La delegación cubana llegó este sábado en la tarde a 30 medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile , luego de conquistar otras seis preseas doradas entre la lucha grecorromana y el atletismo, dos de las disciplinas que más han contribuido al medallero de la isla.
Estas seis coronas reafirmaron a la comitiva antillana en la quinta posición de la cita multideportiva continental con 30 oros, 21 platas y 17 bronces, para un total de 68 medallas. Cuba tiene ahora seis títulos de ventaja respecto a Colombia, su más cercano perseguidor, aunque ya no le resta ninguna otra oportunidad de subir a lo más alto del podio.
Los cafeteros, en cambio, todavía tienen varias opciones de medallas para el domingo en el tiro con arco, el estilo libre del ciclismo BMX, los bolos, el golf, el kárate, el patinaje de velocidad y el squash.
De cualquier manera, Cuba hizo la tarea este sábado con un desempeño brillante del atletismo y la lucha grecorromana. En el Coliseo del Estadio Nacional Julio Martínez, la corredora Sahily Diago fue la gran estrella de la jornada con dos coronas en los 800 metros y en el relevo 4×400, dos pruebas que estuvieron separadas solo por hora y media.
Diago primero dominó los 800 con un notable remate sobre su coequipera Rose Mary Almanza, a la postre medallista de bronce. La nueva campeona de la doble vuelta al óvalo detuvo los cronómetros en 2:02.71 minutos, por delante de la uruguaya Deborah Rodríguez, plata con 2:02.88.
Las cubanas marcaron el paso de la carrera todo el tiempo, pero en el final Diago tuvo mucha más fuerza para sacar distancia respecto al resto de las rivales. Almanza (2:03.68), en cambio, se desinfló, perdió la punta y también la segunda posición.
Esto sucedió poco después de las seis de la tarde, solo una hora y media antes de que se lanzara la final del relevo largo, en el cual Diago y Almanza estaban inscritas como dos de las figuras de la posta cubana. Con el desgaste de los 800, no parecía posible que ellas lograran correr a plena capacidad en el 4×400, pero dejaron a todos con la boca abierta.
Almanza realizó una buena carrera en el segundo tramo después de un inicio muy lento de Zurian Hechevarría, que entregó última. No obstante, su compañera levantó hasta el tercer lugar y Diago consumó la remontada con un tercer parcial excelente. Del resto se encargó Lisneidy Veitía, quien conservó la distancia en la última vuelta para darle una medalla de oro a Cuba que no estaba en los planes, sobre todo después que el equipo perdiera por lesión a su líder, Roxana Gómez.
Con estas dos coronas, el atletismo cubano cerró su participación en los Panamericanos de Santiago de Chile con 18 preseas, divididas en siete oros, seis platas y cinco bronces, muy por encima de la cosecha de Lima 2019 (5-2-3-10).
La lucha grecorromana arrasa en Santiago
Los grequistas Daniel Gregorich (87 kilogramos), Gabriel Rosillo (97), Luis Alberto Orta (67) y Oscar Pino (130) conquistaron sendas medallas de oro y cerraron a todo tren la participación de la lucha en los Juegos, deporte que dominaron con un botín de ocho coronas, tres platas y tres bronces.
Gregorich, Orta y Pino solo permitieron un punto cada uno en sus tres combates y lograron seis victorias por superioridad, mientras Rosillo fue creciendo con la competencia después de un arranque muy exigente frente al hondureño Kevin Mejías.
Gregorich derrotó por su orden al chileno José Moreno, al dominicano Johan Batista y al venezolano Luis Avendaño, este último en una pelea revancha, pues el morocho lo superó en semifinales de los Panamericanos de Lima 2019. Ahora la historia fue diferente, aunque Avendaño vendió cara su derrota en un duelo de máxima exigencia.
Quien sí no dio margen fue Orta, titular olímpico y mundial. El capitalino arrasó contra el ecuatoriano Andrés Montaño, el cubano-chileno Néstor Almanza y el colombiano Julián Horta. Veloz, poderoso y muy contundente se vio al cubano, que mejoró su bronce de Lima 2019 y se confirmó como uno de los mejores peleadores de la isla en la actualidad.
Por su parte, Pino ganó la división superpesada con cierta tranquilidad. Su combate más exigente fue en el estreno contra el cubano-chileno Yasmany Acosta, a quien derrotó con cerrado marcador de 3-1. Después el habanero no dio margen a las dudas frente al brasileño Eduard Soghomonyan y al estadounidense Cohlton Schultz, rendidos sin poder marcarle ni siquiera un punto.
También escaló a la cima el santiaguero Gabriel Rosillo, aunque en su caso estuvo caminando por la cuerda floja en la presentación inicial contra el hondureño Kevín Mejías. El rival centroamericano exigió al máximo al campeón del mundo, que estuvo debajo por margen considerable, pero se recuperó y dio la vuelta a la pizarra.
Tras esa alerta, Rosillo prendió los motores y sacó de circulación al dominicano Carlos Adames, al estadounidense Josef Rau y al venezolano Luillys Pérez, todos ellos derrotados por superioridad.