
De manera que esta confluencia de distintas edades puede irradiar hacia distintas edades en el público.
Solo ese detalle ya motiva a mirar hacia adelante con buenas energías.
Si fue posible materializar un proyecto de arquitectura y música, ¿quiere decir que podría ampliarse con otras disciplinas?
Por supuesto. “Habaneros del Prado” es un proyecto infinito donde caben múltiples expresiones artísticas e intelectuales en general, con independencia de estar anclado en hitos de la arquitectura y espacios urbanos de La Habana, como eje temático.
De hecho, este repertorio contiene en sus arcas inspiradoras, por ejemplo, mucho de literatura e historia; disciplinas que a través de la investigación alimentaron las canciones junto a los contenidos de arquitectura y urbanismo.
Lo más enriquecedor tras el estreno ocurre cuando otros profesionales desde su propia mirada se han insertado naturalmente al proyecto, por ejemplo el fotógrafo y periodista Kaloian Santos, que aportó generosamente una galería fotográfica muy elocuente a la Conferencia Concierto cuando se estrenó en La Habana en 2019 además de cubrir como periodista una presentación especial del proyecto en Buenos Aires en septiembre de 2022.
Pienso que “Habaneros del Prado” tiene también una potencialidad tentadora en el mundo audiovisual, en el campo de la sociología y en otras expresiones y especialidades que no se pueden predecir ahora mismo.
Nunca será un proyecto acabado porque está inspirado en una ciudad viva.
Habaneros del Prado
Habaneros del Prado que van apurados al Parque Central
Habaneros que vienen despacio buscando el olor litoral
Habaneros del Prado que pasan el túnel viajando a Alamar
Habaneros con rumbo al Vedado y al puente que da a Miramar
Habaneros que enseñan lenguaje de señas de acento local
e imitando pasillos cruzados Manzana de Gómez dirán
Habaneros del Prado, desfile de pueblo, cotidiano andar,
añoranza que habita en palabras de Dulce María Loynaz.
HABANERO, HABANERA
DE TODAS LAS RAZAS, DE CUALQUIER EDAD
SOBRE EL PRADO DEL TIEMPO
LE DEJAS TU HUELLA A NUESTRA CIUDAD
Habaneros etéreos y privilegiados por casta o azar
Habaneros ajenos a quien tiene menos y es profesional
Habaneros estigmatizados por dar diferente opinión
Habaneros que son maltratados por los habaneros de baja pasión
Habaneros que aportan en tanto soportan la equivocación
de habaneros que exigen en tanto desangran ciudad y nación
Habaneros ilustres que el brillo merecen por tanto ofrendar
Habaneros decentes que son marginados por un marginal
HABANERO, HABANERA…
Habaneros que acosan a todo extranjero al verle pasar
Habaneros gentiles que no han olvidado la hospitalidad
Habaneros del Prado ya desarraigados por pura elección
Habaneros que cargan su savia y raíz al subir al avión
Habaneros cordiales, espléndidos, francos, de cepa leal
cadenciosos, agudos , alegres , fraguados en lo espiritual
Habaneros del Prado que por su deseo quedaron aquí
transitando el Paseo que guarda la aurora del joven Martí.
HABANERO, HABANERA…
Letra y música: Rita del Prado La Habana, septiembre de 2018
Para el proyecto HABANEROS DEL PRADO (Compartido con el arquitecto Aníbal del Prado)