Carmen Mola sabe que a la gente le gusta asomarse al terror desde la tranquilidad de su sillón y en su última novela vuelve a la exploración de la violencia, esta vez en la Cuba colonial, en una trama que retrata la esclavitud, un tema sobre el que España siempre ha querido “mirar hacia otro lado”, dice.
Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero son los tres escritores españoles que firman sus libros bajo el pseudónimo de Carmen Mola desde 2017. La misteriosa identidad fue descubierta varios años después, cuando ganaron el Premio Planeta 2021 con La Bestia.
Con ella iniciaron un proyecto de novelas sobre el siglo XIX, en el que era “inevitable” encontrarse con Cuba, una pieza clave en la historia española.
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El infierno (Planeta) es la última novela de los Carmen Mola, que sale publicada este jueves, un “thriller” histórico ambientado en la Cuba de 1868 y en el que los autores vuelven a su universo de maldad para retratar una época especialmente violenta, tanto en el Madrid del siglo XIX como en La Habana de la época.
Escenarios para la historia
La Habana es precisamente el lugar de la presentación a los periodistas de esta novela, una ciudad en la que recorrieron los escenarios que escogieron para su historia, y en donde explicaron los paralelismos entre las violencias que se vivieron en el levantamiento del ejército contra la reina Isabel II, que tiñó de sangre y muertos las calles de Madrid, y las experimentadas por el sistema esclavista en Cuba.
Su novela, en la que cuentan una serie de feroces asesinatos que siguen un rito ancestral africano, comienza con la huida a Cuba, tras verse envueltos en un homicidio involuntario en las revueltas de Madrid, de una bailarina llamada Leonor y Mauro, un joven estudiante. La primera, que se ve obligada a casarse con un millonario hacendado, descubrirá la tragedia de los esclavos de los ingenios azucareros, entre los que encontrará sorprendentemente al joven español.
Brasil y Cuba en la trama
Antonio Mercero destacó cómo “la literatura y el cine americano han hecho mucha revisión de su propia esclavitud y han generado muchísima ficción hablando de eso, mientras que a nosotros o no nos ha interesado o no hemos querido mirar ahí”. Y Agustín Martínez consideró que su novela es una aportación para revisar y abordar “esta lacra histórica”.
Brasil y Cuba fueron los dos últimos países en los que se abolió la esclavitud y “los españoles tendríamos que estar un poco arrepentidos de esa parte de nuestra historia”, aseguró Jorge Díaz: “hay muchas fortunas españolas basadas en la esclavitud y la reina Isabel II tenía intereses en el mercado de esclavos cubano”.
Y en 1812, “que lo tenemos como el colmo de la democracia”, muchos diputados iban a las Cortes a aprobar la Constitución con sus esclavos. “En España ha habido una relación con la esclavitud de mirar hacia otro lado”, sostuvo Díaz.
Y no solo fueron esclavos traídos de África, sino que en la Cuba de entonces hubo muchos esclavos chinos e incluso algunos españoles que procedían de Galicia y Asturias, un episodio en el que se basa una de las historias que se cuentan en la novela y que ideó el armador Urbano Feijoo de Sotomayor ante la escasez de esclavos africanos.
Campesinos gallegos y asturianos esclavizados
Se trataba de campesinos gallegos y asturianos que fueron engañados y llevados a las plantaciones de Cuba, donde fueron esclavizados hasta que el escándalo se conoció en España.
Es el caso de los protagonistas de la novela que “al llegar se dan cuenta de que esa sociedad que pensaban que era paradisíaca, entre la esclavitud y estos asesinatos, es el infierno. Ese infierno de Carmen Mola que queremos reflejar desde el título” del libro, explicaron.
Aunque los engaños de trabajadores que son esclavizados continúan en la actualidad, indicaron: “Siempre decimos que cuando uno está escribiendo una novela histórica, lo que más le gusta es descubrir que en realidad está escribiendo sobre la época actual y que muchas de las cosas que está contando en realidad siguen existiendo”.
Sus historias siempre están ambientadas en algún momento conflictivo porque “a la gente le gusta asomarse al terror desde la tranquilidad de su sillón” y sin que le salpique la sangre. “Y si escribimos una próxima novela, también buscaremos un momento en el que la sociedad no funcione”, aseguraron.
Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero fueron desgranando detalles de la Cuba de entonces mientras recorrían en La Habana Vieja el Palacio de los Capitanes Generales, la Plaza de La Catedral o el callejón del Chorro, encontrándose con una cultura que, dijeron, sienten muy cercana.
Carmen Naranjo/Efe/OnCuba.