El equipo de defensa de Donald Trump concluyó su labor este martes. Los abogados defensores no lo llamaron para testificar en su propia defensa, una opción legal muy arriesgada que nunca pareció probable, pero que Trump mencionó como una posibilidad en muchas de sus diatribas públicas sobre el juicio.
Los argumentos finales están programados para comenzar el 28 de mayo, después del feriado del Día de los Caídos.
En este juicio histórico, los fiscales acusan a Trump de 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales. Por lo general, ese delito se imputa como un delito menor, pero puede elevarse a grave si los registros fueron falsificados para promover otro delito.
Los fiscales argumentan que el otro delito en este caso fue violar la ley electoral estatal 17-152: conspiración para promover o impedir una elección. Esa ley tipifica como delito cuando dos o más personas “conspiran para promover o impedir la elección de cualquier persona para un cargo público por medios ilícitos”.
Los fiscales han dicho en el tribunal que los “medios ilegales” en cuestión en el caso de Trump fueron una violación de la ley federal de campaña, lo que significa que los cargos contra el ex presidente son en realidad un proceso de tres pasos.
El testigo clave contra Trump, su ex abogado Michael Cohen, ha dicho que pagó 130 000 dólares a la actriz de cine porno Stormy Daniels en octubre de 2016 para evitar que hiciera pública su afirmación de haber tenido una noche de sexo con Trump años antes.
Cohen dice que Trump le reembolsó el año siguiente en pagos disfrazados de anticipo legal. Esas transacciones, según los fiscales, constituyen registros comerciales falsificados.
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