Cuando se le pregunta a Paul Johnson de qué manera se podrían superar los obstáculos que hoy entorpecen las relaciones comerciales y de negocios entre Cuba y Estados Unidos, su respuesta es sintética y contundente: “persistir”.
“Creo que la única vía es la persistencia. Tenemos que seguir insistiendo, seguir presionando por nuestros objetivos. No podemos esperar por otros ni ser negativos”, considera el presidente de la Coalición Agrícola EE.UU.-Cuba (USACC, por sus siglas en inglés), quien ha estado por estos días en la isla al frente de la delegación estadounidense que participó en la IV Conferencia Agrícola entre ambos países.
El evento, que reunió a productores y hombres de negocios de las dos orillas, pretendía explorar oportunidades y fortalecer vínculos en un sector que, aun con las prohibiciones y sanciones de Washington a Cuba y las marcadas diferencias políticas, ha sido una de las puntas de lanza en el acercamiento bilateral. No en balde, el lobby agrícola es uno de los más activos promotores de un mayor comercio y negocios con la isla, algo que las autoridades cubanas han reconocido públicamente.
La razón para tal persistencia es clara y Johnson la confirmó en un intercambio con la prensa: incluso con la excepción que posibilita la venta de alimentos a Cuba —siempre que el pago se realice en efectivo—, los agricultores estadounidenses están perdiendo posibilidades de acceso a un país vecino, que importa alrededor del 80 % de los alimentos que consume y que necesita atraer inversiones foráneas para revitalizar su golpeada economía y, en particular, su deprimido sector agroalimentario.
Parecía que la situación podía cambiar a raíz del deshielo impulsado en sus últimos compases por la Administración Obama, pero ocho años después no ha resultado así.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dio un vuelco a aquel esperanzador escenario, y tampoco con Joe Biden como presidente, y a pesar del interés declarado por varias autoridades —lo mismo demócratas que republicanos— y empresarios de diferentes estados, las barreras y las dilaciones permanecen.
“Estamos perdiendo oportunidades y estamos cansados de perderlas —comentó el presidente de USACC a la prensa—. Sabemos que hay desafíos y dificultades que enfrentar, pero también nuevas oportunidades. Cuba necesita más alimentos, importarlos y producirlos; incluso uno de los motivos de la actual oleada migratoria de cubanos tiene que ver con ese desabastecimiento, y nos sentimos frustrados, porque creemos que es algo que podemos solucionar desde Estados Unidos.”
“Sé que es algo duro ahora mismo, porque existen obstáculos políticos que hacen muy complejo poder avanzar, como incluir a Cuba en el listado de países patrocinadores del terrorismo, y, por otro lado, sabemos que la vida diaria de los cubanos es increíblemente retadora, difícil, y desde nuestro país podríamos contribuir a cambiar eso. Estoy tan frustrado por esta situación como muchos, pero no podemos renunciar, y tenemos que atender las oportunidades que existen, y seguir intentándolo”, añadió el empresario.
Trabajar de conjunto
Desde 2018 se han celebrado cuatro Conferencias Agrícolas entre Cuba y Estados Unidos, en las que, junto a su contraparte cubana, la USACC ha sido protagonista. La coalición, que reúne en sus filas a organizaciones agrícolas, empresas y productores estadounidenses, insiste en la idea de, a la par, presionar por sus objetivos en Washington, y fomentar el intercambio y el trabajo conjunto con los productores de la isla.
“Trabajando juntos podemos mejorar la situación”, opinó Johnson, para quien “la conexión entre ciudadanos de Cuba y Estados Unidos es la mejor esperanza para remover los obstáculos en las relaciones bilaterales”.
En esa dirección apuntó también la edición recién concluida, a la que asistió una comitiva de 14 hombres de negocio y agricultores de estados como Arkansas, Kansas, Luisiana, Indiana y Washington D.C., dedicados a la producción y comercio de alimentos como arroz, soya y huevos.
Según lo previsto en el programa, durante la conferencia los visitantes sostuvieron encuentros con productores, empresarios y autoridades cubanas. También visitaron granjas y mercados habaneros, y recibieron información de entidades oficiales como la Cámara de Comercio de Cuba y los ministerios de la Agricultura, la Industria Alimentaria y Comercio Exterior, sobre las más recientes medidas del gobierno cubano para el sector agroalimentario de la isla, así como las nuevas políticas y potencialidades de inversión, que incluyen a las cooperativas y los productores privados.
