En otra crónica de una guerra anunciada, Israel informó haber atacado más de 1 300 objetivos del movimiento Hezbollah en el sur y el este de Líbano.
Preliminarmente, los bombardeos dejaron 356 muertos, incluyendo 24 niños y 42 mujeres, y más de 1 240 heridos, según el más reciente balance del Ministerio libanés de Salud citado por la agencia francesa AFP.
Igualmente, el ejército israelí anunció un ataque en Beirut que, según una fuente próxima a Hezbollah, iba dirigido contra el comandante Ali Karake, número tres del grupo islamista, quien resultó ileso y se halla en un “lugar seguro”.
“Es una catástrofe, una masacre”, declaró a AFP Jamal Badran, médico del hospital del Socorro Popular en Nabatiye, una ciudad del sur de Líbano.
“Los bombardeos no paran, nos han bombardeado mientras trasladábamos a heridos”, contó. Presas del pánico, miles de familias huyeron de las zonas bombardeadas, narró el medio de prensa.
El primer ministro de Líbano, Najib Mikati, denunció un “plan de destrucción” contra su país, y llamó a la ONU y a los “países influyentes” a “disuadir” al Gobierno israelí de esta “agresión”.
Por su parte, el ministro libanés de Salud, Firass Abiad, dijo en conferencia de prensa en Beirut que los ataques aéreos previos alcanzaron hospitales, centros médicos y ambulancias.
El Gobierno ordenó el cierre de escuelas y universidades en la mayor parte del país levantino y empezó a preparar albergues para las personas desplazadas del sur.
Blancos de Hezbollah
Por su parte, Hezbollah prosiguió este lunes el lanzamiento de misiles contra almacenes de armas ubicados en la base de Nimra y la sede del batallón de misiles y artillería en el cuartel de Yoav, unidades ubicadas en la región norte de Israel, según contó el corresponsal de Al Mayadeen, una cadena panárabe de televisión.
La fuente indicó que, a su vez, el grupo resistente bombardeó con decenas de misiles el cuartel general de la Legión del Norte en la base de Ein Zeitim, los complejos industriales militares de la empresa Rafael en la zona de Zvulun, al norte de la ciudad de Haifa, cuyos suburbios también sufrieron la explosiones de drones suicidas, y la base y el aeropuerto de Ramat David.
Asimismo, medios israelíes señalaron el sonido de sirenas en el norte de Cisjordania ocupada, a unos 200 kilómetros de la frontera libanesa, en la prisión de Al-Jalama, así como en las colonias de Kriot, Yokanam y en Afoula.
Según el corresponsal militar del sitio web hebreo Walla, Hezbollah está ampliando el alcance de lanzamiento de cohetes hasta 120 kilómetros.
El Canal 12 hebreo reflejó la caída de cohetes en los Altos del Golán sirio ocupado, en Kadita, Birya, Elkaim, Tivon y la zona industrial de Yokneam, además las sirenas sonaron en Galilea Central, al oeste del lago Tiberíades.
Ofer Levy, un funcionario de aduanas de 56 años, vecino de Kiryat Motzkin, en el norte de Israel, se quedó a la prensa diciendo que “ningún país puede vivir así”.
Más de 80 000 israelíes han tenido que evacuar de sus casas en los poblados del norte del país hebreo ante los constantes cañoneos de Hezbollah.
Los duelos de artillería entre la milicia libanesa y el ejército israelí se multiplicaron a partir de la semana pasada, cuando los servicios secretos israelíes lograron explotar miles de bíperes y walkies-talkies utilizados por miembros de Hezbollah, que dejaron 39 muertos y casi 3 000 heridos en bastiones del grupo islámico en Líbano.
En ese contexto, el ex director de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, de Estados Unidos, Leon Panetta, calificó esas mortíferas explosiones como una forma de “terrorismo”.
“No creo que haya ninguna duda de que es una forma de terrorismo”, determinó Panetta en el programa CBS News Sunday Morning.
“Esto va directamente a la cadena de suministro”, añadió. “Y cuando hay terror en la cadena de suministro, la gente se pregunta: ¿Qué diablos sigue?”, manifestó el también Secretario de Defensa durante la administración de Barack Obama.
Reacciones internacionales
El canciller iraní, Seyed Abás Araqchi, afirmó este lunes que Irán no será indiferente ante la agresión del “régimen sionista de Israel contra el Líbano” y negó enfáticamente un informe de algunos medios occidentales que citan al presidente iraní, Masud Pezeshkian, manifestando a la prensa en Nueva York la disposición de Teherán de reducir la tensión con Israel.
“El señor Pezeshkian nunca ha hecho tales declaraciones”, dijo airado el jefe de la diplomacia iraní.
Araqchi añadió que el presidente persa ha puesto de manifiesto que los crímenes del régimen israelí, incluido el asesinato del jefe de la oficina política de Hamás, Ismail Haniya, en Teherán, capital iraní, no quedarán sin respuesta, la cual se implementará a su debido tiempo.
Entretanto, el presidente estadounidense, Joe Biden, reiteró este lunes que está “trabajando para lograr una desescalada”.
En una primera movida, el Pentágono anunció este lunes el envío de un pequeño contingente de tropas estadounidenses para reforzar su presencia en la región. Estados Unidos cuenta en la zona con cerca de 40 000 militares.
Por su lado, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró “muy preocupado por la escalada de la situación y por el gran número de víctimas civiles, incluidos niños y mujeres”, según su portavoz, Stéphane Dujarric.
Otro actor fundamental en la región, Egipto, solicitó el lunes la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU, Iraq pidió una reunión urgente de los países árabes coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas y Turquía acusó a Israel de querer provocar el “caos” en la región.
En paralelo, el Gobierno de Iraq anunció el establecimiento de un puente aéreo y terrestre para entregar ayuda y aliviar el sufrimiento de los ciudadanos de Líbano, con suministro de combustible para abastecer a los hospitales e instituciones de servicio en Líbano.
El intercambio de fuego entre Israel y Hezbollah comenzó en octubre pasado, después del ataque de Hamás contra Israel y el inicio de la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza que ha provocado la muerte a cerca de 42 000 palestinos.