Conferencia Agrícola busca fortalecer los vínculos entre Cuba y EEUU
Aunque en la sesión inaugural de la conferencia Johnson no descartó que pudiera concretarse algún acuerdo o negocio —algo que, hasta el momento, no ha trascendido—, insistió en el valor de estos encuentros para “explorar oportunidades”, “construir confianza” y “profundizar en la comunicación”, así como para tener acceso de primera mano a la realidad y las transformaciones en marcha en la isla y luego compartir esa información con colegas y autoridades estadounidenses.
“Lo que buscamos es profundizar las relaciones, el entendimiento, la comunicación, que es el primer paso para avanzar. La comunicación siempre es muy necesaria para entendernos mejor y lograr lo que queremos —añadió. Este intercambio es muy provechoso e importante para nosotros, para poder contar con información y poder compartirla luego con otros empresarios y agricultores estadounidenses, y también a la hora de hablar sobre Cuba con nuestras autoridades, con nuestro gobierno”.
“En Estados Unidos tenemos que dejar de pensar a Cuba como un gobierno y empezar a verla como un país de más de 10 millones de personas, que necesita resolver problemas relacionados con la alimentación, con la producción agrícola y con otros temas, como los fitosanitarios, que nos son comunes, y que, además, busca crecer en el comercio y las inversiones. Si se entendiera así, creo que podríamos avanzar en la dirección que nos interesa y que es beneficiosa para los dos países”, sostuvo.
Mirando al sector privado
Para Paul Johnson y la USACC la paulatina apertura de la isla al sector privado, y la posibilidad de que empresarios extranjeros inviertan y se asocien a él abre una puerta promisoria para los productores de Estados Unidos. Por ello, ese es un elemento que estima esencial poner sobre la mesa de las autoridades de su país.
“Debemos transmitirle a nuestro gobierno que las oportunidades que existen hoy en Cuba son diferentes a las de hace siete años. Ahora hay un sector privado con el que podríamos negociar, y al que podemos apoyar. Esa es una idea que queremos amplificar en nuestro país, con la que pensamos volver y hablar con nuestro gobierno para brindar ayuda a ese sector privado”, comentó a la prensa en la conferencia.
Interrogado sobre cómo desde Estados Unidos se podría ayudar a los agricultores privados de la isla, Johnson no duda en señalar que, de contarse con las autorizaciones y regulaciones necesarias, esta aportación podría ser “en primer lugar bancaria, financiera, porque falta capital”. En este sentido, considera importante un respaldo político y regulatorio que facilite estas operaciones, en lugar de frenarlas.
“Somos capitalistas, invertimos en negocios privados en todo el mundo. ¿Por qué entonces no podemos hacerlo en Cuba?”, se preguntó el empresario, quien contó que incluso él mismo, como otros colegas suyos, está a la espera de una licencia de su gobierno para invertir en la isla. “Vamos a ver, yo creo que hay posibilidades”, afirmó.
No obstante, el presidente de la USACC va más allá de lo estrictamente financiero y resalta el valor del intercambio directo y la transferencia de know how. En su opinión resulta “importante promover la conexión entre productores de los dos países, para que podamos entendernos mejor, para que logremos conocer mejor lo que hace la otra parte y ver lo que le podemos aportar”.
“Una idea es que nosotros podamos seguir viniendo a Cuba a intercambiar con los agricultores y empresarios privados, a ayudarlos acá —reflexionó Johnson. Pero también creo que sería interesante invitar a productores cubanos a Estados Unidos, que puedan interactuar allá con nuestros productores, que puedan ver los métodos en que se trabaja en nuestro país, y que con ese conocimiento, con ese aprendizaje, puedan a su regreso ayudar a incrementar la producción local en Cuba”.
“Queremos incrementar el comercio y las inversiones en el sector agropecuario, porque eso es importante para ambos países. Pero también creemos que con know how podemos contribuir a incrementar la producción local en la isla y a que pueda resolver sus problemas en el sector agropecuario. Tenemos que hablar con nuestro gobierno sobre esto, y también insistir en este tema en Cuba, porque creo que el sector privado es un camino para avanzar hacia el desarrollo de nuestras relaciones”, concluyó.